Capítulo 66

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La ciudad podría haberse confundido aquel fatídico día con el escenario de una película apocalíptica. No quedaba una sola estructura en su centro que no hubiese sido dañada, destruida o incinerada.

El ejército se había empeñado en evacuar a todos los ciudadanos que habían sobrevivido a la ola de los primeros ataques en tanto los héroes trataban de pararles los pies a Superman y a Supergirl, que no parecían guardar una sola fibra de cordura en sus cuerpos. Ambos se habían tornado en bestias sanguinolentas; no reconocían a sus camaradas, y tampoco les guardaban ningún tipo de piedad o consideración. Estaba claro que estaban dispuestos a asesinar sin miramientos a quien quiera que se interpusiera en sus caminos.

Diana cayó sobre su rodilla derecha y recargó el peso de su cuerpo sobre ésta, teniendo que apoyar una mano en el pavimento agrietado para no irse de lado. Miró hacia arriba, jadeante y medio cegada por un corte que sangraba profusamente sobre su ceja izquierda. El cielo se había entintado del color de las llamas que ardían por doquier. El calor era insoportable, y parecía empeorar a cada minuto. Mirase a donde mirase, todo era destrucción, llamas y derrumbe. Parecían haber sido succionados por las entrañas del mismísimo infierno.

Entonces, cuando sus fuerzas y las del resto del equipo parecían haber perdido gran parte de su potencial inicial y cuando ya todo parecía perdido en cuanto a una posible victoria, sintió el primer temblor. Miró hacia abajo y notó que algunos guijarros saltaban sobre la calle rota. Un terremoto, pensó, esperanzada. Levantó la cabeza y trató de localizar la fuente de la cual sospechaba que procedía ese inminente desastre natural, y vio que el cielo era atravesado por un montón de ramificaciones rojas que rugían como bestias enfurecidas.

- Ya era hora- murmuró como para sí misma, y se permitió una pequeña sonrisa de lado.

Hal se aproximó renqueando y la tomó por el brazo para ayudarla a levantarse. Diana le agradeció y se limpió la sangre del mentón con la palma de la mano.

- Esto se va a poner serio dentro de pocos minutos- Comentó el hombre mirando hacia el cielo, donde Kara y Clark seguían quemándolo todo con sus visiones caloríficas. La mayoría de los integrantes de la liga ya habían quedado fuera de combate, y se reunían en torno a Diana y a Hal esperando alguna especie de estrategia que les ayudase a hacer la diferencia.

- ¿Crees que ella esté dispuesta a pelear en serio?- Preguntó Barry, acercándose con un hombro dislocado-. No es Alnebis esta vez, Kara y Clark son su familia...

Diana asintió.

- Lena sabe qué es correcto.

Bruce se arrimó sosteniéndose a una lanza cuya punta de kryptonita había extraviado hacía unos momentos, cuando su avión se estrelló.

- Puede que sí lo sepa- comentó. Tenía la mitad de la máscara de murciélago partida, y traía la barba teñida de rojo-. Pero eso no es lo que importa.

- Pondrá todo de sí para pararlos- Aseguró Hal-. No sería la primera vez.

El suelo tembló con mayor intensidad, y tuvieron que agacharse para no caer. Vieron el resplandor rojo del aura del Númex desde lo lejos entre los edificios, luego distinguieron la figura oscura que residía en su interior.

- Tú puedes...- Murmuró Diana, apretando los dientes y enrollando su lazo en torno a la muñeca, lista para prestar auxilio a su amiga si se daba la ocasión.

- Debemos reagruparnos- Dijo Bruce-. Si los distrae, nos dará la oportunidad de atacarlos con la guardia baja, venga.

Los demás estuvieron de acuerdo y comenzaron a buscar la punta de la lanza, que era el último trozo de kryptonita entero que tenían a disposición.

Nuevos Comienzos- SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora