Capítulo 5

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Buen comienzo

Estoy en el patio exterior del enorme hotel. Me ha costado la misma vida conseguir salir de este enorme edificio, que además no es el único. Son en total tres edificios, uno a la derecha, otro a la izquierda, y el tercero que es más pequeño está en medio de los dos más grandes. Y en medio de todos ellos hay un enorme, pero grandísimo jardín, con piscina y zona de bar y baile.

Sí que se lo han montado bien...

Camino con la bolsa en la mano, todavía algo agitada por el acontecimiento presenciado hace menos de cinco minutos. Ese hombre... Recordando su aspecto físico, he de admitir que le he dado una bofetada al hombre más sexy que haya visto y seguramente veo en toda mi puta vida, además de que esos ojos grises intensos... Siento un escalofrío por todo mi cuerpo.

—¡Hey, Alex! No veas como has corrido del cuarto. —Escucho detrás mío la voz de Erick, y justo, lo que no podría ser peor, al hombre que acabo de pegar detrás de él.

—Mierda.

—Cuida esa boca, Alex. —Me advierte Erick.

—Y, ¿por qué debería de cuidar mi boca delante de un capullo arrogante como éste? —Pregunto a Erick, que de un momento a otro su cara palidece y se queda boquiabierto, con los ojos saliéndose de las órbitas.

—¡Alexa! —Me grita Erick.

—No importa, Lewins. Supongo que la señorita Alexa no tuvo una buena noche. —¿De qué se conocen?

—¿Perdona? Para su información, aunque la puta de la recepcionista se equivocara con mi estancia aquí, he tenido el maravilloso placer de dormir con Erick bastante cómoda. —Una vez dicho esto, me doy cuenta que podría haber un malentendido por lo que dije. Pero qué más da, me da igual lo que este hombre piense o deje de pensar. Su cara parece demostrar algo de enfado, pero se me van esa ideas de la cabeza en seguida.

—¿La puta de la recepcionista? ¿ La señorita María? —Pregunta el gilipollas. Vaya, si también se sabe su nombre, es porque tal vez tuviera razón anoche y se acostó con ella.

—Por favor, no le tomes la palabra a Alexa, está un poco de malhumor porque quería haberse quedado con sus amigas en la misma habitación, pero por error, su habitación era de dos, y como la mía también es de dos, ella se quedó conmigo. —Después de una breve pausa prosigue—. Es algo sin importancia, ya que solo vamos a estar unos días.

—Erick, ¿por qué le estás explicando todo esto? Qué le importará a él... —miro al hombre de reojo y vuelvo a mirar a Erick, que tiene los ojos como platos, otra vez. Cagado.

—Verás, señorita Alexa, pero me importa mucho, porque así sabré si tengo que despedirla o no. —En ese momento, justo después de decir sus tres últimas palabras, siento que el alma se me cae a los suelos. No puede ser, ¿verdad? Acabo de cagarla bien cagada.

—Esto... Yo... —no sé ni qué decir ante esta situación.

—Alexa, él es el James Evans, el dueño de esta franquicia. —Esas palabras de Erick me confirman lo que más temía. Pues sí, la cagué muy bien.

—¡Lo siento! —siento mis mejillas arder de la vergüenza. ¿Acabo de pegar al dueño de todo esto? ¿Acabo de insultarlo e intentar humillarlo? ¿De verdad me he enfrentado al jefe de mi amigo? El que está permitiendo que nos quedemos aquí de gratis todos. Joder, joder.

Le miro a la cara y tiene una estúpida pero sexy sonrisa mezquina en su labio, sabe que ha ganado en humillarme. Capullo. Ahora entiendo por qué esa superioridad.

—Es mejor... que empecemos con la sesión de fotos, ¿no creéis? —Interviene Erick, que acaba de darse cuenta que, el jefe y yo ya nos habíamos conocido y al parecer no de forma muy amigable.

Ardiente Deseo I [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora