CAPÍTULO 20

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Lee Jieun

Desperté en una habitación que no conocía en  lo absoluto. Me dolía el cuerpo demasiado. Mire el reloj y eran las 7:30 de la noche. Se escuchaban voces de hombres, de pronto recordé a ese hombre, dándome golpes. ¿Estaba secuestrada? ¿Donde estoy?  Mire a todos lados buscando algún sitio para salir. De pronto lo único que me vino a la mente fue saltar por la ventana. Me levante como pude,  aun con todo y dolor camine evitando hacer el menor ruido posible. Me recargue del marco de la ventana para tomar aire y pasar un poco el dolor. Abrí el seguro de la ventana, pero un gran pincho en mi dedo me hizo gritar del dolor.

—¡Ah!— grite aguantándome el dedo.

Un fuerte portazo me hizo entrar en pánico y comenzar a gritar por ayuda.

—¡Auxilio! Ayuden...— sentí como una mano se posaba en mi boca, evitando que siguiera gritando, mientras la otra viajo por mi cintura .

—No grites— susurro en mi oido, haciendo que la piel se me erizara.

Intentaba zafarme y golpearle, pero todo lo que hacia era casi imposible.

—Jieun, detente— dijo el nuevamente en mi oido.

¿Que había dicho él? ¿Me acaba de llamar por mi nombre? ¿Quién es este hombre?

—Voy a soltarte, pero no intentes golpearme o gritar. ¿De acuerdo?

Asentí con la cabeza varias veces.

—Nadie te va a lastimar. ¿De acuerdo?

Volví asentir.

—Bien, te voy a soltar.

Sentí como poco a poco se fue desvaneciendo todo su agarre sobre mi. Cuando ya no sentí que sus manos estaban encima de mi, espere unos segundo y comencé a gritar nuevamente.

—¡Ayuda! Me tienen secuestrada!— gritaba como una loca, cuando volví a sentir sus manos sobre mi cintura y volviéndome hacia él mientras me tapaba la boca.

—¡Jieun!—grito mi nombre, cuando de pronto abro los ojos y me encuentro con aquellos ojos, aquellos ojos que me había taladrado hasta lo mas profundo de mi ser. Los había reconocido de inmediato.

Removió su mano de mi boca poco a poco, sin despegar la mirada de los míos.  No podía dejar de verlos con sorpresa.

—Donghae— murmure muy bajo, pensé que no había escuchado nada, pero me equivoque.

—Si, yo... Donghae— afirmo sin dejar de mirarme a los ojos.

¿Que hace él aquí? ¿Él me secuestro? ¿Me engaño? ¿Como llegue a qui?

Me hacia miles de preguntas en mi cabeza, no estaba entendiendo absolutamente nada. De pronto algo mas importante llego a mi mente.

—Hanah...— murmure muy bajo—. Hanah!— decía con un nudo en el pecho—. Hanah...

—Tu hija esta bien— pronuncio Donghae.

—¿Mi hija? ¿De que estas hablando?— pregunte sumamente confundida—. Déjame salir, por favor...— le rogaba con mis manos unidas—. Tengo que buscar a mi hermana, déjame salir, por favor— le rogué nuevamente, pero este me veía con el ceño fruncido.

—¿Hermana?— dijo totalmente anonadado—. ¿La niña no es tu hija?

—Si es hija mía o no, no te importa!— dije enojadísima—. ¡Me secuestraste! ¡Deja ir!

Le grite dandole golpes en su pecho.  Pero rápidamente las sostuvo con sus manos, evitando que siguiera dandole golpes.

—Yo no te he secuestrado, yo te saque de tu casa.

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