CAPÍTULO 16

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Lee Jieun

Sentía que esa mujer me mataría si señor peligro no llegaba en ese preciso momento. La vi marcharse, pero aun así mi corazón no dejaba de palpitar a mil velocidades. Gracias a Dios Hanah tenia el sueño horriblemente pesado, no escucho absolutamente nada.

Me había tomado totalmente por sorpresa la invitación de Donghae. ¿Tomarme un café con él por agradecimiento? Pero ¿por que no dejo de temblar? Ya esa mujer se había ido, ¿por que seguía yo temblando? Había jurado que había escuchado mal lo que había dicho. Pero veo que no.

—No, no escuchaste mal. Estoy invitándote a salir— me sonrío, con una mirada ¿amistosa?

Esos ojos...  Jieun detente, no sigas mirando de más.

—¡¿Que?!— me sobresalte al confirmar que había escuchado bien.

— ¿Aceptas?— dijo ofreciéndome mi mano para que la entrelazara con la de él, mientras me sonreía.

Lee Donghae

Estaba sentado en aquella mesa junto a la ventana, frente a ella. Podía notar que peleaba con ella misma por no poner su mirada en mi. Me causaba mucha risa verla debatiendo si mirarme o no. La mesera llego con mi café y ella un chocolate caliente. Ya estábamos casi en noviembre, así que comenzaba a sentirse bastante frio, al menos para mi que no me gusta el frio. La vi tomar un sorbo, así que quise romper el hielo en medio de este silencio.

—¿Estas evitándome?— pregunte con una sonrisa luego de tomar un sorbo de mi café.

—N...no. ¿Por que dices eso?— pregunto ella mirando hacia otro lado.

—Por que no me estas mirando.

—¿Y por no mirarte, quiere decir que te estoy evitando?— respondió mirando a todo aquel que pasaba de largo por frente a nosotros.

—Mmm... Creo que se me antoja tu chocolate— dije, seguido de llevar mi mano hacia su taza y quitársela.

Yo solo quería captar su atención. Y lo he conseguido. He conseguido mirar esos ojos oscuros que siento que me pierdo en medio de esa oscuridad, así como alguna ves me perdí en los de... Donghae, basta de pensar en Ha Ri como si fuera ella la que estuviera frente a ti, ella no es Ha Ri, entiéndelo de una ves.

—Oye! ¿Por que me quitas mi chocolate?— refunfuño ella.

—Solo quería que no me siguieras evitando la mirada— le sonríe y luego de devolví su taza.

—Bien, ya te estoy mirando. ¿Contento?

—Mejor— reí.

Platicábamos de lo que paso algunas noches atrás. Le agradecí eternamente por ayudarme y no dejarme tirado por el simple hecho de ser un desconocido.

—Entonces, ¿ya puedo tener mi conciencia tranquila por que un medico te reviso?

—Así es— dije recostándome más en la mesa, quería ver un poco más de cerca sus expresiones faciales, debía aprender a leer su lenguaje corporal.

—Que bueno, por que no quería ser la responsable de una muerte por tratar de curar una herida.

—Bueno, pues ya puedes estar tranquila.

Ambos estábamos por terminar con nuestras bebidas, así que para retenerla comencé a preguntarle sobre ella.

—Y bien,  ¿a que te dedicas?—pregunte acomodándome mejor en la silla.

Ella aprecio dudar hablar sobre ella, pero luego comenzó hablar.

—Me dedicaba a ser una sirviente, ahora estoy buscado nuevo trabajo.

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