Kara miró a Lena desde el suelo de una forma que transmitía perfectamente –aún sin recurrir a su vínculo – el atónito terror que la acaparaba. Era una mirada de súplica; una petición que solicitaba a porrillo que recurriera a la lógica y se alejara de allí lo más rápido que pudiese. Pero eso era lo último que Lena habría hecho. Ver a su madre y a Kara en el mismo ámbito y bajo los términos en los que se encontraban atizaba en ella una vibra de ciclópea angustia. Sus peores pesadillas habían girado en torno a escenarios semejantes a ese. Escenarios en los que el asunto de Edeline volvía a repetirse.
El hombre moreno que acompañaba a su madre tenía las facciones destrozadas al punto en que era difícil reconocer lo que en algún momento habría podido ser su rostro, pero se percibía algo en su andar y en su figura que resultaba extrañamente familiar.
Lilian dio un paso hacia su hija y ésta sintió la necesidad de retroceder otro, pero no lo hizo. Se quedó anclada en su lugar, mirando con desconcierto a Kara y disponiéndose ya de antemano a ir con ella sin importar ninguna otra cosa. La presencia de Lilian abría un abanico de posibilidades frente a sus ojos. No le cabía ninguna duda respecto a lo que allí acontecía, y tampoco es que hubiese estado dispuesta a ir por otra senda que la dirigiera engañosamente hacia una conclusión distinta o más ideal. Lena conocía a su madre. Demasiado bien.
- Tú estás detrás de todo esto- La voz de la joven era serena y comedida, pero a su vez se percibía en ella un roce de amargura y de desesperanzada certeza.
- No te sorprende- observó a su vez Lilian, sin deshacerse de su inquietante sonrisa de lado. La observó de arriba abajo-. ¿Dónde has estado durante todo este tiempo?
- ¿Te importa ahora lo que no te ha importado durante toda mi vida?- Escupió Lena con amargura.
Lilian rodó los ojos.
- Venga ya. Cinco años sin vernos y ya a la primera tomas ese resignado papel de víctima. Esperaba algo menos patético, dadas las circunstancias.
Kara intentó levantarse y casi consiguió hacerlo, pero el hombre de tez morena le propinó una fuerte patada para mandarla otra vez al suelo.
Lena sintió su dolor como si fuese suyo y soltó el grito que Kara había logrado contener.
- ¡Déjenla!- Exclamó, en parte enfurecida, pero más que nada azorada por cómo su novia contraía el rostro, vulnerable e impotente, desde su desfavorecida posición.
Intentó avanzar hacia ella, pero su madre se interpuso en su camino.
- Apártate- Imperó Lena, observando a la mujer con ojos desafiantes.
Lilian adoptó una mirada sagaz.
- ¿Por qué te importa esta alienígena?- Preguntó mientras el hombre de tez oscura tomaba a Kara por el cabello y la obligaba a incorporarse-. Los de su clase son la razón de que tu hermano esté tras las rejas; de que nuestra familia sea repudiada- agregó ácidamente.
Lena recibió el raudal de odio que profirió su madre desde lo más hondo de las entrañas. Se trataba de un sentimiento tan mezquino como frío y añejo, distinto de cualquiera que hubiese podido percibir en sus lecturas de otras personas. Lilian no solo aborrecía a los kryptonianos; los repudiaba. Quería verlos sufrir a todos de la peor de las formas; ser la responsable de la completa extinción de su raza y su cultura. Verlos muertos, enterrados y olvidados para siempre. Lo mismo, según podía percibirse, le sucedía con el resto de los alienígenas, si bien no a un nivel tan intenso como personal.
- Mi hermano está desquiciado- siseó Lena tratando de mantener firme la voz-. Superman hizo un favor a todos al enviarlo al sitio al que pertenece...
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Nuevos Comienzos- Supercorp
Fanfiction"El camino a la grandeza está repleto de cuestas y obstáculos, de amistades y enemistades, de amores y pérdidas... Pero llegarás a la cima algún día, pequeña; y cuando eso ocurra, todo lo que tuviste que pasar al fin cobrará sentido ante tus ojos" L...