Capítulo 55

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Soy yo

Su mirada, su cuerpo erguido, su rostro serio y sus labios en una línea perfecta. Creo que hace bastante que necesitaba mirarlo; con detalle. Pero eso no justifica que ahora mismo esté él aquí en vez de Rodrigo.

—¿Qué hacer aquí? —le pregunto intentando sonar tranquila. Elevo mi barbilla para no dejarme intimidar.

—Mi hermano está compinchado conmigo.

—¿Qué? —No entiendo nada.

—Desde que nuestra madre falleció, nos llevamos mejor y hemos arreglado nuestras diferencias. En realidad, no es su culpa que Carol y él se acostara, se supone que era parte del juego, aunque no me gustase —me dice con sinceridad mientras va a coger una copa del armario de cristal junto con una botella de vino—. Llevo varios meses, incluso antes de conocerte, pensando sobre una decisión que debería haber hecho hace mucho tiempo, pero que no me he atrevido hasta que te he conocido y me he dado cuenta de muchas cosas.

—¿Qué cosas? —digo sin pensar.

—De que eres tú, Alexa, la que quiero que esté en mi vida —Sus palabras, sinceras, provocan que me dé un vuelco el corazón.

—Qué gracioso —me miro dudoso—. ¿Ahora es cuando te das cuenta? Mira James, no quiero caer de nuevo en tus sucios juegos, tienes a una prometida con la que te vas a casar en pocas semanas —le digo mientras intento salir por la puerta, pero una palabra suya me hace frenar en seco y quedarme estática mirando hacia la puerta.

—Tenía.

No sé si girarme, quedarme así o simplemente hacer caso omiso a lo que acaba de decir e irme por la puerta. ¿Qué significa el "tenía"? Cojo el valor suficiente para girarme y enfrentarme a él, de nuevo.

—¿Qué significa eso?

—Que no va haber boda, Alex.

—¿Te ha dejado por tener una amante?

—Sabes que por amante no sería, ya conoces el juego, ¿no? —Asiento como una estúpida. ¿Qué respuesta quiero realmente? ¿Qué estoy buscando con esta conversación? Debería haberme ido desde el primer momento en que lo he visto aquí.

—¿Entonces? Dime, ¿qué pasa con la boda? ¿Se cansó de ti? O mejor todavía, ¿prefiere a otro para sus juegos? —James me da una sonrisa mientras agacha un poco la cabeza—. ¿Qué te es tan gracioso?

—La dejé, Alexa. Ya te he dicho, quiero que estés en mi vida —Sus palabras se clavan en mi mente. No, Alex. No caigas de nuevo. Niego con la cabeza mientras pongo una sonrisa, decido no dar ninguna respuesta e irme, pero James no me lo permite. Me agarra del brazo con rapidez y me gira para tener así nuestras caras a pocos centímetros.

—Déjame James.

—No puedo, te deseo demasiado.

—Yo no quiero entrar en tu sucio mundo —le digo escupiendo cada palabra con asco.

—No te estoy pidiendo que lo hagas —me confunde.

—¿Qué?

—No quiero envolverte en esa mierda —se acerca cada vez más. Siento su respiración chocando en mi cara. Su aire cálido y su olor a menta inunda mis fosas nasales. Cierro los ojos por unos segundos disfrutando de la sensación.

—Y... ¿de verdad crees que lo vas a dejar tan fácilmente? —Con pena me deshago de su agarre y me voy con los ojos cristalizados. Esta vez no me agarra y tampoco me llama, eso hace más fácil que me vaya.

Veo a Rodrigo saliendo por el ascensor por el que yo voy a coger para irme y me mira con sorpresa para levantar su mirada, y ver a James en la puerta de su despacho. Después vuelve su vista a mí.

Ardiente Deseo I [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora