Cena
Estamos yendo en dirección contraria al hotel lo que provoca que me empiece a poner nerviosa. La verdad es que me gustaría conocerlo un poco más, pero a la misma vez, una vocecita en mi interior me dice que salga corriendo, que me aleje de este hombre que me va a traer muchos problemas.
Tal vez tenga razón, pero, ¿y si me arriesgo?
—¿A dónde vamos? —Silencio. Me empiezo a desesperar—. ¡Dios mío, dime dónde vamos! —Para el coche y si no fuera por el cinturón, me habría chocado hacia delante.
—¿No sabes estar callada un rato?
—Llevo callada un rato.
—Eres exasperante. —Lo miro con mala cara y vuelve a conducir—. Vamos a un restaurante, a que cenemos como es debido.
—Son más de las once, ¿dónde quieres ir ya a cenar?
—¿Has comido algo? —Niego—. Entonces es suficiente justificación.
Suspiro.
Llegamos a unos aparcamientos al lado de un restaurante que se ve bastante caro y lujoso. James estaciona el coche un poco alejado de éste. Y una vez parado el motor me salgo del coche como si mi vida dependiera de ello. Noto su mirada en mi espalda, pero me niego a girarme y verle la cara de poco amigos.
—Antes de entrar quiero que quede claro unas condiciones.
—¿Me vas a poner condiciones cuando me has obligado a venir? —Me cruzo de brazos y le miro vacilante.
—Sí, deja de portarte como una cría y hazme caso. No quiero espectáculos, quiero que parezcas una mujer normal que viene a cenar en un restaurante elegante, ¿entendido? —¿Qué coño se ha creído este hombre? Asiento de mala gana.
Se acerca a mí y retrocedo pero me choco con el coche, el escudo de chica dura se empieza a esfurmar. Es muy alto y muy, pero que muy sexy. Está serio y tiene la mirada fija hacia mí. Maldito adonis. Me ofrece su brazo y lo miro por unos segundos, ¿esto es en serio? Alza levente el brazo insistiendo y acabo aceptándolo.
Entramos por la puerta de cristal enorme y nos recibe un hombre vestido de chaqueta. Me alegro tanto de ir decente, aunque creo que por eso me ha traído, porque me ha visto bien para venir.
—Buenas noches, Señor Evans, pensábamos que ya no ibas a venir. —Le ofrece una amplia sonrisa y con la mano le indica la mesa donde tiene la reserva. ¡El cabrón no la ha cancelado! Espera, ¡había reservado cuando ni siquiera sabía mi respuesta! Pero, espera espera, ¡ha salido ganando, estoy aquí!
—Muchas gracias, Óscar. Hemos tenido unos problemas, pero al final me complace comunicarle que los hemos solucionado antes de que fuera más tarde y no pudiéramos venir. —Se vuelve y me guiña un ojo. Me ruborizo.
—Me alegra muchísimo, señor. Aquí está su mesa.
Es una mesa de dos personas, lógicamente. Tiene un ramo de rosas en el centro pequeñito. Platos en los dos extremos de la mesa con su copa y sus cubiertos. Y la servilleta tiene una forma muy bonita. Se me escapa una leve mueca de sonrisa. La verdad es que me gusta, aunque nunca he venido a sitios tan lujosos como estos.
James se mueve delante de mí y coge una silla para sacarla, me mira y me dedica una sonrisa.
—Gracias. —Asiente y cuando estoy sentada se agacha a uno de mis lados y me susurra al oído.
—Disfrúta de la velada. —Me vuelvo a ruborizar. Y me recorre un escalofrío por todo el cuerpo.
Se siente en frente de mí. Esto se está poniendo muy incómodo. Carraspeo y me meto más en la mesa con la silla. Estoy nerviosa.
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Ardiente Deseo I [+18]
Romance¿Será buena idea...? Una invitación a una sesión de fotos en un hotel de cinco estrellas puede cambiarte la vida para bien o para mal. ¿Quién iba a saber que el dueño del nuevo hotel iba a ser así? Tan... arrogante, calculador, maniático del contro...