Ardiente Deseo I [+18]

Capítulo 43

Suerte para una

No puedo evitar llevarme las manos a la cara y taparla para empezar a llorar. Es cierto, James me gusta muchísimo, tanto que me duele hasta el pecho de la ansiedad que me ha dado al escuchar todo lo que me ha dicho Rodrigo y lo peor es que no puedo pensar que sea una mentira por su parte porque odia a James y como dijo antes se acostaba conmigo e Inna, no. Muchas cosas tienen sentido y es por eso que me lo creo.

Escuchamos golpes continuos en la puerta de la entrada que me sobresaltan. Inna y Lizy tienen llaves, así que es imposible que sean ellas. Ojalá, joder, seguro es James, él iba a venir a por mí en la discoteca, ¿pero cómo sabe dónde estoy? Rodrigo y yo nos miramos, creo que tengo el valor de mandarlo a la mierda.

Me levanto de la cama y voy hacia la puerta que después de unos segundos cogiendo aire, la abro. Veo la cara de James descompuesta, está enfadado.

—¿¡Por qué no me has llamado para decirme que venías a casa!? Sabes que las calles son peligrosas para ir sola —James intenta pasar pero me pongo enfrente suya impidiéndole.

—¿Sola? Yo no he dicho en ningún momento que haya venido sola —me cruzo de brazos. James no entiendo bien hasta que levanta su cabeza para dejar de mirarme y su rostro cambia por completo a uno peor, parece el mismísimo diablo.

—¿Qué coño hace Rodrigo aquí, Alexa? —escupe con la boca tensa.

—Pues, no sé... —me acerco a Rodrigo—. Tal vez me gustaría jugar al famoso juego de los hermanos Evans, ¿no? —pongo mi mano en el pecho de Rodrigo y acerco mis labios a los suyos dándole un beso sin movimiento pero duradero. Lentamente me incorporo mirando la cara de asombro de Rodrigo y la de asesino de James.

—¿¡Qué coño le has contado Rodrigo!?

—¡La verdad, eso es lo que me ha contado! ¿¡Cuándo me la ibas a contar tú!? ¿En el altar? ¿En la Luna de miel como invitada a un trío? —James se queda estático con la boca entreabierta—. ¿Sin palabras? Bien, quiero que te largues de aquí.

—No me voy a ir y menos si te quedas con él —Señala a Rodrigo.

—Él se queda si yo quiero —le desafío—. Si no te vas te aseguro que llamaré a la policía.

—¿¡Es que no te das cuenta!? —me grita acercándose.

—¿¡De qué!? ¿Qué has estado jugando conmigo? ¿Que cada vez que te decía que me tratabas como una puta de usar y tirar era mentira? Venga ya, James. Nunca tuve que conocerte, ir a tu puto hotel en Tarifa ha sido de los errores más grande que he cometido en mi vida —le escupo todo con odio. James está impactado, no quiero que se vaya de sí porque es capaz de dejar a Rodrigo en coma mínimo.

—Me voy si él se va —Podría aceptarlo.

—Él se va pero antes te vas a tú, para evitar peleas en la calle —digo serena.

—Está bien, pero tenemos una conversación pendiente —James me echa una última mirada antes de irse por la puerta.

—Pensaba que le sentaría peor que me besaras —confiesa Rodrigo.

—Yo también —le miro—. Perdona por eso, quería enfadarlo.

—No te preocupes, sé que no quieres nada conmigo —le doy una sonrisa—. Además tu amiga no está nada mal, ha captado mi atención.

—Ni te acerques a ella.

—Bueno bueno —levanta los brazos—. ¿Me dejas tu móvil un momento?

—¿Para qué?

—Quiero comprobar una cosa —se lo doy. Empieza a mirarlo y finalmente pone una sonrisa en sus labios—. En algún momento de debilidad tuya ha cogido tu móvil y ha hecho que siempre estés compartiendo tu ubicación real con él, por eso sabía dónde estabas en todo momento —le miro con la boca abierta.