CAPITULO 131

4K 141 6
                                    

· NARRA POCHE

Despertar en el hospital era algo... Diferente y bonito a la misma vez. Estaba un poco mejor, aunque me seguía doliendo la entrepierna de una manera horrorosa, ni punto de comparación con el parto de Adriana. Era diferente, porque no estaba en casa, eso era obvio, pero era bonito porque eran los primeros días con GERMAN, además, al despertar siempre veía a CALLE sentada en aquél sillón. El día anterior estaba meciendo a GERMAN mientras cantaba una canción de Drake, y hoy... Hoy simplemente estaba sentada con la Tablet en la mano, y aunque la imagen no era tan adorable como la del domingo, siempre era agradable despertarse con CALLE en frente.
POCHE: Buenos días. -Susurré desperezándome un poco, sonriendo al ver que CALLE levantaba la cabeza al escucharme.
CALLE: Buenos días, cariño. -CALLE dejó el iPad en la mesa, levantándose del sillón para acercarse a mí. -¿0uieres ir al baño?
POCHE: No, no tengo ninguna gana de levantarme. Mejor después de desayunar. -CALLE besó mi frente, y luego se levantó y salió de la habitación para coger mi desayuno.
No necesitaba decirle nada, porque CALLE lo hacía sola, y siempre era asi. Era la mujer más atenta que podías encontrar, estando o no embarazada. - ¿Cómo estás tú? -GERMAN dormia tranquilo abrazado a la gasa que CALLE le habia puesto a su lado, y movia los dedos lentamente, escuchando aquél sonido adorable que emitía con la garganta.
CALLE: No tenían pavo, así que es jamón, espero que no te importe. -CALLE entró de nuevo con la bandeja en la mano. Había un yogur, zumo, café y tostadas con mantequilla y jamón.
POCHE: ¿Cómo me va a importar? Ven aquí. -Me aparté un poco en la cama para que ella pudiese sentarse conmigo, a pesar de las molestias que sentia al moverme por poco que fuera. -Desayuna conmigo. -Hice dos pequeños sándwiches cortándolos por la mitad con las manos. CALLE se sentó frente a mí, pero negó a lo que le dije mientras me echaba esas tres cucharadas de azúcar en el café.
CALLE: No tengo hambre, pero tú deberías comer. -Cogí aquél trocito de pan, dándole un mordisco mientras ella hacía el sobre del azúcar una bolita. POCHE: Creo que se te ha olvidado que soy
doctora y que sé qué debo comer, y cuándo. Y tú lo necesitas más que yo, hago mis cinco comidas al día, tú apenas haces dos y una de ellas la dudo. -Le acerqué el trozo de sándwich a los labios, haciéndola sonreír un poco. Lo tomó entre sus dedos y lo miré.
CALLE: Los sándwiches me cansan un poco, ¿sabes? -Soltó una débil risa, dándole un bocado al trozo que yo misma le había cedido de mi desayuno.
POCHE: Cuando lleguemos a casa te haré lo que quieras de comer. -Desencajó un poco la mandíbula negando, terminándose el sándwich en dos bocados.
CALLE: No vas a levantarte en casa, no va a pasar como la última vez. -CALLE se levantó de la cama, y yo abri la tapa del yogur frunciendo un poco el ceño.
POCHE: CALLE, necesitas descansar. -Ella simplemente me acarició la mejilla, y luego dio un beso en esta. -No, no me des mimos para evitar que me enfade.
CALLE:Te doy mimos porque te quiero, enfadarte vas a enfadarte igual. -CALLE soltó una risa de espaldas a mí, empezando a recoger todas las cosas de GERMAN que habia por la habitación. -Además, volvemos a casa en un rato. GERMAN empezó a llorar, y tan rápido cómo lo escuchó, CALLE lo puso en mis brazos porque como siempre, tenia hambre. Era una réplica exacta de CALLE , incluso si no queria reconocerlo.
CALLE: ¿Vas a ponerte vestido o pantalones?
POCHE: Creo que unos jeans, los botines y... Una camiseta ancha. La que tú quieras. -Dije sujetando a GERMAN entre mis brazos, que succionaba con fuerza mi pecho.
CALLE: Vale, la que yo quiera. -Dijo sonriendo. Al final, sacó una blusa blanca, doblándola y poniéndola encima del sillón. -¿Necesitas ayuda para vestirte?
POCHE: Sí, por fi. -Bajé la vista hasta GERMAN y limpié la comisura de los labios del pequeño que casi desbordaban leche. Era perfecto, era... Era CALLE. Quizás Adriana era mucho más parecida a mí sólo que con el pelo de ella, pero... GERMAN casi parecía que era simplemente suyo, y eso me encantaba, aunque hubiese heredado mi pelo. Acaricié este lentamente peinándolo hacia un lado, y si, podría decirse que se me caía la baba con él. Una vez habia terminado, CALLE iba a ayudarme a vestirme porque, aunque quisiese, yo sola no podia.

CASUALIDAD DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora