CAPITULO 115

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· NARRA POCHE

A Adriana parecía no gustarle el agua, hacía pucheros mirándome e intentaba salirse de mis brazos, pero al rato se acostumbró, quedando más tranquila contra mí. CALLE estaba frente a la barbacoa con los chicos, intentando hacer la carne a la brasa, porque como ellos nunca hacían la comida en casa, habían decidido que hoy era un buen día.
La piscina de casa estaba llena de niños, por una parte el pequeño de Natalia, que ya tenía 3 años y medio, por otra parte, el hijo de PAULA que casi tenía la edad de ANTONIA, y la propia ANTONIA. Los dos jugaban a buscar bichos en el césped de la piscina, aunque desistieron pronto y volvieron a tirarse al agua.
MARIA: Ah, pone la misma cara que CALLE cuando se enfada. -Señaló Maria, y me reí un poco porque era totalmente cierto y miré a la pequeña, que se separaba de mí para mirarme a los ojos con pequeños pucheros.
POCHE: Tienes que dejar de querer llorar cada vez que me muevo. -Dije riendo, dándole un beso a la pequeña en los mofletes rosados, y comenzó a hacer ruidos adorables con la boca, dándome golpes en el pecho de forma suave con las manos.
NATALIA: Eso es porque nota de nuevo el agua fría. -Señaló Natalia, girándose para señalar a su hijo. - ¡Pablo! -Gritó Natalia, cogiéndolo y bajándolo de nuevo al agua, donde nadaba con los flotadores puestos. -¿Cuántas veces te he dicho que no corras por el borde?
PAULA: Me imagino a Natalia tratando así a CALLE en la ofcina y no puedo parar de reírme. -Dijo PAULA, que se acercaba a nosotras riéndose.
NATALIA: Pues no vas mal desencaminada. -Soltamos una carcajada, y CALLE se giró para mirarnos con los ojos entrecerrados.
POCHE: No me mires así, que duermes en el sofá. -Dije apuntándola con el dedo, y ella se giró hacia la barbacoa, provocando nuestra risa, y me quedé observando a Adriana, que parecía estar más calmada ahora que VALENTINA le había puesto el chupete en la boca. -¿Has encontrado ya algún sitio para hacer la boda? -VALENTINA negó encogiéndose de hombros, e hice una mueca.
VALENTINA: Es muy difícil. Miami es incluso más caro que Los Ángeles después de todo. -Suspiró ella, y me humedecí los labios antes de hablar.

POCHE: El otro dia estuve hablando con CALLE de eso y se enfadó mucho, ¿sabes? -Dije meciendo un poco a Adriana, que apretaba las manos en mi pecho.
VALENTINA: ¿Por qué? -VALENTINA se cruzó de brazos.
POCHE: Porque no le preguntaste a ella si podías celebrar la boda en el hotel de Miami. -Adriana tiraba de mis dedos, y los sacudía entre sus manos.
VALENTINA: No quiero, POCHE. Seria como aprovecharme de ella, no, no quiero. -Cerré los ojos con un suspiro, mirando a Maria que negaba al verme.
MARIA: Mi hermana se enfadó de verdad, VALENTINA. -Dijo ella, y mi padre me tocó el hombro por la espalda.
JUAN CARLOS: POCHE. -Sonreí ampliamente al darme cuenta de que por fin habían llegado, y Adriana empezó a soltar gritos leves y se le cayó hasta el chupete al agua. - ¿Has echado de menos al abuelo? -Le di un beso en la mejilla y la alcé para que mi padre la cogiese, y me giré de nuevo hasta las chicas.
POCHE: VALENTINA, cariño, yo sé que no quieres porque eres exactamente igual que yo. ¿Pero qué más da? Eres su familia, y no va a dejar que su familia no pueda ser feliz por dinero, cuando a ella le sobra. -Me crucé de brazos con un suspiro, sin saber siquiera cómo explicarme.
MARIA: Lo que quiere decir, es que CALLE tiene dinero, y si con ese dinero puede hacer feliz a las personas que quiere, lo hará. -VALENTINA agachó la cabeza, y senti cómo alguien se metía en el agua detrás de mí. Las manos de CALLE me rodearon la cintura, y puse una sobre las de ella.
CALLE: ¿De qué hablan? -Dijo CALLE, y se quedó mirando a VALENTINA con el ceño fruncido. -Estoy enfadada contigo.
VALENTINA: Ya lo sé. -VALENTINA suspiró, y giró la cabeza hacia Daniel, sonriéndole. -No puedo, CALLE.
CALLE: Míralo como si fuese nuestro regalo
de boda. -Dijo ella encogiéndose de hombros. -Uno de nuestros regalos de boda. -VALENTINA entrecerró los ojos y le di un codazo a CALLE en el abdomen. -vale, es que no lo entiendes. Daniel es mi hermano, y quiero hacerlo por él también. -Daniel entró en la piscina, y de reojo veía cómo mis padres jugaban con Adriana en brazos.
DANIEL: ¿De qué hablan? - Daniel puso las manos en la cintura de VALENTINA, y Maria rodó los ojos.

MARIA: Dios, si es que son iguales. -Soltamos una risa, y ellos se miraron sin entender nada.
CALLE: Que podran celebrar la boda en el hotel de Miami. -Daniel abrió los ojos mirando a CALLE.
DANIEL: ¡Dios sí! ¡Ese de los toboganes en la piscina! ¡Estaría genial! -VALENTINA le dio un golpe en el abdomen a Daniel, que se cayó al instante.
MARIA: Joder, son iguales. -Repitíó Maria, esta vez refiriéndose a VALENTINA y a mí, lo que provocé que comenzase a reirme.
VALENTINA: ¿De verdad quieres? -Dijo Sofi mirándolo, y él se encogió de hombros.
DANIEL: Es el hotel de mi hermana. Me he quedado alli mil veces cuando salia de fiesta y no podia conducir. -El simplemente miraba a vale, que luego se giró hacia CALLE.
CALLE: Eso es muy responsable, Dani. -Dijo CALLE asintiendo, y él sonrió algo orgulloso.
VALENTINA: Está bien. -Cedió por fin, y CALLE alzó los brazos porque por fin la había convencido.
CALLE: ¡SÍ! -Me cogié de la cintura y se giró hacia los dos, mientras VALENTINA reía negando. -Me la llevo, tener una buena vida.
CALLE me sacó de la piscina tirando de mi mano, y me giré hacia mi madre.
POCHE: Mamá, si tienes algún problema, me llamas. -Dije secándome las manos para coger el móvil, y ella asintió simplemente, porque estaba embobada con su nieta.

CASUALIDAD DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora