Capítulo 61

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-          ¿Pero qué diablos le sucede a Kara?- Le gritó Amelia a Alex desde su posición al resguardo detrás de un trozo de muelle tumbado.- No puede ser solo Kryptonita roja... Ella jamás intentaría hacerle daño a Lena...

El cielo rugía como una bestia enfurecida mientras Kara y Lena se atacaban mutuamente. Hasta entonces, la morena no había llegado a recibir ningún golpe directo, si bien no fue porque su contrincante no lo hubiese intentado. La cuestión había adquirido una seriedad acongojante para los espectadores. Alex temía por su sobrina no-nata y la madre de esta, y concordaba con Amelia en que, aún bajo el efecto de la Kryptonita roja, que había desinhibido a Kara en el pasado, no habría existido posibilidad alguna de verla arremeter con tanta furia en contra de su esposa embarazada.

-          Winn está analizando lo que recogimos del agua y de la explosión- Dijo-. Puede que tengas razón.

-          ¿Y no tienen algún dardo con kryptonita o algo por el estilo?- Inquirió Amelia.- Ya sabes, para desearle las buenas noches antes de que haga algo de lo que podría arrepentirse. 

-          Solo balas. Y no podemos utilizarlas. Son tóxicas para Lena y el bebé.

Amelia se mordió el labio y miró al cielo. Kara estaba suspendida e inmóvil a menos de un metro de Lena, que tenía la mano levantada hacia ella. Esta última parecía estarla sometiendo a alguna especie de fuerza invisible que la otra joven se veía incapaz de combatir.

-          Tienes que reaccionar, Kara- Dijo Lena con voz suplicante-. No eres tú la que hace esto.

Su oponente soltó una risa burlona.

-          Me parece tan patético- contestó- que aún con todo ese poder que albergas necesites de mí para defenderte...

Lena endureció la quijada.

-          Quiero ayudarte...- Dijo casi en un susurro-. Quiero que vuelvas a mí.

-          ¡Já!- Se mofó la otra-. Ahora veo todo con mayor claridad- Curvó los labios con socarronería-. No te necesito. No necesito a nadie. Los seres humanos, todos ustedes, son unos ridículos. Tan sentimentales, tan débiles... ¿de qué diantres te servirá el amor? ¿Por qué querrías atarte a un ser tan frágil, tan cobarde e inútil? Tal vez tu Kara te ama. Yo no siento nada por ti. Te veo y solo quiero arrancarte el corazón del pecho y destrozarlo. Después de todo- rió-, técnicamente es mío, ¿no es cierto?

Lena apretó los dientes. No podía dejar que aquellas palabras la afectaran. Estaría perdida si abría paso al dolor; ese que intentaba rechazar con toda la lógica a la que era capaz de echar mano. Conocía a Kara. No se sentía así. Jamás habría utilizado esas palabras. Algo debía haberse metido en ella; turbado su conciencia, nublado su juicio y cambiado todo su ser.

-          Kara, escúchame-trató de endurecer la voz, que evidenciaba de vez en cuando algunos atisbos de irremediable alteración-. Necesito que reacciones. Recuerda todo lo que hemos vivido... No puedes simplemente hacerlo a un lado.

Hubo un reflejo de vacilación en el rostro de Kara, pero se esfumó más rápido de lo que había aparecido, siendo substituido por una mueca afilada.

-          No pienses que puedes hacerme creer que te debo algo, humana mediocre. Te equivocas, y mucho.

-          Sé que no me harías daño- Opinó Lena.

-          ¿Tan segura estás?

Kara inhaló una profunda bocanada de aire y exhaló su aliento helado. La otra joven achicó los ojos y aflojó la presión, oportunidad que la kriptoniana no desaprovechó en lo absoluto. Tomó a Lena y se la llevó lejos, hacia un terreno abandonado donde la tierra era rojiza y polvorienta. La morena aterrizó y rodó unos metros, raspándose la piel sensible con el suelo duro y repleto de pedregullo. Se incorporó enseguida, adolorida, y levantó la mirada hacia Kara, que la tomó por el jersey dominguero que traía puesto y volvió a arrojarla, esa vez contra una estructura metálica que habría sido, en mejores tiempos, parte de una fábrica de textiles.

Nuevos Comienzos- SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora