Capítulo 17

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Amelia sacudió una mano frente a los ojos de Kara, buscando llamar su atención.

-          ¿Hola? ¡Tierra llamando a Kara!

La rubia ladeó la cabeza de repente, volviendo la vista, que estuvo hasta entonces fija en la pared de en frente, hacia su mejor amiga.

-          ¿Hum?

-          ¡Que despiertes de una maldita vez!- Exclamó Amelia, de mal humor. Había estado hablando sola durante la mayor parte del día- ¿Qué diablos pasa contigo? ¿Acaso estás enamorada?

-          ¿Enamorada?- Repitió Kara mecánicamente. Luego entendió-. ¡No! Enamorada no... ¿pero q-qué dices?

Amelia rodó los ojos y cerró su casillero.

-          Quien sea, te tiene bien boba, amiga mía.

Kara se apresuró a alcanzarla en el pasillo, acomodándose el bolso sobre el hombro.

-          Son cosas tuyas...- Le dijo.

-          Mjmm... ¡Venga, Danvers! Que no nací ayer... Está bien que no quieras decírmelo. Total, ni que fuésemos mejores amigas...

La rubia la tomó por el brazo, ignorando su mohín.

-          Quiero decírtelo, Mel... Pero ni siquiera estoy segura al respecto. Esto... Esto me tiene mal. Tengo la cabeza hecha un trompo. No puedo pensar en ninguna otra cosa, no puedo concentrarme... Y estoy aterrada. Nunca había sentido tanto miedo. Es casi como...

-          Okey, aguarda- Amelia la tomó por los hombros-. Respira. Eso es- Miró a su alrededor, agarrando la mano de su amiga y guiándola hacia el final del pasillo.

Ingresaron en la sala del periódico escolar, que estaba vacía, y la castaña trancó la puerta.

-          Cuéntamelo.

Kara se quedó helada durante un par de segundos. Luego inspiró hondo, llevándose las manos a la cabeza, y recorrió el espacio entre las mesas repletas de carpetas y papeles de lado a lado. Una sensación agria se había filtrado en su estómago, las manos le sudaban y su corazón latía aceleradamente.

Por primera vez en su vida, tuvo verdadero temor de confiarle algo a Amelia. Desde que eran niñas y, por sobre todo, desde que la otra descubrió su secreto, lo habían compartido todo; lo bueno y lo malo, lo irrelevante y lo relevante. Era como su segunda hermana; su persona de más confianza.

Pero ahora era distinto. Kara temía que, de hablar respecto a aquello acerca de lo que había cavilado durante todo el día, las cosas cambiaran entre ellas. Por sobre todo lo demás, la horrorizaba la idea de que Amelia fuese a verla de otra forma a partir de entonces.

Tuvo la sensación de haberse extirpado las palabras de lo más hondo del cuerpo; de haber tenido que tomarlas con una pinza y arrancarlas del rincón donde se habían atrincherado cobardemente. Pero lo hizo. Lo soltó; consiguió traspasar el prieto nudo en su garganta que le había impedido hablar hasta el momento.

-          Creo que podrían gustarme las chicas.

Lo dijo todo de una vez; de forma monocorde y casi incomprensible. 

Amelia la siguió mirando expectante durante unos momentos, como si estuviese esperando a que siguiera. Después, al ver que no continuaba, se cruzó de brazos y se recostó contra el escritorio donde se hallaban los ordenadores.

-          ¿Era solo eso?- Preguntó, como minimizándolo.

Kara asintió, frunciendo el ceño ante su reacción.

Nuevos Comienzos- SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora