CASUALIDAD DE AMOR

CAPITULO 111

MARATÓN 1/?

CALLE: Qué haces aqui. -CALLE comenzó a quitarse las vias que tenia en el brazo con fuerza y suspiré, acercándome a ella pero me apartó, intentando ponerse de pie.
POCHE: Túmbate. -Dije mirándola a los ojos, colocándole con cuidado las vías en el brazo. -¿Por qué no me dijiste lo del pabellón? -Ella se encogió de hombros mirando a otro sitio, y puse mejor los tubos que había desordenado y quitado.
CALLE: Era una sorpresa.
POCHE: Y tú idiota

CALLE: ¿Por qué no confías en mí? -La voz de CALLE llegaba hasta mí, pero sólo de pensar en que había construido un pabellón en mi propio hospital para mí, hacía que estuviese llorando mientras la miraba. -No llores, por favor.

POCHE: No estoy llorando por la pelea,
estoy llorando por la sorpresa. -Dije suspirando, quitándome las lágrimas con los dedos. -¿Por qué no ibas de dia? ¿Por qué irte de noche, CALLE? ¿Qué pensarías tú si yo me fuese todas las noches de casa y volviese como si nada hubiese pasado? -Ella se quedó en silencio y echó la cabeza hacia atrás.
CALLE: Me iba de noche porque no quería que sospechases nada. -Ella agachó la cabeza con un quejido, y me senté a su lado para ponerle bien el brazo en el cabestrillo, negando. -Y si,llevas razón, yo también pensaría que me engañas. -Susurró con una voz casi imperceptible.
POCHE: Llegué a pensar que no querías estar conmigo ya por nuestra hija, porque ya no podemos hacer las cosas que haciamos antes. -Sus ojos eran parecidos a los de los tiburones. Cuando un tiburón huele sangre, sus pupilas se dilataban de tal forma que el ojo completo era negro, pues algo parecido pasaba con CALLE, que en aquél momento clavó la mirada en mí. Se incorporó volviendo a arrancarse del brazo las vias, parches, todo lo que tenia conectado y se levantó de la cama. - CALLE, no. -Le puse las manos en los costados mirándola a los ojos, pero estaba realmente enfadada. -Lo siento, CALLE por favor, lo siento. -Dije poniéndome delante de ella para que no saliese de la habitación, y ella se paró. -Se me pasaron muchas cosas por la cabeza, CALLE.
CALLE: No me voy a quedar aquí escuchando cómo dices que no quiero a mi hija. -Su mandlbula se marcaba, tensa, y sus ojos estaban cargados de ira.
POCHE: Sé que la quieres, cariño, fue un pensamiento idiota. Sé que me quieres. -Le puse las manos en las mejillas, y CALLE seguía sin tranquilizarse. -Lo siento, lo siento mucho. Pero tienes que entenderme, estaba desesperada y no podia hablarlo con nadie. -Pasé el pulgar por su mejilla, comenzando a llorar, pero esta vez sí que era por ella. Al ver como lloraba, CALLE se desarmó y me abrazó, pasando una mano por mi espalda.

CALLE: No, no llores, POCHE no llores. -Me pedía, pero la abracé aún más contra mí. -Perdóname, lo hice mal. -Me calmé un poco más y me separé de CALLE, que limpiaba con una mano las lágrimas de la parte inferior de mis ojos. -Te quiero, las quiero.
Retrocedí un poco con CALLE hasta sentarla en la cama, cogiendo su cara entre mis manos para darle un beso tierno.
POCHE: ¿Cómo te han disparado? -Ella se encogió de hombros suspirando.
CALLE: Supongo que estar forrada y aparcar un Ferrari frente a un hospital no es buena idea. -Respondió. Por suerte, la bala entró y salió limpia, no perdió mucha sangre porque estaba justo al lado del hospital, y la tenia alli conmigo. -¿Has traído a Adriana? -Me preguntó poniendo una mano en mi muslo.
POCHE: Sí... -Me levanté dándole un beso en la frente a CALLE y sali de la habitación. VALENTINA estaba al final del pasillo con Adriana en brazos, y JUANA y PAULA alrededor entreteniéndola. La pequeña miraba a sus tias con la boca abierta, riéndose de forma sonora y llevándose el puño a la boca. Cuando me vio, comenzó a estirar el cuerpo de los brazos de su tía y la cogí, dándole un beso en la mejilla.
POCHE: ¿Cómo se ha portado? -Pregunté sosteniéndola, dándole besos por las mejillas provocando su risa.
PAULA: Es un cielo. -Dijo PAULA mirándola, y yo puse una mano en la espalda de Adriana para que no se tambalease.
VALENTINA: ¿Puedo ir a ver cómo está CALLE, POCHE? -Dijo VALENTINA, y la acompañé hasta la habitación donde estaba.
POCHE: No me tienes que preguntar eso, es tu trabajo, cielo. -Dije frunciendo el ceño antes de entrar a la habitación. Adriana no paraba de soltar sonidos con la boca al ver a CALLE, y CALLE sonrió hasta que vio a mi hermana entrar.
VALENTINA: No me pongas esa cara, CALLE. -Dijo VALENTINA acercándose a ella y colocó algo mejor el gotero de CALLE.
CALLE: Te pongo esa cara porque quiero coger a mi hija y no me dejas. -Dijo eso último más alto, y VALENTINA se inclinó hacia CALLE.
VALENTINA : CALLE, no empieces de nuevo. -VALENTINA resopló, y CALLE se reía negando con la cabeza mientras ella apuntaba algo en sus informes.

CALLE: Es que no me acostumbro a verte así. -CALLE frunció el ceño y yo miraba la escena divertida desde el sillón de al lado.
VALENTINA: Mi hermana también es doctora y además tu mujer y te acostumbraste. -Le coloqué el chupete a Adriana mirando la escena, porque las conversaciones que tenían CALLE y VALENTINA solían ser bastante divertidas.
CALLE: Conocí a tu hermana porque era mi doctora. A ti te conocí vomitando en un cubo de basura en la puerta de una fraternidad. -VALENTINA se reia y CALLE negaba. Mi hermana levantó la cabeza para mirarme.
VALENTINA: Sí, eso fue hace cuatro largos años. Ahora soy doctora y voy a casarme. -CALLE negé con el ceño fruncido.
CALLE: No, no lo permitiré. POCHE, dile
algo, ¡va a casarse! -Señaló a VALENTINA
con el brazo que tenía bien, y VALENTINA se reía conmigo. -No puedo permitirlo, es decir... No quiero ver cómo estás creciendo. Y de ser una niñata que salía con idiotas, tenía sexo en fiestas, ahora eres una mujer. De alguna forma, eras como mi hermana pequeña. -CALLE se encogió de hombros y VALENTINA la abrazó inclinándose en la camilla, quedándose un rato así.
VALENTINA: Yo también te quiero, CALLE. -Dijo ella, y se quedaron en silencio un momento mientras se abrazaban.
CALLE: ¿Me vas a dejar irme? -Preguntó con una voz inocente CALLE.
VALENTINA: No, cariño, te quiero pero no soy gilipollas.