Capítulo 34

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-          ¡KIERA!

Kara se apresuró a atender el llamado de su jefa, cuya nota de impaciencia y sonoridad habrían podido categorizarlo como el tercero o el décimo de su clase pese a ser tan solo el primero.

-          ¿Sí, señora Grant?- contestó la joven, frenando sobre sus zapatos con un ligero deslice.

-          Dime, ¿qué día es hoy?- preguntó Cat con un aire de ironía que su asistente conocía demasiado bien.

-          Es miércoles, señora Grant.

-          ¡La fecha, niña! ¡Dime la fecha!

-          Es treinta, señora Grant. El día previo a... a la víspera de año nuevo.

-          ¡Exacto!- Bufó la mujer, poniéndose de pie desde detrás de su escritorio y taconeando hasta pararse al frente-. ¡El penúltimo día del año, Kiera! ¿Sabes lo que eso significa?

Kara titubeó.

-          ¿Que... tendré que acostumbrarme nuevamente a poner otra fecha en los encabezados de los E-mails?

Cat rodó los ojos e hizo un gesto de desproporcionada exasperación.

-          ¿Para qué has estado enviando invitaciones, redactando correos, contratando catering y decoradores y confirmando asistencia durante todo el mes?

Kara abrió la boca en una mueca de entendimiento, haciendo que su jefa volviese a rodar los ojos.

-          ¡La reapertura de Luthor Corp!- Exclamó, llevándose una mano a la frente. Con todo lo que rondaba su cabeza esos días, había olvidado por completo ese detalle. 

-          Por favor, Kiera. Creí que esto te importaría un poco más- Cat anduvo hasta el mueble a la derecha de su oficina y se sirvió un fondo de Whisky, contemplando el retrato de su sobrina que yacía sobre la superficie de su escritorio con irrefutable pena- Otro año más desde la tragedia y aún parece como si fuese a entrar por esa puerta a contarme quiénes son sus nuevos socios, o qué trato millonario pudo cerrar. Tenía una chispa contagiosa, ¿sabes Kiera?- Dijo, vaciándose su vaso de un solo trago y soltando una risa amarga-. Era de esas personas que hacen falta en este mundo. Podría haberse comportado como una jovenzuela derrochadora, al igual que la mayoría de los hijos malcriados de multimillonarios del nuevo siglo, pero no. No gastaba un solo centavo en sí misma. Se dedicaba solo a trabajar, a fundar hospitales de niños, organizar eventos de caridad... en fin; a construir e interesarse. Y se fue.- Se humedeció los labios y agachó la cabeza un segundo, perdiendo la mirada en algún sitio del armario-  Si fuera por mí, ya habría vendido las acciones de esa estúpida compañía que tanto tiempo le sacó al primero que deseara quitármela de encima- comentó-. Pero ella se esforzó tanto por mejorar su reputación... No podía simplemente tirar todo eso al garete- Suspiró y volvió a servirse Whisky. Kara hizo un gesto. La señora Grant nunca bebía más que un pequeño fondo de aquella bebida tan fuerte-. Ay, Kiera..., hay tantas cosas que me quedaron por decirle... No se puede dar nada por hecho en la vida, ¿a que no? Eso me enseñó el Dalai Lama la última vez que nos vimos en D. C. Nunca me he fiado de nada que me dijera un hombre calvo luego de haber salido con Dwayne Johnson, pero ese otro tenía razón. Vaya que la tenía...- Se encogió de hombros - A veces no son los hijos los que entierran a los padres. O a los tíos, en este caso- Suspiró con pesadumbre y volvió a vaciar el vaso.

Kara se mordió el labio con expresión de culpabilidad, presintiendo que aquello era algo que su jefa tenía guardado hacía muchísimo tiempo.

Habían hablado con Lena un par de veces acerca de lo mal que se sentía tener que ocultarle la verdad a gente como Cat, Sam o Ruby, que sufrieron en gran proporción la pérdida de su sobrina, amiga y tía. La única razón que impedía a la morena pedirle a Kara que la llevara con ellas para soltar la lengua de una vez por todas era el hecho de que sabía que era un riesgo. Si se metía en sus vidas, se volverían el blanco de todos los peligros que acechaban la suya.

Nuevos Comienzos- SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora