Capítulo 45

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La arremetida del Abrasador contra Kara fue tan brutal, que la joven se desplazó cerca de medio kilómetro en el aire hasta estrellarse contra el acantilado que bordeaba la parte frontal de Temiscira, atravesando varias capas de piedra.

Antes de que el enemigo pudiese ir nuevamente a por la joven, el resto se le echó encima. Hal creó un gigantesco mazo con su anillo, el cual utilizó de lleno contra su oponente, que lo interceptó con su espada llameante mientras que con la mano libre tomaba a Clark por el cuello y lo lanzaba a uno de los islotes, que el hombre de acero destruyó con su solo aterrizaje.

Diana, con un grito que anunciaba una fuerte arremetida, elevó su espada y apuntó al yelmo que llevaba puesto el Abrazador, sin conseguir alcanzarlo antes de ser golpeada y apartada con la misma facilidad que los demás.

Así ocurrió con cada quien que intentó hacer la más mínima mella al demonio. Lena observaba todo desde su posición en la lejanía, tratando, como venía haciendo desde hacía meses, de alcanzar la presencia del Númex y conectar con él.

- Vamos...- murmuró, retrayéndose, centrándose en su inseguridad, en el dolor, la penuria y el desconcierto. Todos esos sentimientos que anteriormente habían conseguido animar al espíritu.

Vio que Kara y Clark salían de debajo del acantilado; ambos volando juntos en dirección al Abrasador, que repelía a todos los héroes que se le lanzaban encima como quien ahuyenta a una horda de moscas molestas. Cualquier golpe, disparo, arañazo, traqueteo o descarga terminaba con un cuerpo estrellándose contra el acantilado, el océano, un islote u otro cuerpo.

Puedo sentir tu desesperación, Númex- volvió a oírse la voz en las mentes de todos-. Dejas que otros peleen tu batalla; permites que estos insectos; meros mortales junto a nosotros, desechen sus miserables vidas para darte unos segundos más de libertad. Sabes que llegaré a ti. Sabes que, al final, te rendirás a mi voluntad sin ningún otro remedio.

Lena fue recorrida por un terrible escalofrío. Miró a Luisa, que se hallaba a su lado apretando su hombro, y luego nuevamente a Alnebis, que en ese mismo instante atrapó un puñetazo de Clark y apretó su mano hasta hacerlo gritar, lanzándolo contra el mar. Kara lo atacó por el flanco derecho y fue apresada por el cuello.

- ¡No!- Exclamó Lena, muerta de miedo, dando un par de pasos al frente.

Sabes que ya he descubierto todo acerca de ti.- Volvió a hablar Alnebis-. Que conozco tu vínculo con ésta criatura, y también que sé que harías cualquier cosa por ella. Incluso entregar tu libertad.

- Lena, no lo escuches- advirtió Luisa.

La morena apretó la mandíbula. El abrasador se libró de un nuevo ataque de Diana y otro de Hal, que trataron de intervenir para ayudar a Kara, y luego comenzó a descender desde la altura hacia la isla.

Aterrizó en medio del campo, a unos pasos de Lena, de Luisa y de todos los demás. Aún desde la distancia, era posible sentir el tórrido calor que salía de su espada. Sus ojos brillantes se fijaron con atención en la joven morena, y sus labios de simio dibujaron una sonrisa sádica.

Muéstrate, Númex. Te doy la opción y el honor de luchar contra mí. Sal de tu escondite, si no es por ti, que sea por ésta alma desafortunada- apretó el agarre y Kara hizo una mueca. La piel de su rostro había adquirido un tono azulado.- Estoy al tanto de que puedes sentir su dolor, su agonía y quemazón. Le has permitido el paso al punto en que un parte de ella vive dentro de ti

Lena temblaba de pies a cabeza, no solo de temor hacia el destino de su esposa, o por la impresión que la situación en su integridad le causaba, sino por pura ira y ansiedad; esas que llevaban meses habitando dentro de su pecho.

Nuevos Comienzos- SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora