Capítulo 39

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Kara observaba desconcertada las fotos agrupadas en las pantallas de la DEO, pertenecientes a campos, desiertos, selvas y zonas glaciales alrededor de todo el globo terráqueo. Se veía en todos los casos el mismo símbolo de un círculo y una cruz grabado a base de fuego en la zona delimitada.

La joven se cruzó de brazos.

- ¿Sucedió en todos esos sitios de un día para otro?- Preguntó a Winn, que tecleaba desde su usual lugar en el centro de la sala.

- Correcto- contestó este otro-. Los satélites de la DEO no lograron captar la forma en la que fueron grabados los símbolos. Casi parece como si...

- ¿... hubiesen surgido de la tierra?- Terminó Kara, haciendo un gesto de contrariedad.

Winn asintió, a lo que la joven frunció los labios.

- Podría tratarse de un imitador- Ofreció J'onn con seriedad- o de alguna especie de truco para distraernos del verdadero objetivo. El Abrasador de Albes no es más que una leyenda interplanetaria para asegurarse de que cada quién mantenga seguras sus fuentes de poder. Puede haber existido, cierto, pero hoy en día no debería ser más que polvo en la superficie de algún asteroide o planeta. Preocuparse a ese nivel es completamente inútil e innecesario.

- El miedo entre mi gente era verdadero.- Sentenció Kara, aún paseando sus ojos por los signos que se extendían en la pantalla-. Las historias que se contaban de él eran atroces. Prohibían que los niños las escucháramos, pero algún detalle siempre se filtraba por aquí y por allá. Cuando en una reunión oí algo al respecto por parte uno de los comensales que había bebido más de la cuenta, recuerdo que pasé una semana yendo y viniendo de mi cama a la ventana para cerciorarme de que el cielo permaneciera del mismo color. Se dice que con la llegada del Abrasador, la atmósfera se tiñe del color de la sangre espesa.

- Temo preguntar- dijo Winn, algo azorado por la forma en la que J'onn y Kara se habían expresado y, en el caso de la segunda, actuado desde que el descubrimiento salió a la luz esa mañana.-, pero... ¿quién es el Abrasador de...?

- Albes- Finalizó J'onn-. Es un mito. El supuesto destructor del planeta Albes; un sitio muerto desde hace más de un siglo.

- Albes se regía por una especie sistema autoritarista- Empezó a contar Kara, poniendo los brazos en jarras-, con clases bien diferenciadas y un único monarca que gobernaba, en general, de forma equilibrada y justa.

- El último en ocupar el trono fue Alnebis, el implacable- J'onn tomó la palabra-. Hasta cierto punto, fue uno de los mejores reyes con los que contó el planeta, pero también un Albeniano muy ambicioso. Quería poder para él y para los suyos; alzar su cultura por encima de otras a las que consideraba inferiores.

- ¿Un prototipo de Hitler?- preguntó Winn.

Kara y J'onn se miraron.

- Bastante peor, diría yo- Contestó la joven-. Alnebis fue todo un transgresor, y también un bárbaro. Imponía sus ideas a su pueblo y eliminaba de forma poco sutil a cualquiera que osara oponérsele, que eran casi todos los que contaban con dos dedos de frente. Albes era un planeta enano; diminuto en comparación con otros tantos en el universo. Los Albenianos sabían que, aún de haber hecho caso a las locas ideas de su gobernador, no habrían tenido oportunidad alguna contra otras razas más avanzadas y más poderosas que la suya. Eran eruditos; maestros de las artes y la filosofía. Quizás fuesen superiores en los aspectos concernientes al espíritu en comparación con nosotros o los demás, pero como guerreros no tenían gran potencial. Eran fuertes, es cierto, pero muy pocos.

Nuevos Comienzos- SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora