Capítulo 2

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-          ¿Qué tal, compañera? ¿Tienes hambre?

Con una radiante sonrisa fraguada en el rostro, Kara arrojó un lote de heno por encima del corral de los caballos y se sentó en la verja de un solo salto, acariciando la cabeza de Alura, su yegua, a quien había nombrado en memoria de su madre. El enorme animal, al girar uno de sus lustrosos y cristalinos ojos caoba hacia ella, relinchó como si tratase de responderle, golpeó un par de veces el suelo con el casco derecho delantero y movió la cabeza de arriba abajo como si asintiera antes de prenderse del heno. Kara soltó una risa y rascó su pelaje beige claro.

-          Eso pensé- Sonrió de lado y soltó un suspiro-. Ojalá pudiésemos salir a dar una vuelta hoy... o al menos en esta década. Podré avisarte con más exactitud cuando mamá acabe de decidir la extensión de mi castigo...

-          Un castigo bien merecido, ya que lo mencionas...

Sorprendida y entusiasmada ante la voz que acababa de alzarse a su espalda, Kara se giró sobre sí misma, bajándose de la verja,  y recorrió los seis metros que la separaban de su hermana en menos de un segundo.

-          ¡Alex!- Exclamó antes de detenerse justo delante de ella y abrazarla.

La otra joven soltó una risa y la abrazó por igual. 

-          Veo que no te puedo dejar sola por mucho tiempo- Comentó-. Ya hasta has comenzado a hablarle a los caballos... 

Kara se apartó enseñando los dientes en una amplia sonrisa y puso los brazos en jarras.

-          Te he extrañado...- Dijo-. Todos creímos que vendrías para Día de gracias éste año...

-          Surgieron... complicaciones- Contestó Alex, rascándose el cuello y esbozando una sonrisa un poco torcida.

La otra alzó una ceja. Al hacer tal afirmación, hubo una variación casi imperceptible en las pulsaciones de su hermana, lo que decía más del asunto que lo que sus palabras y actitud habían dejado entrever. Sin embargo, Kara decidió no preguntar al respecto. Por las malas tuvo que aprender que algunas de sus habilidades podían llegar a resultar una intromisión poco agradable en ciertos casos...

-          ¿Y cuánto te quedarás?- Optó por inquirir.

Alex torció la cabeza.

-          Tengo el mes libre.- Su hermana curvó los labios con alegría; expresión que desapareció cuando, achicando los ojos y apoyando las manos en las caderas, la joven agregó;- Así que podré vigilarte para que no andes haciendo cosas raras durante la noche...

Kara torció los labios ante la primera señal de un inminente reproche. Ciertamente lo había estado esperando desde que Alex apareció, pero creyó que habría un poco más de tiempo para ponerse al día o para desplazarse por terrenos más llanos previo a iniciar lo que, la mayoría de las veces, acababa en una discusión acalorada en la que los argumentos de ambas parecían estrellarse y rebotar contra un muro de concreto impermeable posicionado justamente en medio de ellas.  

-          ¿Mamá te habló de eso?

-          Aunque no me hubiese dicho nada, la nueva mancha está en todos los periódicos de la zona, así como en los de varios otros estados...

La más joven adoptó un aire de inocuidad.

-          ¿Y qué tiene de malo? Ni siquiera he dejado que me vean el rostro...

-          Eso no viene al caso. ¿No hablamos ya de la paciencia, Kara? Cuando seas mayor, podrás hacer lo que se te dé la gana, pero por ahora...- Alex se interrumpió y desvió los ojos hacia un lado.

Nuevos Comienzos- SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora