—Bueno, no voy a dejar el colegio. Puede festejar que logró impedir que el alumno más problemático se descarrilara. Con permiso.
Estaba por darse la vuelta, pero…
—Yo no creo…
—Ya sé. Pero puede decírselo al rector. Tengo que ir a clases, profesor.
Era su alumno, ¿no?. Entonces, debía comportarse como tal y empezar a no dejarse llevar por sus sentimientos.
Bruna no estaba con ellos, se había ido, dejándolo solo con Gabriel a propósito. Ya iba a ver esa mocosa, pensó Renato, mientras se alejaba del ojiverde, quien se lo quedó mirando con el corazón haciéndose pequeño en su pecho.
***
Renato se pasó toda la mañana con Ángela. Ella le pasó lo que habían visto el día anterior, lo ayudó con un par de cosas, se besaron un poco. El chico buscaba en esos besos algo que no encontraba, pero creía que era porque Gabriel estaba fresco en su mente todavía, como también las manos agarradas, el perfume que se había puesto, sus ojos verdes mirándolo por el espejo retrovisor y… Mejor que se concentrara en Ángela. No le fue tan difícil olvidarse de Andrés, con Gabriel tenía que pasar lo mismo.
En el último recreo, encontró a su hermana saliendo del baño de mujeres cuando él se acercaba al de los hombres.
—¿Te digo algo? —le dijo Bruna, mientras lo agarraba del brazo para que no siguiera avanzando. Renato la miró curioso—. Me parece que a alguien le gustó el beso.
—Y sí. Me gustó el beso. Mucho. ¿Está bien? ¿Qué querés que te diga?
Bruna largó una risita.
—Ya sé. Pero no me refería a vos.
Renato empezó a reírse con sarcasmo en cada “ja" falso.
—Cóntate otro.
Bruna lo soltó y se encogió de hombros. Luego, los dos siguieron camino.
Gabriel fue a la casa de Lucía aquella noche. Extrañaba a Chiara y tenía la sensación de que era el único motivo. Estando en la casa, se sentía extraño, ya no era el mismo, ya no era lo mismo. Ni siquiera la ayudó a cocinar, como solía hacer. Se la pasó todo el rato con la pequeña.
Mientras Lucía estaba en la cocina, preparando variadas ensaladas, Gabriel y Chiara se movían al ritmo de “Los animales de la granja”.
Sus sentimientos ya no eran los mismos. Lucía había cambiado. Ya no reconocía su voz, su manera de hablar, su risa, sus ojos. Era verla, escucharla y ver a otra persona, a una desconocida. Su manera de mirarla era distinta. Ella ya no le transmitía nada.
Lo asustaba sobremanera toda la situación, pero no podía seguir así. No quería estar más con Lucía, pensaba con todo el dolor del mundo. Pensaba en cuánto podría dolerle y en que las cosas no irían a ser lo mismo con Chiara. Pero tampoco podía retenerla a su lado por los motivos equivocados. Ninguno iría a ser feliz si seguían juntos.
—Quiero hablar con vos —le dijo Gabriel en un momento, en la cena, mientras le daba de comer a la nena, que estaba sentada a upa de él.
Estaban ante la mesa del comedor-living y los adultos ya habían terminado de comer.
—¿Ahora, amor? —Preguntó Lucía y señaló con la cabeza a la pequeña.
Tenía razón, por lo que esperó al momento en que la acostara. Pero Lucía se había acostado con Chiara también y se había quedado dormida.
No quiso despertarla y salió para su casa.
El miércoles, Ángela y Renato entraron abrazados al salón. Sus compañeros los cargaban jugando, salvo Athié que los miraba serio.
Cuando Gabriel apareció, unos quince minutos más tarde, en el momento en que la preceptora estaba por salir del aula, la saludó a la preceptora y empezó a acomodarse en el escritorio. La valija la colgó en la silla después de sacar unos papeles. Mientras tanto, los chicos hacían un poco de barullo, algo habitual. Cuando alzó la cabeza para callarlos, vio a Renato agarrando de las mejillas a Ángela y mirándola de cerca. Trató de dejarlo pasar, y entonces, una mano de Ángela se apoyó en el cuello del castaño.
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Chico problemático // Quallicchio
Romance-Repitió segundo y cuarto. Golpeó a sus compañeros en varias ocasiones. Y una vez golpeó a un profesor. -¿Le preguntó por qué hizo eso? -quiso saber Gabriel. -¿Y por qué iba a ser? Causar problemas es su afición. Quattordio es un chico problemátic...
