Enlazado a ti

CAPÍTULO 58

Changmin

Estacionaba el auto frente ala bodega de Yang Soo. No quería seguir un minuto más aquí. Quería que ese infeliz estuviera preso, pero siento que si lo hago también me descubrirán. Donghae ya sabe de su paradero, pero solo están esperando a que la policía dé el visto bueno para actuar. Todo es un maldito protocolo. Ese infeliz se mueve muy seguido a muy difícil saber donde se mete, pero sino fuera por mi, no estarían ni siquiera cerca de lo que están ahora.

—Yang Soo ¿está?—pregunté.

—No salió hace unos 15 minutos ¿Por qué?

—Vengo a traerle información de un bueno negocio.

Le muestro el sobre que tenía en la mano.

—En todo caso dámelo a mi y yo sé lo entrego tan pronto regrese.

—¿Sabes al menos a donde salió?

—Lo único que sé es que dijo que iría de casería.

— ¿Casería?— cuestioné confundido.

—Si, dijo que iría al Rio Han a casar a todos los que le hicieron la vida miserable.

No estaba comprendiendo, pero d un momento a otro llego a mi cabeza una sola cosa " DongHae y Jieun" Tengo que buscar la manera de protegerlos. Tendría que hacer unas llamadas.

— Bien...— disimulé—. Entrégale este sobre cuándo lo veas, dile que es un mega negociazo.

—De acuerdo.

Se lo entregue y salí de allí. Una ves entre al auto y lo puse en marcha, comenzó mi desesperación.

Lee DongHae

Su cuerpo se debilitaba ¿Que estaba pasando? ¿Por qué de repente se puso mal?

—Amor... Amor ¿que te pasa?— di tres suaves palmadas en su rostro.

—Duele...— fue lo único que pronunció murándome con los ojos muy pequeños.

Tres detonaciones. No eran  fuegos artificiales. No se iluminó el cielo. La sostuve mejor para que no cayera al suelo, pero algo húmedo en su espalda me hizo estremecer. Levante mi palma de la mano para mirarla. Lo que mi vista vi no fue agradable. Mis ojos se abrieron de par en par, la angustia se reflejó en mis ojos cristalizándose al instante.

—No...— susurre angustiado—. No amor, tú no, tú no...

Me baje con ella hasta quedar arrodillado en el suelo. Mirabas todos lados, pero nada, no veía nada.

—Tu, no... Quédate conmigo.

Las lágrimas no tardaron en salir. Lo único que pude ver en su rostro era una mirada cristalizada pero sus labios estaban estirados con suavidad.

—La luz...—pronuncio ella elevando la mirada al cielo.

—Jieun, no me cierres los ojos, ¿si?

Miraba a todos lados buscando alguien que me ayudase, pero no veía a nadie. Saque mi teléfono para marcarle al oficial Kang, pero una detonación y un fuerte dolor en mi brazo izquierdo provocó que soltara de inmediato el teléfono.

—¿Pensabas que me quedaría de brazos cruzados?

Levante la mirada y mire hacia adelante. Ese maldito infeliz estaba frente a mi, apuntándome con un arma. Jieun aún tenía sus ojos abiertos, pero débiles.

—¿Pensaste que metiéndote a trabajar con la policía me detendrías?

—¿Porqué? ¿Porqué te empeñas en seguir haciendo daño? ¡¿Porque?!- grite con mucha rabia.