CAPÍTULO 11

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Lee Jieun

Un molestoso rayo de luz que se colaba por la ventana, hizo que poco a poco fuera despertando con pereza. No me quería levantar, me sentía muy cansada, después de tanto drama en menos de 48 horas, mentalmente estaba agotada. Me comencé a mover en la cama de a poco aun con los ojos cerrados, evitando moverme con brusquedad y levantarlo. Después de todo, solo lo esta ayudando. No lo podía dejar allí casi moribundo.

Me levante de golpe, quedando sentada en la cama, cuando escuche un cristal romperte desde el otro lado de la puerta. El sonido provenía de la cocina. Mire hacia el otro lado de la cama y veo que él ya no estaba allí. ¿Acaso se había ido en la madrugada sin yo darme cuenta? Pero que insensible es este hombre,  siquiera un "gracias por ayudarme" dijo. 

Me levante de la cama y me coloque mis pantuflas de estar en la casa antes de salir de mi habitación. Camine a ciegas a la cocina, ya que me estaba rascando los ojos, aun me sentía dormida.

—Señora Kim que fue lo que...

Me detuve al verlo allí recostado del mostrador aguantándose la herida.

—¿Que crees que haces? — dije acercándome a él para ayudarlo a caminar hacia el sofá—. Tú deberías de estar acostado.

—No es como si no pudiera hacer nada— respondió con la voz media quebrada, estaba disimulando que tenia dolor, a simple vista se ponía notar.

—¿Aun tienes dolor?— pregunte luego de ayudarlo acomodar en el sofá acostado.

—No.

—No seas mentiroso— mirándolo con una ceja levantada.

—Estoy bien, ya no me duele.

—Entonces si te toco aquí, ¿no te duele?— dije seguido de tocar o mejor dicho clavar mi dedo encima de la herida. Aunque no lo hice con fuerza.

—¡Ah!— se quejo.

— ¿Ves que si duele? Mentiroso, todos se hacen los fuertes y son mas niñas que las niñas— le dije seguido se sesear.

—No soy una niña. Soy muy macho.

—¿Y quién a dicho lo contrario? Por que ciertamente no lo he dicho— me hice la víctima por unos segundo mientras le sonreía un rato.

Por unos segundo nos quedamos mirando uno al otro, sin decir o articular palabra alguna. De un momento a otro su mirada era mas penetrante. Me comenzaba a intimidar un poco, hasta que desvío su mirada un poco hacia abajo. Pero... ¿que estaba mirando? ¿Acaso tengo algo? ¿Una lagaña en los ojos, un moco o tenia la mancha de la baba mientras dormía?  Preocupada por lo que estaba pasando ahora mismo, decidí preguntarle.

—¿Tengo algo?— dije llevando mis manos hacia mi cara—. ¿Tengo algo en mi cara?— volví a preguntar pero esta ves intentaba tapar mi boca y nariz.

—Si, tienes algo— respondió sin dejar de mirarme.

—¿Donde?

—Ven, acércate.

Me arrodille quedando frente a él, aun tapando mi cara. ¡Maldición!  Pero por qué en ves de seguir lo que me esta diciendo, mejor no voy yo misma al baño y me verifico.

—Dime donde esta, iré a lavar mi rostro si es necesario.

—No hace falta, yo puedo removértelo.

—¿Removérmelo?

—Cierra los ojos— me ordeno.

Parpadee varias veces. Intentando entender lo que había dicho. ¿Acaso no era claro?

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