CAPÍTULO 26

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Lee Jieun

Estaba frente al portón de la escuela de Hanah. Esperaba que el guarda de seguridad diera el permiso para entrar al plantel escolar. Probablemente tenga que esperarla en su habitación. Extrañaba mucho a Hanah, me gustaba estar con ella. Hanah suele ser una niña tanto inquieta y divertida. Mientras esperaba a que dieran el paso a los familiares de los estudiantes, no podía dejar de pensar en él. Me había tomado por sorpresa.

"—Pero miren a la hermosura que me encuentro— dijo sonriéndome.

No podía dejar de parpadear.

—Jieun, ¿estas ahí?— olvide completamente que estaba hablando por teléfono—. Jieun ¿con quien te vas a ver? Dime ahora.

Sin pensar y sin querer pronunciar palabra alguna, solté...

—Donghae...— murmure.

—¿Con Donghae? ¿Te volviste loca?—dijo Chae Yeon detrás del teléfono.

—¿Me devolverás mi camisa?— pregunto Donghae con esa sonrisa que me volvía loca.

Deje caer el teléfono en el suelo. De esto ahora si no me salvaría, Chae Yeon me hara miles de preguntas.

Por el shock en el que me dejo. Lo vi acercarse como si estuviera poniendo un video en cámara lenta. Se paro frente a mi y me quede viéndolo como una tonta embobada.

—¿Que... Que haces tú aquí?—pregunte nerviosa.

—¿Como que, que hago aquí?¿La vía es publica, no crees?— dijo sonriendo.

—¿Me estas persiguiendo? Te voy ha acusar de acoso— dije sin pensar mientras le señalaba.

Donghae se comenzó a reír. ¿De que se estaba riendo? ¿Le hice un chiste? Por que si fue así, no me di cuenta.

—No creo que lo hagas.

—Pruébame...

¿Que acabo de decir? Jieun, piensa. Este hombre no te deja pensar con claridad. Bájate de esa nube, pero ¡ya!

—¿Quieres aquí?— pregunto acercándose a mi.

Me puso totalmente nerviosa. Mis manos y mis pies temblaban como una gelatina.

—¿Por que huiste aquel día? — pregunto muy cerca de mi rostro.

Podía sentir su respiración con la mía.

"Demasiado cerca, demasiado cerca" pensé desesperada y nerviosa.

—Yo...

—¿Te hice algo? ¿Te lastime?

Me disponía a mirar a otra parte, no podía responder mirándolo a la casa.

—No, no me lastimaste...

—¿Entonces?— se cruzo de brazos.

—Donghae... Lo que sucedió no debió pasar.

—Perdón, no estoy entendiendo— me mirabas confundido.

—Lo que paso aquella noche nunca debió de pasar, perdóname.

Él se había quedado mudo. Y yo me sentía mal por rechazarlo así.

—Donghae, no digo que no me gusto, por que fue...

—Entonces...— hablo por fin—. Si no te hice daño y también te gusto, ¿por que huiste?

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