CAPÍTULO 59

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Lee Jieun

La brisa azotaba mi rostro. Se sentía tan bien, tan placentero. No sé desde cuando no me sentía bien. Me detuve a mirar el horizonte a través de mi ventana, mientras acariciaba mi vientre. Allí estuve parada por largo rato, pero luego quise salir al jardín. Quería disfrutar de la hermosa naturaleza que Dios me había regalado esta mañana.  Una ve afuera en el jardín, me senté en uno de los columpios y comencé a cantarle a mi bebé. Cada ves que lo hacía, se movía como si estuviera bailando allí adentro. Una voz a la cual extrañaba mucho me hizo detener la canción y al volver hacia donde provenía aquella voz me quede sonriente. Mi mamá, mi mamá estaba allí.

—Jieun, mi niña hermosa...—me sonrío mientras extendía sus brazos.

Me levante del columpio y camine con paso lento hacia ella. Mi mamá se veía tan hermosa, tan radiante, la extrañaba muchísimo.

—Mamá— la abrace. Necesitaba un abrazo de ella, lo anhelaba.

—Mi niña ¿que haces aquí?— me pegunto en medio del abrazo.

—Quería apreciar lo hermosos que es todo desde el columpio.

—Si, es hermoso aquí, muy hermoso.

Nos separamos y lleve una de mis manos a la espalda y la otra a mi vientre.

—Estoy cansada... quisiera ir a descansar ya.

—Mi amor ¿cómo que estás cansada?

— Si, mamá...— solté un suspiro—. Me siento fría y muy cansada. Siento que el cuerpo no me da para más.

Ella sonrió y luego me tomo de la mano.

—Ven, vamos adentro...

Lee Donghae

Miraba él va y ven de las olas. El mar estaba bastante picado y el cielo sumamente negro. Juraría que una tormenta se avecinaba. Pero aún así, me gustaba estar aquí, aunque algo en mi pecho me llenaba de tristeza. Me recosté sobre la arena, disponiéndome solo a mirar el cielo totalmente negro. Me sentía perdido y vacío. Una escena vino a mi cabeza.

Mis padres jugaban a atraparnos a mi y a mi hermana. Me encantaba la sensación de correr cerca de la orilla. Me hacía sentir libre y vivo. Pero es escena se esfumó una ves sentí como algo acariciaba mi mejilla. Se sentía muy bien, relajante, pero su voz fue la que me hizo estremecer.

—Donghae...— pronunció aquella voz con suavidad.

Aquella voz que una ves ame con todo mi ser.

Abrí los ojos de par en par. Estaba parada frente a mi y se veía radiante, y muy bonita. Me reincorpore quedándome sentado para poder verla con detenimiento.

—¿Que haces aquí?— me pregunta.

Baje mi cabeza y negué.

—No lo se...— dije casi en un suspiro.

—¿No deberías estar en otro lugar?

¿Cuál lugar? Ya no tengo lugar. No cuando los ojos brillosos que deseaba ver no estaban.

—¿Que sientes,Donghae? Dime qué es lo que sientes ahora mismo.

—Perdido, vacío, triste, desconsolado.

—¿Es por mi o por mi hermana?

—¿Como es que sabes de ella? No la conociste ¿no?

Negó con su cabeza con una leve sonrisa en sus labios.

—No, pero la siento en mi corazón.

Baje la cabeza con tristeza. Ella no estaba conmigo. Y yo no sé ni siquiera por qué estoy viendo a una persona muerta que en su momento me causó mucho dolor el no tenerla.

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