El sol en Temiscira brillaba y se adhería a la piel tan violentamente como en un mediodía de verano. El mar turquesa resplandecía y el cielo sobre su superficie yacía por completo despejado.
Kara entrelazó sus dedos con los de Lena mientras atestiguaba el análisis que llevaba a cabo la vieja Konumu, que tenía una mano apoyada sobre la frente de la morena y otra sobre su vientre.
El canal que las unía no se había vuelto a cerrar desde la noche anterior, por lo que las sensaciones, emociones y atisbos de pensamiento ajenos seguían llegándoles de la misma forma que en un principio. Habían descubierto, además, que al tocarse su conexión se hacía más clara, profunda y estable, como si en cada ocasión, el alma de cada una se partiese por la mitad y hallase refugio en el cuerpo de la otra, sin llegar a desprenderse del todo cuando tomaban distancia.
Lena le dio un pequeño apretón al agarre de Kara y trató de enviarle una señal tranquilizadora al percibir el nerviosismo que emanaba de ella al ver trabajar a Konumu. De la misma forma, notó cómo la rubia absorbía esa señal y la interiorizaba, intentando hacerla suya. Habían estado intercambiando de esa forma durante horas, y en el escaso período en que pudieron dormir, sus sueños se entrelazaron sin dejarles saber si eran los de una o los de la otra.
Los ojos de la anciana atlante estaban ausentes como antes y sumidos en un gesto de abstracción. Su frente y entrecejo mostraban las arrugas propias de un proceso de evidente concentración.
- Sí, creo que lo entiendo- Proclamó, apartándose de Lena y devolviendo su expresión a la normalidad-. Bien, pequeña. El poder se despliega en tu cuerpo; se hace visible y algo más comprensible que antes. ¿Habías podido percibir el foco de alguien más? Tal vez el de un animal, o el de las plantas... Aunque sea efímeramente.
Lena ladeó la cabeza, bajándose del banco de piedra donde había estado sentada para su revisión.
- De acuerdo. Luego de mi diagnóstico anterior, me esperaba que esto pudiese suceder.- Konumu se descolgó el desvencijado bolso de tela que traía al hombro y lo apoyó en la superficie de piedra, comenzando a revolver su interior-. Tu fusión con el espíritu que habitaba el Códex, de la misma forma en que te otorga una sensibilidad sin igual para conectarte con el foco de la tierra, fortalece tu conexión con el resto de los focos que te rodean- sacó de su liviano equipaje dos piedras redondas, pulidas y de un lila casi transparente-. Habría sido inconcebible que no los percibieras llegado cierto punto, y lo más seguro es que las veces en que alcanzaste el estado de poder; el estado espiritual en el que pierdes por completo el control sobre tus acciones, hayas sido capaz de llegar a cada foco a tu alrededor y aún a kilómetros y millas de distancia.
Lena titubeó.
- Pero ahora no puedo alcanzar ningún otro. Solo el de Kara...
- Es lógico que así sea- Contestó la anciana-. Tu lazo con ella es mucho más estrecho, y tiene otra fuente que no es física ni psicológica. Probablemente, cuando aprendas a utilizar correctamente ésta nueva habilidad, no puedas leer ni compartir con el resto de los focos de la misma forma en que compartes con Kara, sino de una manera mucho más sutil y superficial.
Las dos jóvenes intercambiaron una mirada.
- Y entonces esta... habilidad... ¿no es peligrosa como las otras?- Preguntó Kara.
Lena pudo sentir su aura de su ilusión y alivio anticipado.
- No debería serlo- Replicó Konumu-. Y si aprende a manejarla, podría resultar muy provechosa. Nunca está de más conocer las intenciones de aquellos con los que nos topamos- Extendió las piedras hacia Lena, que las recibió en las palmas de ambas manos y las estudió con detenimiento-. Arraigarse a los focos y a las conciencias ajenas no es una tarea simple, niña. Lleva años de entrenamiento para los de mi clase, y algunos no lo consiguen aún en toda una vida. Pero me atrevo a creer que tu caso es diferente. El hecho de que puedas conectarte sin necesidad de un contacto directo habla de una susceptibilidad mayor a las que antes he podido conocer, y por esa misma razón, quizás te sea más fácil que a cualquier otra criatura desplegar tu conciencia y tu foco en cualquier dirección.- Tomó las manos de Lena y cerró sus dedos sobre las piedras de textura cálida y lisa-. Necesito que te concentres- miró a Kara-. Agárrate a su hombro. Actuarás como su ancla, para que no se aleje demasiado- La rubia asintió e hizo lo que le pedía, palpando con precisión la ansiedad que recorría a su novia mezclada con la suya propia-. Siéntate y cierra los ojos- Indicó Konumu a Lena-. Eso es. Las piedras en tus manos tienen como cometido ampliar tu panorama energético; enfocar tu aura. Si esto funciona como es debido, incluso podrías comenzar a adquirir un poco más de conciencia sobre el resto del poder. Adelante, sal de ti misma.
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Nuevos Comienzos- Supercorp
Fanfiction"El camino a la grandeza está repleto de cuestas y obstáculos, de amistades y enemistades, de amores y pérdidas... Pero llegarás a la cima algún día, pequeña; y cuando eso ocurra, todo lo que tuviste que pasar al fin cobrará sentido ante tus ojos" L...