CAPÍTULO 41

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Lee Jieun

Entre al despacho de la señora Cha en silencio, sentándome frente a ella. No sabia como empezar a contarle. Me quede en silencio hasta que ella hablara primero.

—Jieun... ¿Por que no me contaste sobre el secuestro?— se notaba la decepción por mi reflejado en su rostro.

—Lo siento— dije cabizbaja, mientras jugaba con mis manos—. No quería preocuparla mas de lo que debía de estar cuando la llame hace dos días... Lo siento mucho.

—Debías decirme... Los días que estuviste desaparecida, estaba que me moría de la preocupación.

—De verdad, lo siento...

—Al menos ya sé la verdad, no de la mejor manera, pero al menos ya la se... Y eso me tranquiliza— me sonrió.

Pensé que lo tomaría como una tradición a su confianza, pero no fue así. Lo tomo tranquilo y eso me aliviaba mucho.

—Jieun, cariño... ¿Te encuentras bien?— me preguntó deteniéndose a mirarme.

—Si ¿por que?

—Estas muy pálida, ¿segura que no pasa nada?

—Pues la verdad... Es algo personal y no quisiera hablar de eso... Lo siento.

—Entiendo... No te preocupes— dijo asintiendo a la misma ves que sonreía.

Pasado un rato más de conversación, fuimos a la cocina. Me enseño el pastel de nueces que había horneado muy temprano en la mañana. Yo pensaba que ella no sabia cocinar, pero me equivoque. Estaba haciendo el almuerzo. Bueno era más de las 2:00 de la tarde, así que ya no es almuerzo, parece mas la cena. Corto el pastel de nueces y lo sirvió. Ambas nos sentamos a comer aquel pastel, que era la primera ves que lo comía, nunca antes lo había comido. La verdad, estaba buenísimo.

—Mamá, que es ese olor tan...

La Yang Mi aprecio frente a nosotras. Se detuvo al momento de verme allí con ella.

—Ah, estas con tu otra hija.

—Yang Mi, detente... Este comportamiento debe parar ya— la regaño.

—¿Por que mama? ¡Yo soy tu hija!

—¡Lo sé!— le grito

Me levante de la silla para retirarme.

—Disculpe señora, me retiro para que ustedes puedan hablar.

—Si, lárgate...—se burló—. Deberías de retirarte, pero para siempre.

Suspire, intentando contener mis palabras, pera ya a este plano era imposible con una persona tan odiosa como ella.

—Mire señorita— dije remarcando la palabra "señorita"—. El hecho de que seas risa, adinerada o como lo quieras llamar. No te da el derecho de tratarme así, usted no sabe el por que trabajo como sirvienta... Me gano la vida para mantener a mi pequeña hermana, el cual soy yo lo único que le queda e esta vida...

—No me vengas con sentimentalismos, arrastrada.

—Yang Mi, basta— le advirtió su madre.

—Yo también fui una chica de familia adinerada ¿sabias? Pero tengo humildad, lo que a ti te falta.

—¡Ay, por favor! Deja de mentir. Una pobretona como tú, no pudo haber sido hija de una familia rica, solo mírate!

Me manoteaba mientras me miraba de arriba abajo con desprecio y asco.

—No vale la pena hablar con una persona como tú, espero que nunca pases por lo que yo pase, ahí es cuando único sentirás todo lo que yo pase.

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