Lena entreabrió los ojos al sentir la intensidad de los rayos del sol mañanero en su rostro, teniendo la necesidad de volver a cerrarlos de forma inmediata al encontrarse con la borla amarillenta que comenzaba a elevarse por encima de los edificios más bajos de la gran ciudad.
Mientras parpadeaba un par de veces para adaptar su visión a la perspectiva frente a ella, reparó en algunas cosas que se le habían escapado de primera mano y que la desorientaron, aunque sin llegar a alarmarla. Estaba en un cuarto de paredes y cortinas blancas, que se veían anaranjadas por acción del mismo alba. Había algunas pinturas de paisajes serranos y montañosos, así como extensos bosques nevados, colgadas en pintorescos retratos de marco azulado, y junto a estos descansaban dos fotos familiares tomadas frente a un granero rojo y blanco de techo color pizarra.
Cierta esencia característica; ese aroma a los pinos y el heno de los campos de Smallville – que estaba impregnado en las sábanas así como en el resto del espacio –, despertó todos sus sentidos. Lo siguiente que notó fue el peso de una mano que reposaba sobre su cintura, acompañada de una placentera calidez en la parte anterior de su cuerpo que solo podía significar una cosa.
Sonrió y se estremeció por igual al percibir la respiración de Kara, que se estrellaba contra su nuca con suavidad. No importaba la cantidad de veces que amanecieran de aquella forma; la mera conciencia de que la otra joven estaba presente conseguía por su cuenta erizarle la piel. Todo en su compañía era tan nuevo, intenso y excitante... Kara era capaz de poner su mundo de cabeza con una sola frase, o con una simple mirada o sonrisa. No recordaba haberse sentido así de arrobada anteriormente, y mucho menos por una persona.
Se dio la vuelta para encontrarse con su rostro, que estaba relajado gracias al pesado sueño que lo poseía. Luego se mordió el labio y le apartó un mechón dorado de la mejilla, posicionándoselo detrás de su oreja. Era tan perfecta...
Entonces se dio cuenta de que uno de sus párpados temblaba, y no mucho después, un par de ojos de un azul intenso se hicieron visibles entre dos rendijas para fijarse en los suyos, ocasionando que su corazón diese un pequeño vuelco.
Kara curvó los labios y volvió a bajar los párpados, adelantándose entre las sábanas para eliminar por completo el reducido hueco que las separaba y poder abrazarla enteramente y enlazar sus piernas con las suyas.
- Buenos días- murmuró con voz somnolienta, abriendo con amplitud la boca para bostezar.
- Buenos días- correspondió Lena, besando su mejilla con un pequeño ronroneo-. Es un lindo lugar.- Comentó.
Kara rió.
- Vale, no es un palacio en una isla tropical, pero supongo que tiene lo suyo.
- Es mucho mejor que eso- Lena se adelantó y la besó en los labios con detenimiento, sin dar crédito al típico amargor mañanero que colmaba sus bocas.
Habían arribado al anochecer del día anterior luego de algunas sesiones de entrenamiento en Temiscira que se extendieron hasta la caída del sol. Tras la experiencia vivida en base al plan de Diana, determinaron que lo mejor era seguir buscando el equilibrio por los medios propuestos desde un principio, algo que Lena llevaba a cabo lo más estoicamente que le era posible; soportando los raspones, las caídas y las magulladuras, que parecían mucho más serias de lo que eran en contraste con su piel blanca como la leche.
Ambas estaban exhaustas cuando por fin consiguieron llegar a la cama, y se quedaron dormidas de forma inmediata, sin demasiada acción de por medio.
Pero ahora era otra la situación.
Kara sonrió contra los labios de Lena y acarició de punta a punta su espalda cubierta por el camisón, subiéndose encima de ella en tanto el juego de sus bocas se volvía más intenso.
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Nuevos Comienzos- Supercorp
Fanfiction"El camino a la grandeza está repleto de cuestas y obstáculos, de amistades y enemistades, de amores y pérdidas... Pero llegarás a la cima algún día, pequeña; y cuando eso ocurra, todo lo que tuviste que pasar al fin cobrará sentido ante tus ojos" L...