CAPITULO 132

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· NARRA POCHE

CALLE🎤: You used to call me on my cellphone, late night whenyou neeeed my looove. -CALLE tenía a Adriana en brazos y andaba por la cocina mirando la nevera para ponerle la merienda a la pequeña.
ADRIANA🎤: Sefoooon -Repetía la pequeña imitando a CALLE, que sacó un zumo de piña de la nevera. Dejó a Adriana en su sillita de la cocina, poniéndole dos galletas delante y poniéndole la pajita a1 zumo.
CALLE🎤: Ever since I letf the city youuu, got a reputation for yourself now. - CALLE miraba a Adriana mientras bailaba moviendo los hombros como Drake, y a la pequeña le encantaba porque estaba con la boca abierta mirando a CALLE. -I know when that hotline bling, that can only mean one thing.
ADRIANA: ¡Bin! -Adrina saltó en la silla apretando las manos repitiendo 'blimg', y CALLE le puso una galleta en las manitas que comenzó a morder.
CALLE: ¿Cómo hace Drake? -CALLE juntó las manos delante de su cara como si estuviese rezando, y Adriana soltó la galleta para poner las manitas juntas y terminar por alzar las manos hacia la morena. Adriana estaba con la boca abierta viendo a CALLE cantar con los ojos cerrados y los mismos gestos de Drake, y aunque la canción no fuese muy adecuada, le encantaba. Yo miraba perpleja cómo CALLE bailaba y cantaba con Adriana, y ella se contagiaba del sentimiento que le ponía su madre al cantar aquello como si de verdad ella fuese Drake.
POCHE: Para el cumpleaños de mamá vamos a llamar a Drake. -Susurré a GERMAN, que se removía entre mis brazos mientras, yo un poco más tranquila cuidaba de él. Envuelto en una manta naranja, movía los labios y terminaba por bostezar. -Hey GERMAN... -Susurré en voz baja, y él abrió los ojos al instante. Sus ojos se clavaron en los míos, de un gris intenso, si apartar su mirada de la mía. Durante mucho tiempo pensé que no podría hacer eso, que su mirada estaría perdida pero en cambio, ahí estaba ahora, sintiendo la mirada de mi hijo sobre mi e intentando controlar las lágrimas que salían de mis ojos. Me encantaría poder ver una foto de CALLE cuando era un bebé mientras dormía y poderla comparar con GERMAN en aquél momento, porque estaba segura de que no podría diferenciarlos a los dos.
Escuché el sonido de la puerta y me giré rápidamente para mirar a CALLE, que se estaba limpiando la camiseta de zumo de piña, aunque no surtía efecto.
CALLE: ¿Quién es? -Me preguntó llevándose el tenedor de plástico de color rosa, obviamente de Adriana, en la mano.
POCHE: No tengo ni idea. -Era raro que llamasen a esa hora a casa. Mientras Adriana casi chupaba las galletas en vez de morderlas, CALLE abría la puerta. Mis padres estaban allí, y me puse de pie rápidamente con un movimiento de pies inconsciente para mecer a GERMAN.
CALLE: Pasen. -Dijo CALLE abriendo la puerta dejándolos pasar. Seguía siendo demasiado educada con ellos. Detrás de mis padres que avanzaban hacia el salón, CALLE me miraba sin entender nada, así que simplemente le tendí a GERMAN para que lo tuviese en brazos y Adriana vino conmigo.
POCHE: ¿Qué hacéis aquí? -Pregunté cruzándome de brazos, y los dos se miraron entre sí.
JUAN CARLOS: Venimos a pedirte perdón. -Miré
a CALLE que echó un vistazo a mis padres de soslayo pero luego volvió a mecer a GERMAN en la cocina, metiendo el biberón en el microondas.
POCHE: A mí no tenéis que pedirme perdón, es a CALLE a quien tenéis que pedirle perdón. La hicisteis sentir muy mal, y no voy a ser yo quien consienta eso. -Ellos dos se quedaron en silencio, mientras CALLE esperaba a que terminásemos de hablar comenzando a darle el biberón al pequeño GERMAN.
JUAN CARLOS: POCHE, queremos ver a nuestros nietos y si para eso tenemos que pedirle perdón, aquí estamos. -Puso una mano en mi brazo, y enseguida repudié esa idea. De reojo vi a Adriana sentarse en la alfombra y a Toby sentarse a su lado, tenía que tener un ojo puesto en la pequeña a la vez que me enfadaba con mis padres.
POCHE: 0 sea, que venís no porque os arrepintáis, sino porque queréis ver a vuestros nietos. No, eso no funciona asi. -Me crucé de brazos viendo sus rostros duros y decepcionados, sobre todo el de CALLE.
CALLE: POCHE... No importa, ya está. -Dijo CALLE dándose la vuelta mientras el pequeño ya iba por la mitad de aquél biberón. -Han venido desde Miami por sus nietos, eso ya es suficiente. -Los excusó CALLE.

Muchas veces pensaba que era idiota de lo buena persona que era, pero la verdad era que el corazón no le cabía en el pecho.
POCHE: Sí, sí que importa. Importas tú, CALLE. Importa porque eres la persona con la que su hija comparte su vida. -Dije exasperada, y mi padre puso una mano en mi codo sujetando mi brazo, que tuve ganas de retirar.
JUAN CARLOS: Nunca dijimos que CALLE no nos importase. -Intentó excusarse él. Adriana tiró de mi camiseta intentando llamar mi atención.
ADRIANA: Ami -Avanzábamos, ya decía casi mami. La cogi en brazos y di un besito en sus manos que se amontonaron en mi boca intentando taparla.
POCHE: El caso es que... No podéis tratar a CALLE como la tratasteis en el hospital. Estaba mal, y vosotros lo empeorasteis. Así que no hagáis esto por mí o por los niños, hacedlo por CALLE.
MARTHA: POCHE, quizás nos hemos explicado mal. Claro que nos importa CALLE, pero eres nuestra hija y acababas de dar a luz a un hijo.
POCHE: A nuestro hijo. -Corté yo de nuevo, y CALLE fue de nuevo a la cocina con el biberón en la mano. -Si ella no estuviese aquí no podríamos estar hablando porque tendría que estar dándole el biberón a GERMAN, y además estar pendiente de Adriana. Mirad si importa.
MARTHA: A vuestro hijo. Mira, POCHE, lo sentimos muchísimo. Incluso traemos una botella de vino para vosotras, porque creíamos que tenías razón. -Pegué la frente a la de Adriana con un suspiro, asintiendo un poco.
POCHE: Yo no puedo tomar alcohol, pero... CALLE la aprovechará bien. -Me di por vencida, soltando una risa y dejé que mis padres se acercasen a ella para que se disculpasen directamente con ella. -----------------------------------------------------------------------
Normalmente iba a las revisiones del médico sola después del parto, y esa no era una excepción, porque CALLE tenía que quedarse a cuidar de GERMAN y Adriana. Cuando llegué a casa no se escuchaba absolutamente nada, y eso me parecia extremadamente extraño.
POCHE: CALLE, vamos vístete, tenemos que
ir a comprar un regalo para la nueva casa de VALENTINA y Dani. -Pero CALLE no respondia,igual habia salido de casa sin decírmelo.

Subí las escaleras de casa hasta llegar a la habitación para cambiarme de zapatos y entonces vi el problema. CALLE estaba tumbada en la cama con GERMAN hecho una bolita en el pecho, y a Adriana a su lado. La pequeña llevaba puesto un pijama rosa con ovejitas, el chupete completamente pegado a su boca a pesar de que estaba dormida. CALLE la rodeaba con un brazo y la mantenía contra ella.
En ese momento decidí que el regalo debía esperar, y que lo único que debía hacer era sacar el móvil de CALLE, hacerles una foto, y ponérsela a ella misma de fondo de pantalla.
Me acerqué por el lado en el que no estaba Adriana, y comencé a darle pequeños besos en la mejilla, y me tumbé a su lado quitándome los zapatos con los mismos pies para entrar en la cama. Quería despertarla, pero a la vez no porque aquellos momentos eran los que de verdad CALLE apreciaba. GERMAN comenzó a llorar removiéndose en su pecho y rápidamente lo cogi en brazos. Habian pasado cuatro horas desde la última vez que le di el pecho, y como era normal le di el pecho. Acaricié su cabeza suavemente, quedándome apoyada en el cabecero de la cama.
CALLE se removió, y uno de sus brazos pasé por encima de mis piernas de forma inconsciente, como si supiese que estaba allí.Con la mano libre, le acaricié el pelo suavemente, casi masajeándolo porque normalmente al hacerle eso se quedaba totalmente dormida incluso si estábamos hablando. No quería que aquél momento acabase, quería que fuese infinito. Podría pasarme viéndolas dormir toda la vida y no me causaría, nunca era suficiente. En cuanto a GERMAN, se dedicaba a succionar mi pecho y ser mono las veinticuatro horas del día, igual que su hermana. Algo llamó mi atención y era que Adriana se había despertado.
Su pelo, aunque lo tenia corto, era una maraña al despertarse. Aturdida con el chupete en
la boca, se echó encima de CALLE para que la abrazase.

CALLE: Oh dios mio... Dónde... ¿¡Dónde está GERMAN? -CALLE se levantó asustada, aturdida, hasta que giró la cabeza y me vio dándole el pecho. -Vale... -Volvió a tumbarse con Adriana entre los brazos, pero esta vez se regocijó contra mí, y le acaricié el pelo de aquella manera suave y atenta, provocando que se quedase dormida, una más de tantas por venir.

CASUALIDAD DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora