CAPÍTULO 19

342 31 1
                                    

Lee Donghae

Me subo al auto de golpe. Los chicos se me quedaron mirando como si quisieran preguntarme que me pasaba. Antes de que cualquiera quisiera detenerme, arranque el auto de inmediato.

—Te juro que no me volverá a pasar, juro que no.

" Te dije que dejaras esta vida" Recordaba aquellas palabra de Ha Ri.

Manejaba a toda velocidad. Tenia que llegar a ese callejón cuanto antes. Sabia perfectamente que ella intentara correr hacia su apartamento y una ves ella llegue allí el hara hasta lo imposible por entrar allí. Conozco a las lacras como él. Sé de lo que son capaces de hacer.

Mientras manejaba con desespero por llegar. Note que un auto a toda velocidad me seguía. No me parecía conocido el auto, así que ignore por completo el auto.  Pasaron unos minutos cuando recibo una llamada de Eunhyuk.

—¿Que?— respondí de mal humor.

—¿Podrías al menos bajar la velocidad?

"¿Bajar la velocidad?" pensé.

—No sé que esta pasando, pero de la manera que te pusiste y saliste a toda prisa sin decirnos nada. Le tomamos prestado el auto al vecino.

Entonces aquel auto Rojo  era él.

—Donghae, ¿que es lo que esta pasando?— hablo Leeteuk.

—La tiene a ella.

—¿Quién ella?—pregunto Eunhyuk sin entender nada.

—Yang Soo tiene a Jieun.

—¿Que?!— gritaron ambos al mismo tiempo.

—Voy a matar a ese imbécil si le hace daño.

—Donghae...— pronuncio Eunhyuk.

—No digan nada si no me van ayudar.

—Y eso vamos hacer, pero...— decir Leeteuk, cuándo de pronto se detuvo.

—¿Pero que?

—Tengo una idea— indico.

—¿Cuál?— cuestione.

Lee Jieun

—Abre la maldita puerta, zorra— decía entre dientes en mi oido, mientras me sostenía fuerte y me apuntaba con un cuchillo en mi cuello.

¿Alterada? Alterada era poco. Sentía que ya mi vida no tenia sentido.

—No...— pronuncie con voz entrecortada.

—Te dije que la abrieras— dijo nuevamente, presionando mas el cuchillo en mi cuello. Sentía un poco de ardor. Lo más seguro ya tengo alguna cortadura.

—¿Para que?  Si como quiera me vas a matar.

—Antes de eso, quiero divertirme un poco más contigo. Me la debes.

¿Que? ¿Me va a violar? No, no puedo permitir que me ponga un dedo encima.

—No...— le rogué casi en llanto.

—Aprenderás a no responderme... Abre la puerta.

Negué de inmediato. No permitiré que me ultrajase. No lo permitiré.

—¡Te dije que abras!— me grita, haciendo que yo de un brinco del susto.

—¿Que me vas hacer?— dije con temor a su respuesta.

—¿Que crees?

Tenia razón. Ese hombre planeaba violarme.

—No, no por favor. No me haga daño...

Le rogaba con mis manos que no me hiciera nada, pero solo obtenía una risa de su parte.

—O la abres o la abro yo...— me miró de una manera que me estaba dando mucho más miedo del que tenía—¿Sabe que? La abro yo.

—No— abrí mis ojos de inmediato al decir que la abriría él mismo—.¡Suéltame! ¡Suéltame!

—¡Cállate!— me pego para que me callara.

—¡No!—  me halo para dentro del apartamento y me lanzo al sofá.

Trataba de detenerlo y que no siguiera manoseándome, pero era imposible. Cuando lograba quitarle una de sus manos de encima, hacia de las suyas para volver atarme mis manos con una de las suyas.

—¡Suéltame!— gritaba una y otra ves.

Podía sentir sus asquerosas manos recorrer todo mi cuerpo, pero mas asco me daba que me besara mi boca y cuello. Me sentía sucia y asquerosa. Trato de posar sus labios en los míos, pero aproveche y lo mordí lo más fuerte que pude. Logrando que se despegue de mi y reincorporándose.

—¡Ah!— gruño de dolor, tocándose su labio lleno de sangre.

Me disponía a tratar de huir, pero no pude. Me volvió a tomar del brazo y me halo, llevándome de golpe al sofá.

—¡Eres una perra!— me dio una cachetada—. ¡Te enseñare a respetar! ¡Maldita zorra!

Continuaba golpeando. Me golpeaba en la cara, en mi estomago y todas las partes que fueran necesarios para hacer que me inmovilizara. Rogaba que llegara la señora Kim y me salvara de este hombre llamando a la policía.

—Ayu...den...me— murmuraba muy bajo por el gran dolor corporal que ya tenia, casi no podía abrir los ojos, me pesaban demasiado.

Ese hombre me estaba removiendo mi camisa y mis pantalones. Ya sabia que iba hacerme. Ahora mismo yo solo quiero morir. Yo no quería vivir si este hombre me ultrajaba.

Él seguía manoseándome y besándome por todos lados. Yo solo me limitaba a llorar de miedo y dolor. De un momento a otro se escucho una detonación a lo lejos. Ya sabia yo que poco a poco mi cuerpo se estaba durmiendo, ya me faltaba muy poco. A penas con los ojos casi cerrados, sentí como la puerta se abrió, dejándome ver unos hombres encapuchados y sin camisas. Sentí como ese hombre se alejo de mi y yo poco a poco me iba de todo este mundo. No fue hasta que escuche un tiro, ya después todo fue negro.

Lee Donghae

El plan que Leeteuk había dicho había funcionado. Le tuve que pegar un tiro a ese mal nacido en su pies, ájala y no camine nunca. Salió corriendo de allí como la gallina que es. Salimos de allí todos y la deje allí unos minutos, para ir a ponerme la camisa y luego ir y sacarla de allí.

—Donghae, iré detrás de ese infeliz— dijo Eunhyuk removiendo la mascara negra que cubría el rostro.

—Si, cualquier cosa me llaman.

—Bien... Cuando salgas ten cuidado, no sabemos quién este allá afuera— dijo Leeteuk acomodándose la camisa.

—Bien...

Los chicos se fueron y yo salí de aquel baño y corrí por todo el pasillo hasta dar con la puerta del apartamento de ella. Entre sin antes disimular que yo había estado allí anteriormente.

—¿Jieun? ¿Estas aquí?

Sabia perfectamente que en su estado no me respondería, pero tenia que disimular.

—¡Jieun!— dije actuando sorprendido.

Aligere el paso  y la ayude a levantar del suelo. Aun estaba con los ojos cerrados. Tenia sangre en su boca y algunos moretones en su rostro y brazos.  La llame una ves más y vi como abrió un poco los ojos. Murmuraba algo que no entendía nada.

—Han...ah...

—No entiendo lo que estas diciendo, repítelo suave, vamos...

—Hanah.

—Tu hija no esta aquí— pronuncie con ella en brazos.

—Mi... mi...

No termino de hablar cuando de pronto se me desmaya. ¡Rayos! ¿Ahora que hago? ¿A donde la llevo? No podía pensar con claridad. Los recuerdos de Ha Ri de pronto le llegaron a la mente.

—Ha Ri...— pronuncie elevado mi vista al techo—. ¿Que hago?

Necesitaba una señal. No sabia que hacer ahora mismo. La desesperación que sentí hace unos años atrás, la estaba comenzando a sentir ahora.

Enlazado a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora