CAPÍTULO 32

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Lee Donghae

Tuve que detenerme en la primera estación de gasolina que encontré en el camino, luego de que Jieun me contara sobre ese infeliz. Maldigo la hora que ese infeliz apareció. Primero el infeliz de Yang Soo y ahora  ¿este? Jieun permanecía en el auto, mientras yo estaba dentro de la estación. Necesitaba serenarme un poco, de lo contrario perdería la cabeza y llegaría a mi casa y lo sacaría a golpes de allí. En lo que me tranquilizaba un poco mi mal humor, recibí una llamada de Eunhyuk, la verdad fue una llamada algo extraña.

—¿Bueno?— respondí.

—¡Donghae!— exclamo con tono preocupado—. Al fin te consigo, hombre. Me tenias desesperado.

—Y eso ¿por que?— pregunte confundido.

No había recibido ninguna llamada en lo que va de día.

—Donghae...— se escuchaba hablar agitado—. Escúchame buen lo que te voy a decir.

—¿Que pasa? ¿Por que estas hablando con tanto suspenso?— pregunto algo extrañado por su comportamiento.

—Donghae—puse escuchar un suspiro algo pesado—.  Te están siguiendo.

—¿Que?— pregunte confundido—. ¿Siguiendo?

—Si, Donghae, siguiendo.

—Nadie me esta siguiendo.

—¡Maldición, Donghae! ¡Escúchame de una maldita ves!

¿Ahora por que me grita esta maldita anchoa? Lo tuviera de frente, le tumbaría los dientes.  Lo muelo a golpes.

—¡Si te digo que te están siguiendo, es por que así es! Tengo evidencia, maldita sea!

En ese preciso momento de procesar toda la información que Eunhyuk me había dicho, me volví hacia el cristal que daba hacia la parte de afuera del local. Me percato que la gente estaba corriendo de lado a lado, no entendía el por que, pero no fue hasta que vi a Jieun salir corriendo del auto mientras un hombre la seguía. Iba a salir del local cuando lo vi agarrarme por el brazo arrastrarla.

—Jieun...— pronuncie comenzando a correr hacia ella.

—Donghae...¿estas ahí?— pregunto Eunhyuk, pero no le respondí mi mente estaba muy ocupado en Jieun.

—¡Jieun!— grite dejando caer el teléfono al suelo.

Salí corriendo detrás de ella, pero una detonación me detuvo y me lance al suelo. No llevaba un arma conmigo para defenderme. Podía escucharla gritar mi nombre con desesperación.

—¡Donghae! ¡Donghae!

Alce la mirada y ya la habían metido a la fuerza dentro de aquella guagua negra. Me levante rápidamente del suelo y corrí detrás de esa guagua emprendió camino. Gritaba su nombre mientras corría detrás de aquella guagua.

—¡Jieun!— grite una es que me detuve por la falta de aire.

Lleve mis manos a la cabeza con frustración. Maldito seas Yang Soo, una y mil veces.

—Esto no me puede estar pasando...— revolví mi cabello, despeinando por completo—. No otra vez.

Camine de vuelta a mi auto, pero al entrar y sentarme en el asiento del conductor, me percato que mis llaves no estaban allí, no estaban insertadas en el encendedor. Se habían llevado mis llaves.

—¡Maldita sea!— le di carios golpes al volante del coraje que tenia.

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