CAPITULO 113

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Acaricié su pelo suavemente, y besé su cabeza, poniéndome encima de ella para darle besos por el cuello. Ahora mismo era como un cachorrito al que acababa de despertar, rehuía mis besos porque sabía que quería que se levantase.
POCHE: Vamos, arriba. -Susurré en sus labios, dándole suaves besos. -Venga, dame mimos. -Le dije con un puchero, observando sus ojos abrirse. -Y vamos a comer, por fi. -Me levanté de la cama poniéndome de pie en el colchón, dando un salto para coger la camisa de CALLE y ropa interior. Cuando llegué a la cocina, puse la ensalada en mitad de la mesa y los platos a cada lado de esta, sintiendo las manos de CALLE apretar mi culo con fuerza. -No me cansaré de esa sensación. -Dije dándome la vuelta, viendo la sonrisa idiota que tenía CALLE en la cara.
CALLE: Espero que no lo hagas, seria un gran problema. -Comentó frunciendo el ceño, sentándose justo frente a mí. -Mmh, ¿qué le pasaba a tu hermana con la boda? -Comencé a comer levantando la mirada hacia ella.
POCHE: Está agobiada porque todos los sitios que ha mirado para celebrar la boda son muy caros. -CALLE levantó la cabeza del plato instantáneamente, limpiándose los labios con la servilleta.
CALLE: ¿Tu hermana ha mirado sitios para celebrar la boda pero no me ha preguntado a mí? -Cerré los ojos con un suspiro, encogiéndose de hombros. -No sé, es tan fácil como decir, '¿CALLE me prestas tu hotel para celebrar mi boda? Gracias.' -Negué terminando de comerme el trozo que tenía en la boca.
POCHE: No funciona así, CALLE. Estoy de acuerdo contigo en que debería celebrarlo en uno de los hoteles, pero VALENTINA es como yo. No quiere que gastes tu dinero en ella.
CALLE: No es mi dinero, es mi hotel. -Me replicó encogiéndose de hombros, cogiendo el vaso de la mesa. -Además, y qué si quiero cerrar el hotel un día entero para la boda de VALENTINA. Bueno, técnicamente el hotel no, pero una sala y habitaciones sí. -Movió el vaso y le dio un sorbo, con la frente arrugada.
POCHE: Tenemos que convencerla sin... Sin presionarla. -Dije cruzando las manos encima de la mesa.

CALLE: ¿Presionarla? Esta mañana me he comprado un Ferrari porque me robaron el mío, y luego te he comprado un vestido precioso. -Fruncí el ceño porque no sabía dónde quería llegar exactamente CALLE con eso.
POCHE: ¿Te has comprado un Ferrari? -Abrí los ojos al escucharla. Por muchos años que pasaran siempre me quedaría alucinada con eso. -Y... ¿Me has comprado un vestido? -Dije con una sonrisa, cogiendo su mano por encima de la mesa, y ella asintió. -¿Por qué?
CALLE: Porque lo he Visto y he pensado: 'ese vestido le haría un culo increíble a POCHE'. -Rodé los ojos echándome hacia atrás riendo, y negué. -El caso es que costaba mil dólares.
POCHE: Estás mal de la cabeza. No puedes gastarte eso en un vestido. -Negué mirándola con el gesto serio. -Estamos en una crisis mundial.
CALLE: La economía es lo mío y sí, sí que puedo gastar dinero. Muevo la economia, con el dinero que yo gasto otros comen, ¿entiendes? Tu vestido quizás le haya dado de comer a una familia entera este mes. -Cerré los ojos suspirando, porque en realidad llevaba razón.-El punto es que tu hermana celebra la boda en mi hotel y punto, ya está.
POCHE: Pero... -Negó.
CALLE: Ni pero ni nada. No. Estoy enfadada. -Cogí sus manos por encima de la mesa, mirándola con una mueca. -¿Por qué la gente no me deja hacerla feliz? Tengo un montón de dinero que gasto en mi familia, y lo demás, ¿qué? -Suspiró apoyando la mejilla en su mano.
POCHE: Cariño, puedes ayudar a la gente cuando lo necesite, como es el caso. Pero por ejemplo, yo no necesito un vestido de mil dólares. -Apreté su mano un poco.
CALLE: Me da igual, quiero comprártelo porque eres mi mujer. ¿Por qué nadie me entiende? -Se echó hacia atrás en la silla. -Voy a comprarle a tu hermana una isla de regalo de bodas, ¿qué te parece?
POCHE: CALLE, ¿¡cómo le vas a regalar una islal? -Ella se encogió de hombros, bebiendo de su vaso.
CALLE: No sé, yo tengo una en Honduras. -Parpadeé, CALLE era lo más normal del mundo.
POCHE: Haremos esto, yo convenzo a mi hermana para que celebren la boda en el hotel, y nosotras le regalamos dinero, como toda persona de dios. -Comí un poco más porque entre tanta charla me estaba quedando a medias con CALLE.

CALLE: Está bien. -Dijo resignada, rodando los ojos. -¿Y tienen casa?
POCHE: Viven en mi antiguo apartamento. -CALLE achicó los ojos y yo negué levantándome a colocar los platos. -Ah no Cariño, no van a querer que les compres una casa.
CALLE: Pero yo quiero, POCHE, una casa al lado de esta, que seamos vecinos. -Se puso detrás de mí, haciendo un puchero. -Por favor, te juro que dejaré que paguen ellos sus facturas. -No pude evitar reírme, pero al darme la vuelta, ella sólo tenía una sonrisa en el rostro porque lo decía en serio.
POCHE: Vale. Les comprarás una casa en esta urbanización. -En su rostro se formó una sonrisa, dándome un beso en los labios de forma dulce. -Y... ¿Ese vestido del que hablabas dónde está?
CALLE: Ya decía yo que al final eso de que tuviese dinero te gustaría. -Le di un golpe en el hombro y se me quedó mirando, soltando una suave risa. -Mira, esta mañana cuando me he ido he tenido que grabarla porque... -Fruncí el ceño observando cómo CALLE sacaba el móvil y me enseñaba el vídeo en el móvil . Adriana estaba tumbada en la cuna, y hacía ruidos con la boca mirando a CALLE.
POCHE: Estoy enamorada

CASUALIDAD DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora