Epílogo

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Epílogo

🛸☄🎈⚽️

—Ayuda.

    Renato intentaba salir del cuarto de Gabriel con el disfraz de meteorito. Era de goma espuma, pero bastante ancho (tenía como un aro debajo que lo hacía así, por lo que no pasaba por la puerta).

      Gabriel, que terminaba de hacerle una trenza cosida a Chiara, lo miró. Renato rebotaba contra el marco de la puerta y se iba hacia atrás por el empuje. Había sido más fácil llevarlo en su bolsa que puesto, como se lo había dado la vecina de Gabriel, que amablemente se ofreció a realizar el disfraz… Vayan a saber cómo lo había hecho.

     Ante eso, el ojiverde rio en una carcajada, tirándose hacia atrás. La nena también rio, tapándose la boca con ambas manos. Los dos estaban sentados a un lado de la mesa ratona, en el piso.

—Está bien, ríanse, ríanse.

      Movía para un lado el disfraz, pero se hacía más grande el otro. Tuvo que inclinarse a un costado y pasar de esta manera mientras apretaba el aro desde adelante, lo que hacía que se agrandara en la parte de atrás, por lo que casi quedaba otra vez trabado. Tuvo que caminar con esfuerzo, e hizo tanto, que el disfraz se deslizó de una manera que lo hizo trastabillar y casi caer, pero al menos ya estaba fuera del cuarto.

      Gabriel y Chiara volvieron a reírse.

—Qué sinvergüenzas —se hizo el enojado Renato, todo rojo. Los miraba de reojo y se cruzaba de brazos. Las arruguitas en el entrecejo a la orden del día.

       Gabriel había puesto a Chiara un vestido plateado metalizado (debajo llevaba unas calzas grises), una vincha con dos resortes que simulaban ser antenas con una bolita plateada en cada punta y le había hecho una trenza cosida con cintas plateadas.

     Era domingo veintisiete de octubre de dos mil diecinueve. En la semana fue el cumpleaños número cuatro de Chiara y quisieron festejarlo disfrazándose de los personajes del libro de cuentos de La chica Supergaláctica.

—Uh, Meteorito está chinchudo —le dijo Gabriel a Chiara—. Algo tenemos que hacer. —Entonces, se puso de pie—. Vení.

     Y ambos se acercaron a un Renato que los miraba de reojo,  con los brazos cruzados, y unas arrugas en la frente.

    Gabriel se le acercó, lo agarró de la cara y aplastando la goma espuma se fue contra él y lo besó. Mientras, Chiara le rodeaba las piernas con los brazos y su cabeza se apoyaba casi en la parte de abajo del disfraz.

—Gabriel, quisiera saber cómo voy a ir al baño con esto —preguntó Renato después del beso.

    Gabriel rio. Las arrugas se le formaron otra vez al chico.

    Chiara lo dejó de abrazar, retrocedió unos pasos y lo miró.

—¿Y por qué es tan grande? —Siguió hablando el castaño.

    Chiara no dejaba de mirarlo, parpadeando. Renato era una piedra. Tenía un gorro y unas pantuflas que simulaban también ser parte del meteorito.

    La pequeña lo vio triste, aunque solo jugaba con Gabriel porque quería que lo besara de nuevo, pero eso no lo sabía, por lo que se le acercó y lo agarró de la mano. Eso hizo que el chico la viera y notara que lo miraba.

—¡Ehh…! —sonrió Renato—. ¡La chica Supergaláctica! ¿Quiere jugar con este Meteorito torpe?

—¡Sí!

    Gabriel aprovecharía que iban al comedor porque la pequeña quería dibujar para ir a su habitación a vestirse de un hombre del espacio, con un traje entero también plateado y con unas “antenitas". Pero esperó a que llegaran sanos y salvos al lugar mientras  se reía del intento de Renato por caminar y no tirar nada.

Chico problemático // QuallicchioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora