Lena despertó temprano al día siguiente de la gran noticia, y de inmediato fue invadida por un aroma delicioso a primavera. Le costó unos segundos darse cuenta de que el cuarto estaba tapizado de jazmines. Debía haber al menos cien de ellos en el suelo, los muebles y los cuadros que pendían de las paredes. Estaban sobre cualquier superficie.
Se bajó de la cama y se envolvió en su bata de seda, calzándose las pantuflas y dando unos pasos hasta la ventana abierta, en cuyo marco reposaba una única rosa blanca con una nota amarrada al tallo. Lena la recogió y la leyó ágilmente.
"Solo porque te amo.
– Kara."
Sonrió feliz y se marchó hacia la sala, donde se encontró con un banquete por desayuno. Allí había comida de todo tipo, y según pudo ver, de toda localidad. Se sentó en el sillón un momento y echó la cabeza para atrás, pensando en que era muy poco probable que hubiese existido una embarazada más consentida.
La bebé seguía moviéndose sin descanso en su vientre, pero esa clase de sensación ya no era para ella ninguna clase de preocupación, más allá de lo que Alex les había explicado por teléfono la noche anterior. Tal parecía que había ciertos posibles percances en tener a una niña mitad kryptoniana en el útero. El riesgo aún no era del todo real, pero los científicos de la DEO temían que, con el tiempo, la fuerza de la bebé se convirtiese en un problema para su madre. Que pudiese llegar a hacerle daño. Algunos incluso sugirieron la administración de pequeñas dosis de kryptonita para contrarrestar sus poderes hasta haber nacido, pero Lena se negó tajantemente a esa posibilidad.
- No le harán daño- le advirtió a su cuñada-. No me importan los riesgos. No le acercarán ni un gramo de kryptonita mientras yo tenga algo que decir al respecto.
Nadie pudo contradecirla, y lo cierto es que, luego de la prueba transitada, ninguno se mostraba muy entusiasta con la idea de volver a utilizar dicha sustancia letal.
Alguien comenzó a aporrear la puerta de pronto, por lo que Lena levantó la cabeza de su reposo y se fijó en la hora. ¿Quién vendría de visita tan temprano en la mañana?
Se levantó con flojera en tanto examinaba el foco de quien aguardaba al otro lado de la puerta. Esbozó una sonrisa, anticipándose al entusiasmo que estaba a punto de desbordarse en esa cálida y tranquila sala.
Quitó el seguro y se hizo para atrás, contando hasta tres mentalmente.
Amelia se abrió paso como un huracán a través de la puerta, saltándole encima como una lunática en medio de un grito agudo que perforó los tímpanos de Lena. La recién llegada arrojó sus bolsas a ambos lados de la sala y comenzó a dar brinquitos de excitación. Había cambiado de Look; se había cortado el cabello casi por completo, y sobre el mismo llevaba una de sus características boinas, esa vez de un tono azul piedra a juego con su blazer y sus zapatos. Traía, además, como un agregado para la ocasión, unos pendientes con dijes de biberones.
- ¡Ay, querida, qué alegría me han dado!- Exclamó la joven, sin dejar de dar saltitos-. Mira, Kara me llamó ayer por la noche, y tomé el primer vuelo de California hacia aquí. Dejé que Steph presentara mis modelos, la pobrecita, ¡qué contenta que estaba! Y me contó que le fue espectacular sin mi ayuda. ¡Es un orgullo! En fin, será que me he acostumbrado al aire californiano, ¡pero qué frío que es aquí! Y todos se ven tan tristes... Como si anduviesen faltos de cariño. Quise abrazar a una señora en el piso de abajo. ¡No sabía ni combinar el chal con la pollera, la pobrecita! Pero mis consejos de moda no le parecieron nada bien, y tuve que marcharme antes de que me tirara con el teléfono, ¡cable y todo! Supongo que es el efecto de la ciudad, están todos locos- Puso los brazos en jarras y ladeó la cabeza-. En fin. ¡Ay, Lena! ¡Una mini tú, o mini Kara! ¡Joder, va a ser una monada! ¡Una bomba! ¡No tiene a quién salir mal, te digo! ¿Puedo ver fotos tuyas de bebé? Kara dijo que las tenía tu tía Cat... Pero hablarle a la señora Grant por algo que no sean negocios podría ser un poco cutre, ¿a que sí? ¿Podrías pedírselas tú? ¡De verdad que quiero tener un anticipo de lo que va a ser mi sobrina! ¡Uy, con lo lindo que se siente decir eso! ¡Voy a ser tía, Lena! ¡Voy a ser tía!
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Nuevos Comienzos- Supercorp
Fanfiction"El camino a la grandeza está repleto de cuestas y obstáculos, de amistades y enemistades, de amores y pérdidas... Pero llegarás a la cima algún día, pequeña; y cuando eso ocurra, todo lo que tuviste que pasar al fin cobrará sentido ante tus ojos" L...