Capítulo 34

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Nosotros

Estamos desayunando tranquilamente mientras empezamos a hablar sobre anoche y de cómo conocí a su madre.

Le conté aquel trágico día en el que estaba sentada en un columpio llorando porque el dueño de un restaurante me echó de su negocio sin ni siquiera dejarme explicarle un poco sobre mí. En fin, un cabrón.

—Sabes, eres una gran trabajadora y ese estúpido se ha perdido a una muy buena camarera —me dice acariciándome la mejilla.

—Bueno... —le doy una sonrisa nerviosa—. Tu madre me vio en el columpio y entonces me ofreció trabajo en su bar.

—Me alegra que lo hiciera, te lo mereces —las palabras de James me hacen sentirme mejor conmigo misma—. ¿Cómo es que ayer te trajo mi hermano?

—Bueno, no sabía que era tu hermano.

—¿Y si lo hubieras sabido?

—¿Te llevas mal con él? —se queda serio y ladea la cabeza—. Si hubiera sabido que es tu hermano y que no te llevas muy bien con él, entonces aceptaría con ganas solo para joderte —empiezo a reírme fuerte y lo veo serio—. Venga James, era broma —se acerca a mí y me presiona con la mesa poniendo sus manos a mis costados para besarme posesivamente—. Le diría que no.

—Me gusta saberlo, pero no hagas bromas de ese estilo, ¿estamos? —asiento mientras James se vuelve a sentar en la silla.

—Se ofreció a llevarme y ya está, como es el hijo de Lorena pues pensé que tampoco sería malo aceptarlo, lo que no me esperaba que fuera tu hermano, muchas coincidencias —le acaricio la barba y cierra los ojos en conformidad.

—No quiero que hables con él, ¿vale? No quiero que te diga tonterías, no nos llevamos bien.

—Bueno, pero si va al bar de tu madre cuando yo esté trabajando, al menos un hola y adiós le tendré que dar —James no pone buena cara pero asiente.

—Bueno, dejando todo el tema, ¿por qué no...? —su móvil empieza a sonar y se lo saca del bolsillo—. Es mi madre, un momento.

James se levanta y se aleja de mí. Me termino el sándwich y dejo los platos junto con los vasos en el fregadero y los limpio. Guardo el zumo en la nevera y me dirijo al cuarto para cambiarme.

Cuando voy a abrir la puerta me doy cuenta que está un poco abierta y James está dentro hablando con la madre. No es algo que me guste, pero por echar un poco el oído no creo que ocurra nada.

—Mamá no —la voz de James está un poco agitada—. Sabes que no quiero hacerlo, que lo quiero cancelar. No, tiene algo, pero no. Sí, sabes cómo soy, mamá —¿De qué estarán hablando?—. Tengo que irme, hablamos más tarde, te quiero.

Ya no escucho la voz de James y yo espero unos segundos para llamar a la puerta.

—Pasa, nena —le hago caso y camino hacia él. Me ve como una presa que devorar—. Te voy a follar ahora mismo.

Sus palabras me asombran, pero una parte de mí lo esperaba y sobre todo lo deseaba. Se acerca a mí a paso lento para agarrarme por la cintura y estrujarme contra él. Empieza a besarme desquiciado por el cuello, con desesperación y lujuria. Me quita la ropa en un segundo y siento un poco de vergüenza pero no tanto como la primera vez.

—Eres hermosa, Alexa, nunca, escúchame bien, nunca te menosprecies, ¿está bien? —asiento con una sonrisa y pongo mis manos alrededor de su cuello para acercarlo y besarlo.

Me agarra de las piernas y me levanta para enroscarme en su cintura. Me lleva a la cama donde me tira y se quita con rapidez los pantalones y los bóxer. Se queda con la camisa y con agilidad se tumba encima de mí.

—Tengo ganas de darte muy duro —y así lo hace sin avisar. Me penetra con un movimiento rápido y no puedo evitar soltar un fuerte gemido—. ¿Te duele?

—No —le digo en un susurro.

—¿Te gusta? —la mete más profundo y rápido.

—Síiii —cierro los ojos. Este hombre es una fiera.

—A mí también me gusta tu coño rosado, nena —acerca sus labios a los míos aprovechando los gemidos que suelto por la boca para meterme la lengua y saborear cada centímetro de mi interior.

Joder, James.

Sus penetraciones son profundas y rápidas pero pausadas. Tiene un miembro tan enorme que no sé ni cómo me entra.

Siento cada vez más sensaciones eléctricas por todo mi cuerpo transmitidas principalmente mi intimidad. Pongo mis manos en la espalda de James y le clavo las uñas. Escucho que él gripe y se acaban las penetraciones pausadas para empezar a hacerlas como un loco, incluso más profundas que antes.

Me está volviendo loca, estoy a punto de llegar. Lo deseo tanto, es tan ardiente y tan malditamente sexy.

—Nena, córrete para mí, venga —Y como si mi cuerpo fuese esclava y sumisa de sus palabras, me corro sintiendo un gran orgasmo explotando en todo mi interior vaginal. Ya no gimo, grito de la intensidad del placer máximo.

—James... —susurro sintiendo el líquido junto con las palpitaciones de su pene en lo más profundo de mi interior.

—Nena, eres perfecta —me besa en la frente y se recuesta a mi lado pero sin salir del todo, lo que me da una pequeña punzada de placer al moverse.

—Otra vez te has corrido dentro... —me giro para observarlo y entonces sí se sale su miembro de mí.

—Compré más de una, no te preocupes —me acaricia la mejilla—. Pero tienes que ir al ginecólogo para que te receten anticonceptivos.

—Sí... por cierto, ¿siempre lo haces así con las demás? Te corres en su interior y una pastillita —realmente me molestaba eso y lo dije sin pensar.

—No, siempre utilizo condón, eres la primera con la que decido correrme en su interior —vaya... me emociona saberlo y le sonrío.

—¿Y eso por qué?

—Porque entonces sería desaprovechar todo el placer que me das —se acerca a mí para darme un casto beso en los labios.

Cada vez estoy cayendo más en las redes de James Evans, y tengo un presentimiento de que no debería.

Cada vez estoy cayendo más en las redes de James Evans, y tengo un presentimiento de que no debería

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09/06/2020

¡Hola! ¿Cómo estáis? Hoy os traigo un nuevo capítulo que espero que os guste muchísimo y lo votéis para saber que os ha encantado.

Gracias por leer mi novela.☺

Hadala09

Ardiente Deseo I [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora