CAPÍTULO 36

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Lee Donghae

Caminaba a altas horas de la noche al apartamento de la amiga de Jieun. Me preguntaba quién seria esa persona. Solo esperaba que no fuera una trampa. En un descontrol mío, podría utilizar mi arma y no precisamente para amenazar, sino para matar. Y cuando hablo o actúo de manera descontrolada, no hay manera en que me pueda controlar por mi mismo.

—Joven...— me detuvo una voz de una mujer—. Joven...— volvió a repetir. Me volví hacia la persona, encontrándome a una señora mayor, de algunos 70 a 75 años—. Joven... ¿Que hace usted frente a esa puerta? Ese apartamento esta cerrado, ahí no vive nadie.

—Si, lo se— respondí—. Soy el nuevo propietario de este apartamento— mentí.

—¿De verdad?— pregunto con sorpresa—. Pensaba que el propietario de ese apartamento era una mujer.

La interrumpí antes de que pudiera pronunciar cualquier otra palabra.

—Lo compre hace algunos días.

—Oh... Entonces, disculpe mi entrometimiento... Solo que ahí pasaron muchas cosas hace unas semanas atrás, se escucharon detonaciones.

—No se preocupe, ya estoy al tanto de todo lo sucedido.

—Bueno... Que tenga bonita noche, joven.

Hizo una reverencia, al igual que yo, mostrando respeto uno al otro. Escuche desde el interior que alguien dijo "adelante" luego de haber tocado el timbre. Abrí la puerta girando la cerradura y entre.

Todo estaba oscuro, no veía nada.

—Será mejor que salga, no me haga utilizar mi arma, no estoy para juegos— advertí mientras caminaba con precaución.

—No hace falta, Donghae— dijo segundos después que encendió la luz.

Al ver su rostro, quede totalmente sorprendido.

—Tu...

—Si, yo...— dijo él.

Nunca pensé que ese chico me ayudaría.

—Por si no sabes mi nombre...

—Jung Changmin— pronuncie antes de que él se presentara.

Asintió de inmediato.

—Así es, Changmin— confirmo su nombre.

Si este hombre es de la banda de Yang Soo. ¿Por que me querría ayudar?

—Tu eres el hombre de confianza de Yang Soo. ¿Por que vienes a decirme que me quieres ayudar a encontrarla?

—Lo soy... Pero no por mucho.

—Si esto es parte de una trampa, juro que te mato. ¿Entendiste?— le advertí señalándolo.

—Acaso... ¿no te pedí que confiaras en mi?— me pregunto.

—Viniendo de un hombre de ese imbécil, no confío.

—Bueno, para que comiences a confiar en mi... Te voy a mostrar algo.

¿Que me iba a mostrar ahora?

—¿Un video?— pregunté y él asintió—. ¿De que?

—¿Por que te dije que vinieras aquí?— lo mire y asentí—. Por Jieun.

Me entrego su teléfono, seguido de poner el video a correr. Ella estaba allí, tirada en el suelo comiendo mientras lloraba. Se me comprimía el pecho de la tristeza, pero a la misma ves me da mucha rabia verla así.

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