Capítulo 36

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Constante tensión

Termino de coger mis cosas para irme. En el móvil tenía muchísimas llamadas pérdidas de James y mensajes como:

“Hola nena, ¿has llegado bien al apartamento?”

“Supongo que tus amigas están preocupadas por ti y estarás hablando con ellas, ¿está Erick? No quiero que se te acerque ese idiota.”

“Nena te he llamado unas cuantas veces al ver que no me respondes, quiero saber si todo va bien.”

“Menos mal que tengo el número de Erick, llamé al desgraciado y me ha dicho que estás bien y echándote una siesta. Espero que el cabrón no te haya tocado o lo mato.”

“Duermes mucho, ¿no? Avísame, tengo ganas de escuchar tu voz.”

“Oye es muy tarde, ¿por qué coño no me hablas?”

“Llamé a Erick, me dijo que trabajabas hoy con mi madre.”

“Tienes castigo asegurado.”

Casi se me está saliendo el corazón por la boca. James ha estado toda la tarde intentando comunicarse conmigo y yo no he tenido ni un segundo para pensar en decirle algo y que no se preocupara. Me siento fatal y lo peor es que me estoy imaginando su cara sería, el mentón tenso, frunciendo el cejo y los ojos dilatados con una mirada que acuchilla.

Me dirijo a la salida y me encuentro con Rodrigo de espaldas hablando con alguien, me muevo un poco y puedo ver a James atravesarme con su mirada. Está tal cual lo había pensando hace unos segundos.

—No quiero que te acerques a Alexa, que te quede claro Rodrigo —James pasa por su lado y se acerca a mí cogiéndome de la cintura y atrayéndome a su cuerpo con fuerza —. Espero que estés lista —James tiene ahora mismo instintos de asesino mínimo pero aun así me parece tan sexy y rudo cuando sin previo aviso acerca sus labios para besarme, claramente con posesividad y agresivo. Se separa de mí por, sobre todo, falta de aire en mis preciados pulmones. 

—Me gusta que hayas venido a por mí —pongo mí mano en su cuello y llo atraigo hacia mí dándole yo el beso y sorprendiéndolo. A lo mejor así lo suavizo un poco y no me mata cuando me lleve a saber dónde.

—¿Te vienes conmigo, Alexa? —No puede ser. Delante de James, Rodrigo se atreve a preguntarme si me voy con él, ¿pero no escuchó al hermano?

—Ella no se va a ir a ningún lado contigo —sentencia con voz grave James. Su cuerpo entero está tenso, sus músculos se contraen por debajo de la tela. Está delante de mí, parece que le estuviera escondiendo detrás de su espalda.

—Bueno... ¿también vas a decidir por ella si va a ser mi secretaria o no? —miro a Rodrigo con los ojos muy abiertos y él básicamente me ignora. Hijo de... porque amo a su madre, capullo.

—¿Cómo? —se gira James mirándome otra vez con cara asesina—. ¿Cuándo me lo ibas a decir? —Se nota su enfado en el rostro y en la manera que acerca su cuerpo intimidante hacia mí.

—Yo, bueno, ni siquiera lo he pensando... —y es la verdad, ayer me lo dije y en ayer se quedó.

—Tenemos una charla pendiente tú y yo —se vuelve a girar a Rodrigo—. Aléjate de ella, es la última advertencia.

Me coge de la muñeca apretándola un poco y haciéndome caminar hacia su coche a paso ligero. Me abre la puerta de copiloto y me sienta prácticamente él en el asiento, poniéndome el cinturón y todo sin mirarme. ¿Debería sentirme mal? No he hecho nada.

Ardiente Deseo I [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora