CAPITULO 125

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· NARRA CALLE

Frente a la máquina de café, Natalia y yo le echábamos azúcar a nuestros vasos como aderezo a esa mañana tranquila que estábamos teniendo.
NATALIA: ¿Qué tal por Nueva York? -Me dio una palmada en la espalda y abrí los ojos intentando no soltar un grito de dolor.
CALLE: No hagas eso. -Estaba totalmente estirada entre el dolor de la espalda y las agujetas que tenía aquella mañana.
NATALIA: ¿Qué te ha pasado? ¿Has ido a la playa? -Negué, dándole un sorbo al café y tiré la cucharilla a la papelera de al lado. -¿Es que te has pasado toda la noche follando o qué? -Bromeó Natalia, y me quedé mirándola con una sonrisa, volviendo a beber del café. -¡Te has pasado toda la noche follando con POCHE!
CALLE: ¡Baja la voz, coño! -La cogí del brazo para que se acercase a mí, terminando por reirme.-El embarazo no sé qué le hace, se corre sólo con que la toque.
NATALIA: No hables así. -Dijo Natalia con el ceño fruncído, lo que me hizo reír.
CALLE: Bueno, tú me entiendes. Es increíble.
NATALIA: este paso las veo teniendo una camada de hijos. -Dijo Natalia bebiendo de su café.
CALLE: Si fuera un tío, créeme que más de un susto nos habríamos llevado. ------------------------------------------------------------------------------
Lo único que me consolaba aquellos días tan largos en la Orlando y sin mi familia, eran las fotos de mi móvil. Nada especial, simplemente POCHE durmiendo con Adriana entre sus brazos, o fotos que solía mandarme POCHE de Adriana durmiendo, comiendo con toda la cara manchada de tomate, y además de enternecerme, hacía que las echase muchísimo más de menos. En el avión, anunciaban que íbamos a llegar por fin a Los Ángeles, a casa. Pero no cesaban las charlas ni las llamadas de móvil, por eso al bajar del avión recibí las primeras llamadas que quemaron mi teléfono y unos mil mensajes. De esos, el único que me interesaban era el de POCHE.
POCHE📲: Te esperamos en casa y una foto adjuntada de Adriana en pijama en su tacatá mientras ve la tele. Sí, tenía que llegar a casa. Apagué el móvil y me apresuré a coger mi maleta, tampoco muy grande. Simplemente para llevar un par de trajes. Cuando salí para justo correr a por
un taxi, POCHE estaba allí de pie con Adriana en brazos que al verme se estiró en sus brazos apretando las manitas. La puso en el suelo y se sostuvo en pie, era diminuta, aún un bebé, pero salió corriendo con pasos inestables hacia
mí, abriendo y cerrando sus manitas. Caí de rodillas al suelo, sosteniéndola entre mis brazos y dándole besos en las mejillas que la hacía reír a carcajadas.
CALLE: ¿¡Cuándo has aprendido tú a andarl? ¡Te dije que no crecieses sin mí! -Me levanté con ella en brazos, caminando hacia POCHE. -¿Y cómo estás tú? Un beso tras otro, le saqué una sonrisa a POCHE mientras Adriana mordia las solapas de mi chaqueta.
POCHE: Mejor ahora que te veo. -Asíntió dándome la mano, aunque ella cogió la maleta que tenía a mi espalda. -¿Estás bien?
CALLE: ¿Eso no debería preguntarlo yo? Pasé mi brazo por encima de sus hombros, pero no dije mucho más, porque Adriana reclamaba toda mi atención.
Al llegar al coche, la senté en su sillita y le puse el chupete en la boca, dándole un beso en la frente. POCHE parecía algo ausente, en silencio, simplemente acariciaba mi mano cuando la tenia en la palanca de cambios. El silencio no era incómodo, era mi mujer así que, nada podía ser incómodo con ella. Llegamos a casa, y mientras yo dejaba la maleta en la habitación, POCHE dejaba a Adriana en la suya para que descansase un poco. Suponía, que ella estaba algo cansada también, cuidar de una niña de un año embarazada no era nada fácil.
POCHE: ¿CALLE? -Entró en la habitación mientras yo me quitaba la chaqueta y la dejaba en el armario.
CALLE: Te echaba de menos. -Caminé hacia ella, poniendo las manos en su vientre que comenzaba a notarse por esos tres meses de embarazo.
POCHE: Ayer fui al médico. --Apretó mis manos pegándome contra ella, y quise que siguiese hablando. -Es... Es un niño.
CALLE: ¿En serio? ¿Hablas en serio? -POCHE asintió, pero no parecía demasiado emocionada.
POCHE: Pero... -¿Pero? En estas cosas no habia ningún pero, no debía haber ningún pero. ¡
CALLE: POCHE, qué ocurre. -Ella desvió la mirada, comenzando a sollozar levemente.

CASUALIDAD DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora