Capítulo 10

3.5K 378 5
                                    

    Kara aterrizó en el campo con una potencia abrumadora, quedando enterrada bajo kilos y kilos de rocas y tierra, a un par de metros por debajo de la superficie.

    Tan rápido como fue capaz de recuperarse, salió de su sepulcro y dirigió una mirada hacia la luz brillante en el cielo, apretando los puños y despegando en su dirección.

    Chocó fuertemente con el cuerpo de su rival, sin siquiera sentir la onda expansiva que su colisión produjo.

    El monstruo recibió sus golpes sin evidenciar el más mínimo rastro de afectación. Se hecho, parecía divertido ante los esfuerzos vanos de Kara por hacerle mella.

    La situación transcurrió de la misma forma durante un rato, hasta que el ser decidió dejar de jugar, tomó la capa de la joven y la reboleó para mandarla a estrellarse nuevamente contra la superficie terrestre, a unos cuantos kilómetros de allí.

    Kara se puso de pie aturdida desde dentro del montón de escombros, jadeando en busca del aire que le faltaba. ¿Qué era esa cosa? ¿Por qué parecía no poder dañarlo de ninguna forma?

    Tenía que pensar rápido, pues tal como estaban las cosas, no podría frenarlo antes de que pudiese llegar a Lena.

    Despegó mientras trataba de elaborar alguna clase de plan. Según parecía, la criatura era tan indestructible como ella, pero debía existir algún modo de derrotarla, o al menos imposibilitarla.

     Voló hacia el lugar sin premeditación alguna. Lo único respecto a lo que estaba convencida era que ella era la única que se interponía entre su amiga y la bestia, por muy insignificante que fuera su ayuda.

    Escandalizada, se dio cuenta de que el ser ya estaba parado a la entrada de la mansión.

    Sin perder tiempo, aceleró y lo tomó por un brazo, lanzándolo lejos tal como él había hecho con ella.

    Tras eso, siguió su trayectoria, dándole cuantos golpes era capaz de darle. En un momento, su rival se detuvo, y para Kara se sintió tal como chocar contra un muro del más duro de los concretos.

    La criatura la tomó por el cuello y la inmovilizó, elevándola sobre su cabeza.

- Pequeña lagartija...- Gruñó, apretando aún más el agarre y dejándola sin aire-. ¿Tantas ganas tienes de que acabe contigo?

    La joven no era capaz de decir nada.

- Pues bien- Siguió la criatura con su voz rasposa-. Acabemos con esto de una buena vez.

    Sin decir más, dio a Kara una serie de fuertísimos golpes en el vientre, soltándola y finalizando con un potente puñetazo en las costillas que volvió a mandarla al cielo.

    La joven aterrizó como si su cuerpo hubiese estado compuesto por una estrella enana compactada.

    Trató de levantarse del precipicio que se extendía a su alrededor, pero sus extremidades a duras penas le respondían. El dolor era insoportable, y una vez que consiguió ponerse de lado, tosió un par de veces, viendo el pequeño charco de sangre que tras esto se había formado en el suelo.

    La criatura bajó pesadamente del cielo, andando hasta ella y volviendo a tomarla por el cuello.

- Nunca ha dejado de sorprenderme la bravura de los kryptonianos- Confesó-. Y tampoco su estupidez. Son como una plaga de ratas desquiciadas.

    Kara apretó los dientes y lo miró con furia.

- No debería sorprender a nadie que al final se hayan extinguido- Tras decir eso, le lanzó un nuevo golpe que la mandó en dirección a la bóveda celeste, que comenzaba a aclarar por la cercanía del amanecer.

Nuevos Comienzos- SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora