Ardiente Deseo I [+18]

Capítulo 4

Choque

Después de casi diez minutos aparece María con su andar de moviendo caderas exageradamente. Yo me levanto del cómodo sofá y voy a la recepción. Cuando se gira da un pequeño brinco y se pone la mano en el pecho. Le asusté.

—Dios. No me acordaba de usted. —Me controlo para no liarla en un lugar como este—. Para otra habitación, dependiendo de área será una cantidad de dinero u otra. —¿Qué coño me está contando ésta? Levanto mi ceja izquierda en forma de interrogación.

—Perdona, pero, se supone que nuestra estancia aquí es gratuita puesto que vengo a hacer la sesión de fotos, si usted no nos puso una habitación para mis amigas y yo, no es mi problema, es el de usted por no estar más atenta a lo que se le pidió. —Cruzo mis brazos y le miro con un poco de desdén. Chúpate esa, asquerosa.

—Sí, perdona. —Suena cortante y su tono de voz cambio a uno muy enojado, pero me da igual—. Ahora mismo no quedan disponibles habitaciones para tres personas, si no le importa, le asigno una de dos, aunque esté usted sola.

—¿Erick tiene una habitación de dos personas? —Ella asiente, y también se le pone el iris más grande y sus ojos más oscuros—. Entonces póngame con él, y así tienes esa habitación que me ibas a dar a mí libre para otras personas. —Le digo lo más calmada posible. ¿Ahora qué, ehh? No vas a estar con tu conquista imaginaria, zorra.

—Está bien, aquí tienes una copia de la tarjeta. —Yo asiento y me dirijo a la habitación de Erick, pero antes me acerco a el hombre que tiene mis maletas y le indico a dónde tiene que llevarlas.

Al llegar a la puerta de Erick paso la maldita tarjeta por lo menos cuatro veces y no abre, hasta que el hombre me enseña cómo tengo que pasarla y así poder abrirse la puerta. Entro lentamente, todo lo que veo me asombra. Es todo tan moderno, elegante y perfecto. Ahora entiendo las cinco estrellas, aunque la golfa de abajo sobra, le quita poder al hotel.

—¿Quién ha entrado? —se asoma Erick—. ¿Alex? —me mira algo asombrado, pero tampoco para tanto.

—La misma. —Le sonrío—. Me quedo contigo en este hermoso y fantástico viaje. —Me acerco a él y le doy un pequeño abrazo—. Hice bien en dejarme convencer para esto.

—Espero que eso mismo digas mañana por la mañana cuando nos levantemos a las seis. —Me aparto rápido de sus brazos y lo miro.

—Ehhh, ¿cómo que despertarse a la seis?

—Lo que has escuchado, mi amor. —Se gira y va a lo que supongo que es su cuarto.

—¡Hey! Pero... —no me deja terminar porque él me responde antes.

—Será mejor que vayas prepando todo y te vayas a dormir pronto. Ya son las diez y veintiséis. —Cierra su puerta y me quedo con la boca entreabierta.

—Vaya mierda.

Cojo las maletas que el señor tan amablemente me las ha dejado en la entrada y entro a lo que, digo yo, será mi cuarto. Me encuentro con una cama amplia en el centro de la habitación, con una mesita de noche a cada lado. Hay una puerta, voy hacia ella y al abrirla me encuentro con un baño, bastante amplio también y de un tono blanco muy relajante. Vuelvo otra vez a la habitación y me fijo en el armario de color crema. Es más grande que el armario de Lizy, y eso ya es difícil de superar.

Decido colocar la ropa dentro del ropero y organizar un poco mis cosas para poder irme a dormir por fin. El día se me pasó rápido, espero que los cuatro días siguientes no sean tan rápidos y pueda disfrutar cada momento y detalle con detenimiento.

Cuando acabe con esto me daré una ducha rápida con agua fresquita y me iré a dormir con mucho amor a esta cama.

[...]

Escucho golpes en la puerta junto a unos gritos de una voz que me suena mucho. Quiero seguir durmiendo, necesito seguir durmiendo. Siento la puerta abrirse y unos pasos se acercan a mi cama, ya sé quién es, ya sé dónde estoy, y ya sé para qué me despiertan a las seis de mañana.

Me cuesta la vida pero logro levantarme con la atenta mirada de Erick, cruzado de brazos. Se ve bien guapo, y es una lástima que aun teniendo un gran poder físico, no me atraiga. Con gran dificultad me pongo lo que creo yo que será lo más apropiado. Una camiseta blanca con manga corta, que tiene un dibujo en el centro de la cara de Mickey Mousse en negro. Junto con mis pantalones cortos negros que apenas se pueden ver por la largura de la camiseta y, para finalizar, mis hermosas Converse negras.

Salgo del cuarto con pesadez. Veo a Erick con un par de bolsas bastante llenas, y me observa con una mirada de odio.

—Vamos tarde. —Se acerca a mí y me tiende una de las dos bolsas—. Estos serán los bikinis que te tendrás que poner para las fotos. Hay algunos... —noto como duda un poco en decírmelo y le miro a la cara después de observar por encima el interior de la bolsa, está un poco colorado—, que son algo llamativos y que enseñan bastante, pero no te preocupes, si alguna foto no te gusta, no se publicará.

—Joder, Erick, eso espero.

Salgo de la estancia a paso ligero y con la bolsa en la mano. No quiero hacer esto, ahora me arrepiento, pero a la vez me gusta este sitio. Camino distraída pensando en si fue o no buena idea aceptar esta mierda, cuando de repente me choco con un duro pectoral que me hace caer al suelo de culo.

—¡Ay! Me cago en... -abro los ojos y veo al hombre de ayer, me fijo en su cara, mirando con esos ojos grises intensos. El muy, ni siquiera se disculpa.

Me levanto con la bolsa en la mano y estallo.

—Estaría bien si se disculpara, ¿no? —Mantengo la calma en un principio hasta que veo su levantamiento de ceja, arrogante—. Capullo... —me voy yendo cuando siento una mano cogiéndome del brazo.

—Creo que yo también me merezco unas disculpas, ¿no crees? Para mí tampoco es agradable chocarme con niñatas que no se fijan por dónde van. —Le miro con la boca abierta y tiro de mi brazo para zafarme, sin más le pego una cachetada que suena por todo el pasillo y me voy corriendo de allí.

No sé por qué lo hice ni tampoco por qué salí corriendo, lo único que sé es que puede que me arrepienta un poquito.

12/01/2020

¡Holaa!

Hoy os entrego un nuevo capítulo con mucho mucho amor.😻

¡Espero que os guste!🤗

Hadala09❤️