Capítulo 58

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Carol

Su respiración es agitada, también intenta tranquilizarse con la mano en el pecho. No entiendo nada. ¿Qué hace ella aquí? ¿Por qué me ha ayudado? Tantas preguntas me vienen a la cabeza. Pero ahora lo que más me importa es ver que Aaron no nos ha seguido. Miro por todos lados, pero solo veo personas hablando, cantando, riendo o simplemente andando.

—Aunque nos haya seguido no va a tener los huevos para hacernos algo delante de tantas personas —dice Carol mientras se coloca bien la sudadera.

—No entiendo, ¿por qué me has ayudado? ¿y cómo has sabido que estaba ahí? —le pregunto estando ya más tranquila.

—Primero, no sabía dónde estabas, no soy como James que te colocó incluso un localizador en el móvil. Segundo, no sabía que eras tú hasta que he visto a Aaron en el suelo y he podido ver tu rostro. Y tercero, me pareces demasiado mona como para dejarte desprotegida —me dice acariciando mi mejilla. Yo retrocedo.

—Se supone que me debes odiar porque James ha cancelado vuestra boda —ella se ríe.

—Te odiaría, pero es que me gustas más que James, así que puedo entender por qué me ha dejado por ti.

—De acuerdo... esto está siendo muy raro.

—Nena, soy bisexual. Y ahora me inclino más hacia las chicas, sobre todo desde que te conocí. Además, James y yo nos íbamos a casar por tonterías de negocios. Al final yo he heredado la empresa de mi padre antes de tiempo, por lo que el matrimonio no entra en las negociaciones —me dice ella mientras me coge un mechón de mi pelo—. Realmente eres hermoso, Alex. Espero que sepas darle a James lo que yo no he podido darle, hubiera sido una boda perfecta a mi parecer.

—Gracias... —Esto está siendo lo más raro que me ha sucedido en mi vida.

—No me odies, encanto. Seamos, aunque sea amigas, pero si quieres podemos tener roces... —me guiña un ojo. Al ver mi cara de espanto empieza a reírse—. Déjame ver tus muñecas —se las muestro—. Cuarto, no me cae nada bien Aaron. Ya le dije a James desde hace tiempo que no parecía ser un buen amigo, pero nunca me hace caso y ahora menos.

—Entonces si no me odias, ¿por qué esos comportamientos cuando nos hemos cruzado? —le pregunto intentando contener la tranquilidad que necesito.

—James estaba distante de por sí, pero cuando te conoció, ya no quiso saber nada de mí, lo mínimo. Entonces me enojé porque estaba siguiendo con el juego solo, y eso no debe de ser así, hasta que entendí que tú no eras su juguete e iba totalmente en serio contigo, aunque no lo quisiera admitir —se ríe—. Chicos.

—Ya, bueno.

—Debemos de ir a la policía a denunciar a Aaron, no puede seguir así como si nada después de dejarte las muñecas con hematomas —Me parece una buena opción, pero palidezco cuando recuerdo que tiene un arma en contra de todos ellos—. ¿Y esa cara, corazón?

—Te lo contaré porque tú también estás metida en el meollo —veo a nuestro alrededor, aunque estemos rodeadas de personas siento que nos observan—. Mejor vayamos a mi pisa con las chicas —ella pone una sonrisa pícara—. No pienses raro.

—Está bien.

Decido que lo mejor es llamar a Erick para que nos recoja y no tener que ir por calles solitarias, ya que Aaron seguramente esté vigilándonos.

En pocos minutos está aquí y estaciona delante de nosotras. Nos metemos dentro del coche como rayos y Erick mira entre preocupado y asombro. Nadie se esperaba que Carol y yo pudiéramos llevarnos "bien".

Ardiente Deseo I [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora