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Narra Juliana.

Después de pasar un rato con Jos el se tuvo que ir a sus clases y yo fui a la cafetería a comer una ensalada para el almuerzo, mis pensamientos estaban en otro lado.

- Me hubieras dicho que tampoco entrarías al resto de las clases.- Zabdiel se sentó a mi lado.

- Perdón por no avisarte.- lo mire con una mueca.

- ¿Estas bien?.- pregunto.

- Si.- asenti y seguí comiendo de mi fruta.

- ¿Entonces? Tu nunca habías hecho esto de no entrar a las clases solo porque si.-

- Bueno, siempre hay una primera vez para todo.- dije bebiendo agua.

- Pero es muy raro de ti.- menciono con una sonrisa.

- En realidad fui a entrenar para la porra.-

- Entonces es pasable.- sonrio.- Por cierto, el profe mamon pregunto por ti.-

- ¿Joel?.- negué con la cabeza.- ¿El profesor Pimentel?.- dije casi ahogandome con un pedazo de fruta.

- Ese mismo, es el único mamon.- menciono en una risa.- Pregunto que si sabía del por qué no habías asistido.-

- ¿Y le dijiste?.- dije sorprendida.

- Por supuesto que no, le inventé que te habías quedado en casa ya que ayer te habías enfermado... por cierto note que se preocupó cuando le dije, es raro en el ya que siempre ha dicho que no le importa la vida de los demas.-Zabdiel se quedó pensativo.

- Es normal que en ocasiones los profesores se preocupen por sus alumnos.- dije nerviosa.

- En el no lo es, recuerda que no es como los demás pero bueno al menos se que tiene corazón.- dijo aliviado y rei.

- Lo tiene....- mire a la nada pensando en el.- Solo que es un idiota.- segui comiendo.

Zabdiel se me quedo mirando de una manera extraña.

- Gracias por no delatarme.- sonreí cambiando de tema.

- Jamás lo haría.- sonrio.

Después de comer nuestro almuerzo fuimos al resto de nuestras clases, donde realmente no presté atención, me sentía sin ánimos.
Recordé que mi teléfono estaba apagado desde anoche, lo encendí y me di cuenta del montón de llamadas perdidas que tenía de Joel, tanto de ayer como de hoy.

- ¿Que haces loca?.- escuche la voz de Richard.

- Nada, solo le respondo a mi madre.- dije guardando mi telefono.- ¿Que no deberías estar en clases?.-

- Lo mismo te digo a ti.- sonrio.

- Voy al gimnasio, voy a entrenar con las chicas.-

- Puedo hablar contigo un momento, no te quitaré mucho tiempo.- menciono viendo su reloj.

- Claro que sí, no me asustes.- dije al notar su seriedad.

- Tranquila... solo quiero decirte que puedes confiar en mi.-

- Por supuesto, lo hago, eso no lo dudes.- sonreí.

- Entonces sabes que puedes confiar y contarme lo que sea que tengas, no quiero que lo que te hace mal, lo guardes para ti sola.- la seriedad de Richard hacia que me pusiera nerviosa.

No me importas. | Joel Pimentel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora