CAPITULO 133

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· NARRA CALLE

CUATRO MESES DESPUES

La playa era una de las razones por las que hace casi seis años POCHE vino a vivir conmigo. La tranquilidad, el sonido del mar en la noche, o si simplemente querías relajarte sólo tenías que salir a la ventana. El olor a salitre, las mañanas soleadas de California, las noches románticas del pacífico, todo frente a nosotros. A ella nunca le gustaron los lujos, nunca le gustó gastar más de lo debido. POCHE era una chica sencilla que se habia topado con alguien que parecía no tener sentimientos, pero ella los encontró. POCHE era cariñosa, sensible y sobre todo especial. Encontró la forma de quitarme aquellas capas que parecían de acero y tocó una parte de mí que jamás nadie había encontrado. Ella me hizo reír, me hizo ser divertida. POCHE me hizo llorar por sentir, a mí antes los sentimientos me parecían una basura. POCHE hizo que me diese
cuenta de que había algo más allá de unas citas y sexo. Algunos lo llaman amor, pero eso es sólo una mínima parte de lo que todo eso comprende. Yo era parte de algo más grande, algo que incluía sufrimiento, sacrificio, cariño, dedicación y por supuesto, amor. Algunos matrimonios se deterioran con el tiempo, la gente hacía chistes en la televisión sobre cómo después de un año de relación ya casi no soportas la cara de tu pareja por la mañana, sobre cómo el marido estaba harto de su mujer o cosas asi... Pero para mi nada de eso era verdad. Yo seguia mirando a POCHE de la misma manera que cuando aparecí en la puerta de su consulta tres meses después de salir del hospital. Y ella no había cambiado, había pasado de los treinta, pero su rostro era exactamente el mismo. Y yo seguía viéndola perfecta cada mañana como la primera noche que durmió conmigo, aunque luego se tuviese que ir. Algunas personas dicen que nosotras tenemos suerte, pero yo creo que la suerte no existe. Todo ocurre por una razón, todo está escrito, y puede que no lo hayamos leído todo aún. GERMAN ya tenía cuatro meses, y Adriana... Adriana crecía demasiado rápido para lo que yo queria. El tenía los ojos verdes y el pelo castaño, como POCHE. Ella decía que era igual que yo, mi madre sacaba fotos y sí, sí que era como yo. En cambio, la cara de Adriana iba cambiando a medida que pasaban los días y era una copia de POCHE con los ojos verdes y el pelo castaño. En cierto modo, también se parecía a VALENTINA cuando era pequeña. Quizás, cuando fuese mayor, podría ser modelo. POCHE quería que fuese doctora, como ella y su hermana, pero a mí me daba igual, yo quería que fuese feliz.
POCHE: ¿Qué es eso? -POCHE estaba agachada con Adriana en la orilla, cogiendo una piedrecita entre sus dedos.
ADRIANA: Pieda -Dijo yendo a los brazos de su madre, que la cogió en brazos dándole un beso en la cabeza.
POCHE: ¿Te gustan las piedras? -Las dos miraban la manita de Adriana en la que sostenía esta. Era de color blanco, vetado con rayas negras.
ADRIANA: Ti -Se frotó los ojos con los puños cerrados, y cuando hacía eso, POCHE quería comérsela. Mientras, yo caminaba al lado de
las dos con GERMAN en brazos. El me miraba con los labios abiertos, 0 más bien, miraba al cielo. Doblaba el cuerpo entero sólo para ver a los pájaros, y luego sonreía de oreja a oreja. El hecho de que por un momento pensábamos que no iba a ser capaz de ver el mundo, me rompía en dos.
CALLE: ¿Te gustan los pájaros? GERMAN se quedaba mirándome con una sonrisa cada vez que hablaba, y suponía que le gustaba mi voz, porque con Adriana pasaba exactamente lo mismo. Ambos estaban perplejos cuando escuchaban mi voz, y podían quedarse dormidos mientras hablaba o les cantaba.
ADRIANA: Ájado -Repitió Adriana, haciéndonos reír a POCHE y a mí.
Me acerqué a ella pasando un brazo por su cintura, y Adriana me enseñó la piedrecita entre sus dedos. -Ida -Dijo moviendo la mano para mostrarme la piedra, y yo abrí los labios mirándola.
CALLE: ¡Hala! ¿Es para mí? -Ella negó encogiendo el bracito, mirando a POCHE que arrugó la nariz.
ADRIANA: E mío.
Mientras Adriana jugaba en la arena, yo volvía de la toalla con la cámara en la mano, haciendo una foto a POCHE con GERMAN en brazos y a Adriana casi metida en el agua.
CALLE: Voy a tener foto nueva para poner en el despacho. -Dije acercándome a POCHE, haciéndole una foto con GERMAN. Ella lo miraba, y parecía ver el mundo en él. Parecía ver el mundo cuando miraba a los ojos de sus hijos.
POCHE: Tu despacho siempre va a ser frío por muchas fotos que hagas. -Sostuve a Adriana en un brazo, y aunque estaba mojada por el agua, no me importó. POCHE arrugó la nariz negando porque GERMAN tiraba de su labio con las manitas.
CALLE: Eso es que le gustas.
POCHE: Soy su madre, claro que le gusto. -Le dio un besito en la palma de la mano y GERMAN abrió la boca para mirarla casi sorprendido.
CALLE:Sabes... Aún recuerdo el capítulo que me pusiste de Juego de Tronos. -Solté una suave risa dejando a Adriana en el suelo que se removía para bajar. -Era de la primera temporada, en el que Ned Stark va a Desembarco del Rey. -POCHE me miró algo confusa con los ojos entrecerrados.
POCHE: ¿Recuerdas el capítulo que viste hace seis años cuando estabas en coma? -Me encogí de hombros con una sonrisa.
CALLE: A veces el cerebro retiene cosas especiales, o cosas que marcan el antes y un después en la vida, y yo recuerdo cada momento en esa habitación. En realidad, recuerdo cada momento contigo. -No dejé que respondiera, simplemente puse mis manos en sus mejillas y la besé, lentamente, de una forma suave, tierna y dulce, porque POCHE tenia que entender que para mi seguía siendo como la primera vez.

CASUALIDAD DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora