Capítulo 30

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Confesiones

Sentir su piel contra mi piel, sus gotas de sudor caer por mi cuerpo, sus suaves manos acariciando mis pechos. James me tiene a su merced, he caído sin freno y de culo a sus encantos. No puedo arrepentirme de lo que he hecho, es la mejor experiencia que he sentido en mi vida. Cada penetración hasta el fondo de mi ser es un gemido que no puedo evitar sacar desde lo más profundo de mi garganta.

Quisiera que este hombre fuera mío para siempre, pero el destino es muy puñetero y creo que no le veo queriendo tener una relación seria conmigo y creo que con nadie. Será un mujeriego como dije al principio de conocerlo. También está la incógnita de su ex, ¿por qué se vieron y se llaman?

No pienses en ello, solo disfruta.

James se encuentra a mi lado, con una mano suya en mi cintura, me escuece un poco mi vagina y tengo ganas de ir al baño, así que me levanto con cuidado pero me quedo paralizada en la cama cuando siento unas punzadas dolorosas abajo en mi intimidad.

—¿Te duele mucho? —doy un pequeño bote del susto, pensaba que estaba durmiendo. Asiento con la cabeza—. Espera, te voy a ayudar a levantarte, tal vez te venga bien una ducha, ¿quieres?

—Sí, claro —James viene hacia mí me agarra con cuidado por la cintura levantándome y quedando de pie. Comienzo a andar y parece que me duele menos que si estoy sentada. James está viniendo conmigo hacia el cuarto de baño—. Ehhh, me ducho sola.

—No. Yo voy contigo.

—No hace falta, yo puedo lavarme sola —en eso me dio cuenta que estoy totalmente desnuda y me tapo como puedo con el pelo y las manos.

—Venga, ya no tienes que esconderme nada, lo he visto todo y he saboreado muchas partes —se acerca a mí con sigilo.

—Me ducho solita, ¿vale? —le digo mientras salgo medio corriendo como puedo para librarme de él, lo escucho riéndose y me hace sonreír con ese sonido tan hermoso.

Me meto en la bañera y pongo el agua calentita. No puede ser más relajante esto porque creo que entonces moriría. Veo el gel que huele a James y no dudo en echármelo.

—Esto huele genial —digo mientras me lo voy aplicando por todo el cuerpo.

—No tanto como tú —pego un grito pero no puedo moverme porque James me agarra por la cintura levantado un poco mi culo y pegándome a la pared—. Ojalá no te doliera sino ya te estaría volviendo a follar. Tienes un culo hermoso.

—¡Te dije que me duchaba sola! —intento girarme y quedo pegada en su pecho y a escasos centímetros de sus labios.

—Lo sé, pero no he podido evitar y entrar a observar cómo te aplicabas mi gel, te veías muy exquisita —me da un corto beso—. Bella.

[...]

Al final nos duchamos juntos, estuvimos a punto de volver a hacerlo pero James se controló muchísimo, yo en cambio me quedé un poco con las ganas, pero tiene razón, todavía lo tengo fresco y hay que esperar al menos hasta mañana.

Estamos los dos en la cocina, James tiene hambre y ha querido que preparemos algo de bajo en calorías y en realidad yo también tengo hambre. Es bastante tarde, son las dos y media de la mañana pero en realidad no quiero que acabe la noche, no sé con qué James me puedo encontrar mañana y, sinceramente, me encanta cómo se está comportando conmigo. Parecemos una parejita que acabamos de mudarnos juntos y no tenemos mucha idea de lo que tenemos que hacer. Me hace gracia y también me preocupa.

James está interfiriendo en mis planes de futuro, y además no es para quedarse sino seguramente irse provocándome mucho dolor, porque aunque no lo quiera admitir estoy sintiendo algo especial por él.

Ardiente Deseo I [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora