Capítulo 14

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Erick

Estoy lista, preparada y con muchas ganas de salir y divertirme esta noche. Sin un par de ojos grises vigilándome.

Decidí que el azul marino oscuro definía esta última noche en Tarifa, Océano Atlántico y Mar Mediterráneo juntos. No dudaré en volver cuando tenga más dinero y un trabajo estable.

Salgo de mi habitación y Erick está de pie en medio del pequeño salón. Va muy guapo vestido, con vaqueros ajustados y una sudadera negra ceñida a sus músculos conseguidos recientemente. Decidió que era hora de ponerse fuerte y empezó un entrenamiento, que la verdad, le sienta bien.

—¿Estás lista? —Asiento con media sonrisa—. ¿A qué hora has quedado con las chicas?

—Mmm a las nueve y media, planeamos también cenar juntas, por eso llevo dinero de lo ahorrado encima. —Nos acercamos a la puerta para salir.

—¿Quieres que te dé yo dinero? —le miro mal—, o preste si te sienta mejor.

—Me sienta mejor pagarme mis propios gastos, pero gracias. —Le doy una sonrisa y salimos de la suite.

Caminamos por los pasillos del hotel para lograr salir de él e irnos a algún bar nocturno cercano para “hacer las paces”, además de lo que tiene que decirme —con tantas ganas—. Me tiene intrigada, la verdad.

Entramos en el primero que vemos y que todavía no está muy lleno de gente. Erick me guía hasta una mesa al fondo del bar.

—Allí tendremos más intimidad —dice él poniendo su mano en mi espalda para que caminemos hacia el sitio.

—De acuerdo.

Una vez que por fin nos sentamos, se nos acerca un camarero rápidamente. Nos da una agradable sonrisa y saca su libreta.

—¿Qué desean tomar? —comenta él mientras le da al click del bolígrafo.

—Yo quisiera un Tequila, por favor.

—Yo igual, entonces. —Erick también pide lo mismo que yo.

—Perfecto, ¿deseáis algo para comer? —Ambos negamos—. De acuerdo, pues enseguida vengo con vuestros Tequilas. —El camarero se marcha y me hace un guiño de ojo.

—Vaya, parece que le gustas. —Dice Erick.

—Pues a mí me parece que no, es más, diría que le gustan los pepinos bien grandotes. —Me río.

—Si tú lo dices... —su tono despectivo me molesta.

—Bueno, ¿quieres disculparte o seguir diciendo tonterías? —Me cruzo de brazos.

—Quiero disculparme, claramente.

—Entonces, ¿qué te pasa? Nunca antes te habías puesto así.

—Tampoco te había visto nunca cerca de otros hombres. —Me responde él.

—¡Oh, venga ya! ¿Qué más da? —el camarero se acerca y nos entrega las bebidas.

—Que disfrutéis —le echa una mirada a Erick durante unos segundos, tal vez unos más de la cuenta y se va con una sonrisa pequeña. Erick lo ignora totalmente.

—Tal vez sí le guste los hombres...

—Si tú lo dices... —le digo remedándolo.

Erick está tenso y muy estúpido. Cuando llegamos al principio al hotel, estaba muy contento conmigo y todo iba genial, desde que vio que acepté las invitaciones de James, está que no puede aguantarse el veneno que le corroe por el cuerpo.

Ardiente Deseo I [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora