Capítulo 49

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Aaron

Intento abrir los ojos pero los rayos del sol me impiden que lo haga, tendiendo así que pestañear varias veces hasta poder acostumbrarme a la luz. Giro lentamente mi cabeza y veo el atardecer con las nubes rosadas y anaranjadas. ¿Qué hora será? Y el dato más importante, ¿qué ha ocurrido para que acabe aquí?

Me incorporo en la cama pero me vuelve la sensación de vértigo llevándome la mano a la frente y cerrando los ojos con fuerza. Logro mantener el equilibrio y que se me pase un poco. Volviendo abrir los ojos me fijo en la habitación. Es rústica así que me lleva a pensar que sigo en el hotel.

Lo último que recuerdo es estar cara a cara con James discutiendo, luego decidida a irme me empezó a dar todo vueltas. Así que supongo que me desmayé y por eso estoy aquí.

No creo que levantarme sea un opción. Voy buscando con la mirada poco a poco dónde puede estar mi móvil. No está en la mesilla ni tampoco por la cama. Esto es una mierda. Me sobresalto al escuchar que llaman a la puerta y a los pocos segundos entran. Es Erick con cara de preocupado.

—¿Cómo estás? James me lo ha contado —se sienta en la cama y me mira fijamente. Parece que está analizando mi rostro.

—Estoy bien —le doy una sonrisa—, solo debo de comer mejor.

—Es muy importante que no te saltes las comidas, te he notado pálida y algo extraña durante la mañana pero pensé que eran los nervios por estar tan cerca de James —me dice acariciando mi mejilla.

—También ha sido una influencia, no te lo voy a negar —me río—. Pero ya estoy mejor y quiero que me lleves a comer, tengo muchísima hambre, quiero hamburguesas y patatas, y también quiero una ensalada, oh sí, una ensalada —cierro los ojos y alzo la cabeza soltando un pequeño gemido.

—Sí, veo que te vino todo el apetito de golpe, ¿algún motivo?

—Sí, o eso creo. Antes de irme al séptimo cielo le grité a la cara, prácticamente, que me gusta muchísimo James. Por fin lo solté y siento una liberación.

—¿En serio se lo dijiste? —asiento—. Eres increíble, Alexa.

—Bueno, ahora solo quiero salir de aquí y no verle la cara porque entonces no seré tan increíble, realmente muero de la vergüenza ahora que lo pienso —ambos empezamos a reírnos.

Con ayuda de Erick, me levanto de la cama. Parece que estoy estable y no me da ya vueltas la cabeza. Menos mal. Al final encontré mi móvil en la bolsa de la ropa que estaba en la habitación, la había colocado Erick con mis objetos además de darme la ropa que utilicé y la que no. Me molesta porque son prendas caras que yo no he pagado, pero lo que más me molesta es que sean obsequios de James.

Estamos estacionando para comer todas las porquerías que estoy más que lista para meterme en la barriga y engordar por lo menos cinco kilos. Sé que soy una exagerada, pero ahora es cuando pienso y me arrepiento por no haber hecho mis comidas bien. Soy un desastre.

[...]

—¿Estás mejor? —me pregunta Erick. Hace bastante tiempo que terminó de comer, desde entonces me observa mientras yo sí sigo dándome el atracón.

—Muchísimo mejor —quisiera más, pero la cuenta me va a salir cara si sigo pidiendo más cosas.

—Menos mal —siento a Erick un poco raro, y ahora es cuando lo empiezo a notar.

—Suelta, ¿qué tienes?

—Bueno... James me dijo una cosa antes de irnos... —levanto mi ceja derecha—. Cuando sea la inauguración va a poner las fotos por el hotel. Será un evento, y al presentar nuestro trabajo, debemos estar —no me esperaba esto.

Ardiente Deseo I [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora