CAPITULO 109

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· Tras 6 meses, Adriana ya gateaba. Y al pobre Toby lo tenia castigado, no hacia más que huir pegado a la pared para que la pequeña no lo cogiese. Estaba preciosa, con el pelo castaño y los ojos tan verdes como los de POCHE. Teníamos el espacio entre el televisor y el salón despejado con todos sus juguetes, y acotado por unas barreras de plástico para que no pudiese salirse de ahí.
Me quedé observando a Adriana desde detrás del sofá, y se entretenía mordiendo un pequeño llavero de goma de juguete.
CALLE: Dios mío, crece muy rápido. No quiero que crezca. -Dije negando, y POCHE me abrazó por la espalda, dejando un beso en mi hombro.
POCHE: ¿Sabes? Creía que nunca diría esto.. Pero echo de menos tu traje de ejecutiva, que vuelvas por la tarde y.. -Se encogió de hombros acariciando mi espalda.
CALLE: ¿Te molesto y por eso quieres que vuelva al trabajo? -Pregunté frunciendo el ceño, pasando un brazo por su cintura y la pegué contra mí.
POCHE: No, que me pones con traje, a ver si así lo entiendes mejor.
ADRIANA: Tatataaaaaaaaaaa. Aaah. -Adriana golpeaba el sofá, queriendo ponerse de pie, pero se caía de culo al suelo al intentarlo.
POCHE: Vale, creo que estas conversaciones es mejor tenerlas en la cama, cariño. -Me dijo ella, dándome un par de golpecitos en el pecho.
CALLE: Sí, porque calentarnos con nuestra hija al lado no es lo más conveniente. -Respondí separándome, y cogí a Toby en brazos que intentaba ladrar, pero el pobre ni siquiera sabía. Lo metí dentro del cerco de Adriana, y ella gateó hacia él, que se tumbaba al oler a la pequeña. Adriana le pasó la manita por la cabeza, de forma suave, y comenzaba a reirse porque le hacía gracia el perro.
ADRIANA : Ta -Y soltaba carcajadas.
CALLE: Es graciosa. -Me rei de mi propia hija, girándome hacia POCHE que bajaba por las escaleras. -Oye, ¿qué es eso de que Vale ya ha terminado la carrera? -Fruncí el ceño y me senté en el sofá junto a ella, estando pendiente de que Adriana no le tírase de las orejas al perro, cosa que era frecuente.
POCHE: La ha terminado. - POCHE sonrió asintiendo y se cruzó de piernas, mirándome con una sonrisa. -Y con buena nota, además.

CALLE: ¿La dejarás trabajar contigo? -POCHE asintió con una sonrisa, encendiendo la tele.
POCHE: Te diría que primero tengo que ver cómo trabaja, pero ha estado dos años trabajando conmigo sin cobrar nada así que..

CALLE: POCHE, la esclavitud acabó hace mucho tiempo. Lincoln se estará removiendo en su tumba. -Dije agachándome para coger a Adriana, que se reia al notar mis manos. -Eres la niña más feliz del mundo.
POCHE: Idiota. Además, yo no soy la que le paga. Soy la que despide. -Alzó un dedo y fruncí el ceño con una risa.
CALLE: ¿Cuántos años tiene ya? La conocí siendo una niña de 15. Bueno, pero al poco cumplió 16. -Eché a reír, dándole un beso en la mejilla a la pequeña.
POCHE: 19, para 20 en un mes. -Entreabrí los brazos y Adriana me daba golpecitos con las palmas de las manos en la cara, quedándose de pie en mi regazo.
CALLE: Vaya, soy muy vieja, princesa. -Le di besitos en las mejillas riendo, y fruncí el ceño al escuchar la puerta. Con Adriana en brazos, me dirigí hacia la puerta principal y abri. Allí estaban VALENTINA y Daniel, y Adriana instantáneamente estiró su cuerpo hacia el de su tía VALENTINA, que la cogió en brazos antes de saludar.
POCHE: ¿¡VALENTINA? -Dijo POCHE riendo, y se levantó del sofá y me quedé mirando a mi hermano con el ceño fruncido.
CALLE: ¿Qué haces tú aquí? -Le dije poniéndome las manos en la cintura.
DANIEL: Yo también te quiero, idiota. -Me dio un manotazo en la cara y parecía que seguíamos teniendo 15 y 11 años. -¡Hemos venido a verlos! -La reacción de VALENTINA y POCHE era todo lo contrario, se abrazaban, incluso con Adriana en brazos, que pronto reclamó los brazos y el calor de su madre estirándose hacia ella.

POCHE: Perdón por tener la casa así, pero es que.. -POCHE rio bajando la mirada hacia la pequeña, que balbuceaba cosas sin sentido.
ADRIANA: Tatata -Decía apretando las manitas y riendo.
DANIEL: ¿Qué dice? -Preguntó Daniel y POCHE negó riendo, dándole besos en la mejilla.
POCHE: No lo sé, se pasa el día así. -Respondió POCHE, y tras dejar a la pequeña en brazos de Daniel y hablar un rato, nos sentamos a cenar sushi .
Tenia Adriana de pie entre las piernas... que subía y bajaba y no me podía hacer más gracia, porque intentaba ponerse de pie pero tenía que sujetarla.
VALENTINA: Es la niña más mona del mundo. -Dijo VALENTINA y reí, cogiendo un limón de encima de la mesa.
CALLE: Voy a darle limón. -Dije acercándoselo a la boca.
POCHE: No, CALLE no le des limón a la niña. -Dijo ella, y fruncí el ceño.
CALLE: ¿Por qué? Seguro que le gusta. -Dije sentándola en mi regazo para que vieran la reacción de la pequeña. Acerqué el limón a su boca y la pequeña comenzó a chuparlo, al instante se separó con el ceño fruncido, haciendo muecas de asco, pero al segundo comenzó a reírse, dando golpes con las manos. -¿Ves? -Le puse el chupete en la boca, y la alcé un poco para darle besos por el cuello.
POCHE: Y así está todo el día. -Negó POCHE y comenzaron a reír.
CALLE: ¿Qué? Es mi princesa. ¿Verdad que sí? -La pequeña se recostó contra mí con el chupete en la boca, abrazándola contra mí. Levantarme con ellas cada mañana era un maldito sueño, con POCHE durmiendo a mi lado y Adriana en mi pecho, o simplemente escuchar la risa de la pequeña me hacía salirme del mundo. Hace nada era un bebé recién nacido que sólo lloraba por nada, y ahora era una niña preciosa que se reía por todo.
VALENTINA: Bueno.. Daniel y yo vamos a casarnos. -Casi me atraganto con mi propia alma. POCHE directamente se llevó las manos a la boca, y abrazó a su hermana mientras yo no podía cerrar la boca.
CALLE: ¿¡Estás embarazada!? -Pregunté casi alarmada, y Sofi negó riendo.
VALENTINA : ¡No! -Y no me podía creer qué estaba pasando. Mi hermano y VALENTINA iban a casarse, VALENTINA. La chica universitaria a la que recogia por las mañanas medio borracha de una fiesta para que su hermana no se enterase.

hermano, el tío que jamás había tenido novia. Estaba absolutamente perpleja.
CALLE: Dios mío, te vas a casar. Mi hermano pequeño y tú, si eras una niña cuando te conocí. -La miré de forma dramática y agaché la cabeza hacia Adriana, abrazándola entre mis brazos con fuerza. -Nunca crezcas, princesa.

CASUALIDAD DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora