Enlazado a ti

CAPÍTULO 31

Lee Donghae

Hace mas de dos semanas que enterramos el cuerpo de mi amigo Kyuhyun. Siwon a regresado a vivir con nosotros a mi casa, luego de habernos contado todo. De ahora en adelante las cosas serán a mi manera, pero que de Yang Soo paga, paga.

Me siento un poco más tranquilo, gracias a Jieun. Al dis siguiente de lo sucedido con Kyuhyun, me encontré con ella. Me sentía pésimo, todo había sido mi culpa.

"—Hola...— dijo ella luego de entrar al auto.

No sabia que decir. No sabia sí decirle sobre Ha Ri. Aun no me siento preparado para dar ese paso.

—¿Estas bien?— pregunto al verme con los ojos llenos de lagrimas estancadas que no han decidido en salir—. Donghae...— pronunció ella son suavidad.

Me volví hacia ella y me acerque para abrazarla. Ella algo confundida y preocupada por mi manera de actuar, poso sus manos en mi espalda, subiéndola y bajándolas suavemente.

—¿Que sucede?— pregunto, pero negué con la cabeza—. Puedes contar conmigo...

"Lo se, lo puedo sentir" pensé

Asentí de inmediato, sabia perfectamente que podía contar con ella.  Lo podía sentir.

—¿Me contaras que sucede?— volvió a preguntar y yo  de nuevo asentí.

Me alejo de ella, reincorporándome en mi lugar para poder mirarle mientras le contaba lo sucedido.  Me miraba con mucha tristeza y no sé por que. No podía decirle sobre mi Ha Ri, no hasta vengar su muerte y ahora la de Kyuhyun.

—¿Por que lo mataron?— pregunto ella sosteniendo mis manos—. ¿Hizo... algo malo?

—Kyu...— suspire tristemente ante el recuerdo que ya no lo podré ver—. Era una persona buena, no merecía un final así— serbia mi nariz una y otra vez.

Pude sentir su tacto en mis mejillas, rápidamente cerré los ojos, sintiendo cada caricia.

—Piensa que ahora estará en un mejor lugar...— eleve mi mirada hacia ella—. Nadie le podrá hacer daño.

—Lo sé— susurré a la misma ves que cerraba los ojos y una lagrima brotó de ellos al hacerlo.

Estuvimos allí varios minutos, pero una idea se le ocurrió.

—¿Sabes que?— me miro a los ojos mientras sonreía de lado con suavidad

—¿Que?

—Se me ocurre ir a un lugar que sé que le hara olvidar toda tristeza...  Créeme que esa tristeza que sientes, se convertirá en una de felicidad.

—No lo creo...— pegue con la cabeza—. Pero ¿que se te ocurre?

—¿Puedes manejar unas horas?— me pregunto sonriéndome.

La mire un poco confundido, pero ella solo me ofrece una hermosa sonrisa.

—Créeme que te gustara— sonrió nuevamente—. ¿Puedes manejar o manejo yo?

—¿Quieres hacerlo?— pregunte, no me sentía bien como para manejar.

Ella asintió, pensé que diría que no, puesto que mi auto es un poco veloz. La deje manejar hasta un lugar que me parecía una escuela de niñas. Algo extraño tenia ese lugar. ¿En donde había escuchado sobre este lugar?

—¿Que hacemos aquí?— pregunte algo confundido.

—Quiero presentarte a alguien muy especial para mi.