18.

7.6K 777 167
                                    

Entre de nuevo a la cafetería y me acerqué a la mesa donde estaban los chicos al verme se quedaron sorprendidos.


- ¿Qué pasó?.- preguntó Richard.

- La estúpida de Frida mojó mi blusa de refresco y tuve que quitarmela...- suspire.- Me siento muy incómoda, siento la mirada de todos en mí con esta blusa.- señalé la que traía.

- No te preocupes nosotros te defendemos.- Zabdiel fulmino con la mirada a los que me miraban.

Me reí ante la cara de Zabdiel.

- Mejor me voy a mi casa chicos.- suspire tomando mi mochila.

- Voy contigo.- Zabdiel hizo lo mismo.


- Zabdi no, perderás clases por mi culpa.- hize un puchero.

- No dejaré que pierdas clases sola.- me guiño un ojo.- Anda vámonos.-

- Me iría con ustedes pero ahorita tengo examen.- Richard simuló tristeza, reímos.

- No te preocupes, suerte en tu examen.- sonreí.

- Gracias preciosa.-


Zabdiel y yo comenzamos a caminar.

- Olvidan ésto.- habló Richard, giramos y lanzó las llaves de su auto a Zabdiel quién las tomó.- No dejaré que mis amigos caminen.-

- Espera... ¿cómo te irás después?.- pregunté confusa.

- Pediré al chofer que venga por mí, ustedes usen mi auto.- tomó su mochila y desapareció de nuestra vista.

Salimos de la cafetería y comenzamos a caminar por los pasillos, sentía las miradas sobre mí lo que hacía que cada vez me sintiera más incómoda.

- Dejó estos libros en la biblioteca y nos vamos ¿no hay problema?.- preguntó Zabdiel.

- Para nada, aquí te esperó.- sonreí.

Comenze a caminar por el pasillo observaba el mural escolar que se encontraba ahí.
Mire que unos chicos me miraban mucho, lo que hizo que me sintiera aun más incómoda, miré como uno de ellos se acercó a mí.

- Hola linda ¿podrías darme tú número de teléfono?.-

Lo miré rara.

- No te conozco, así que no.- dije sin poner mi mirada en el.

- Vamos no seas así.- insistió.


- No.- lo miré.


- La pasaríamos muy bien.- recorrió con su mirada todo mi cuerpo.

- A tu clase ahora mismo.- escuché una voz masculina bastante conocida; giré, era Pimentel.

El chico lo miro con algo de suspenso y se fue, dejándonos sólos por el pasillo.
No sabía que decir.


- Será mejor que uses ésto.- miré como quitó su chaqueta y me la dio; lo miré asombrada, me estaba entregando su chaqueta.

- Que pena, en verdad no hace falta.- traté de devolverla.

- La necesitas.- me miró fijamente.


En realidad si que la necesitaba para cubrirme.

No me importas. | Joel Pimentel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora