Capítulo 35

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Carol

James y yo tuvimos un desayuno un poco revelador, también algo incómodo pero confortable. Básicamente estuvimos hablando de mi pasado, me gustaría conocerlo un poco más pero no me deja, lo sé. He intentado que me contara algo de cómo llegó a tener tantos hoteles esparcidos por la costa andaluza, pero me contestó vagamente: “Fue una combinación de familia adinerada, planteamiento y sobre todo suerte.”

Fin.

No intenta abrirse un poco conmigo, pero en realidad es algo esperado, no somos una pareja de verdad por mucho que diga a su hermano que soy su mujer, realmente lo dijo porque en cierta manera aunque no estemos juntos, no podemos tener otros lazos.  No sé si estaré mucho tiempo aguantando este tipo de relación con James, pero en fin, esto es lo que he escogido.

Estoy yendo al apartamento con las chicas. Tengo bastantes mensajes del grupo de WhatsApp que tenemos juntas, preguntando en dónde coño estoy y qué mierda hago sin avisar, bla bla bla.

James no quería que me fuera y yo estaba dispuesta a hacerle caso, pues yo tampoco quería irme, pero por suerte o desgracia tenía irse  «temas de negocios», una parte de mí no se lo cree mucho, pero bueno. Qué le vamos a hacer.

Abro la puerta y veo a las chicas de pie en el salón, estaba Erick también con ellas y lo que menos me esperaba era ver a Rodrigo entre ellos, ¿pero cómo coño?

—Creo que me he perdido algo.

—¡Sí, tú! Tú te habías perdido, ¿dónde mierda estabas? —Me pregunta Liz acercándose hacia mí. Cuando estamos a escasos centímetros me da una mirada y mueve los ojos como señalando a Rodrigo. Yo me quedo estática.

—Mmm, Rodrigo, ¿cómo sabes dónde vivo? —le pregunto dejando las llaves en su sitio y dejando el bolso en el suelo.

—En realidad lo he traído yo —confiesa Erick—. Ayer nunca llegaste por la noche y tampoco contestaste a ningún mensaje del grupo, entonces fui al bar donde trabajas esta mañana, hablé con Lorena y me dijo que su hijo te trajo. Entonces una cosa llevó a la otra y finalmente supe la conexión de todos ellos.

—El mundo es muy pequeño, ¿no creen? —dice Inna con un tono de voz suave y femenino. ¿Qué le pasa a ésta?

—Les dije que al final te fuiste con James, ¿todo bien? ¿Te ha tratado bien? —me pregunta Rodrigo pero antes de contestar Inna lo hace.

—Claro que está bien, si estuvo con James... —dijo soltando una sonrisa pícara.

—Qué mala eres, Inna —le reprende Liz.

—Mmm, ya bueno. Como sea... —vuelvo a coger la bolsa para irme a mi habitación pero Rodrigo me vuelve a hablar.

—Mi madre me dijo que si te veía, que te preguntara si puedes ir hoy también a trabajar —me giro y asiento—. Bien, supongo que te llamará.

Me encierro en el cuarto, ¿desde cuándo hay tanta relación con tanta gente? Me está empezando a agobiar un poco, y además tengo un presentimiento no muy bueno.

[...]

Estoy literalmente corriendo al bar de Lorena, me eché una siesta y sin darme cuenta me levante hace media hora, tuve que coger la ropa volando y sin mirar el móvil ni nada. No sé si tendré mensajes de James o algo, pero debo de ir veloz para que me dé tiempo.

Llego justo unos minutos antes de lo acordado y entro como una bala para las taquillas a dejar las cosas y a buscar a Lorena.

—Hola —la veo en la cocina cortando pepinos.

Ardiente Deseo I [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora