CAPITULO 120

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· CALLE, PAULA, JUANA y yo estábamos sentadas en la tienda de vestidos, esperando a que VALENTINA saliese del probador con el segundo vestido que se iba a probar. A mi lado, CALLE estaba recostada en el respaldo del sofá que había en
la tienda, mirando el móvil. Además, llevaba puesto uno de sus trajes porque acababa de salir del trabajo.
POCHE: ¿Quieres dejar el móvil? -Le dije dándole un golpe en la rodilla, ganándome uno de sus suspiros cerrando los ojos.
CALLE: Claro que quiero, pero no puedo. -Rodé los ojos por su respuesta, aunque la dejé que siguiese.
Unos minutos más tarde se abrió la puerta del probador, y VALENTINA salió, mirando hacia el suelo para no caerse. Estaba preciosa, deslumbrante, y no podía estar más orgullosa de ella al verla con su vestido puesto. Era ese, no cabia duda.
POCHE: Dios mío Pulga, estás preciosa. -Dije yo con los ojos como platos, sin dejar de admirar su vestido.
CALLE: POCHE tu hermana está muy buena. -JUANA y yo le dimos un manotazo en los brazos casi a la vez, y CALLE se encogió. -¡Ay! ¿Pero no la ves? Va preciosa. -Dijo con una sonrisa, y terminé por asentir llevándome las manos a la boca.
POCHE: Ese es tu vestido cariño, no te pruebes ni uno más. -Mi hermana se miraba en el espejo pasándose las manos por el vestido, y sin duda, sí que era preciosa. ---------------------------------------------------------------
POCHE: ¿Has echado de menos a mami? -Cogi a Adriana en brazos, dándole un beso en la frente escuchando su risa, viendo sus ojos y su boca abierta de felicidad al verme. Le di besos por sus mofletes, y sus manitas se pusieron en mis mejillas, dándome suaves golpecitos. CALLE entraba detrás de mí cerrando la puerta, señalando el teléfono por el que hablaba y sólo pude rodar los ojos, entrando en el salón donde estaba MAFE .
POCHE: Muchas gracias por cuidar de Adriana, MAFE. -Dije dejando a la pequeña en el tacatá color rosa, y comenzó a correr por la casa aunque la paré cerrando la puerta, así que sólo deambuló por el salón.
MAFE: No es nada, es más, agradezco que me la dejen. Sobre todo por dani. A CALLE no le gustaba mucho dejar a Adriana y a Fernando juntos, sólo por el hecho de que no era su abuelo, pero MAFE estaba convencida de que Fernando no iba a ser el abuelo de su nieta. Según me había dicho, ella lo quería, y lo queria mucho, pero era eso, su pareja. No tenía nada que ver con Adriana ni con CALLE siquiera, así que, para la pequeña su abuelo sería GERMAN.
POCHE: Sabes que puedes venir a verla y que dejártela no es problema. -Dije justo antes de ver a CALLE bajar las escaleras colgando el móvil.
CALLE: Lo siento, trabajo. -Adriana comenzó
a correr con el tacatá hacia CALLE, que se agachó para darle besos en las mejillas. -Te he echado de menos, Adri . ¿Has echado de menos a mamá? ¿Sí? -CALLE le dio un beso a Adriana que abrió la boca soltando una risa poniendo las manos en su cara.
POCHE: Eso es que sí.

Y los meses pasaron, y la boda llegó. Adriana ya tenía casi un año, pero seguía siendo un pequeño bebé, aunque ahora intentaba ponerse de pie acababa por caerse al suelo. Desde que nos habíamos sentado estaba a punto de llorar, con Adriana en mi regazo y CALLE que miraba a su hermano asintiendo.
POCHE: Qué guapo va. -Dije yo en voz baja, aunque él me escuchó y sonrió. Se le notaba lo nervioso que estaba, le sudaban las manos porque no paraba de frotárselas, y también lo denotaba el brillo en su frente. MAFE ya estaba llorando, pero CALLE era la única que lo miraba todo con una sonrisa.
CALLE: Mira, mira, es el tío Dani. -CALLE llamaba la atención de Adriana que me miraba casi embobada con una sonrisa y luego miraba a Dani de la misma forma, abriendo y cerrando la manita. Cuando giré la cabeza, VALENTINA iba del brazo de mi padre, y comencé a llorar con una sonrisa, porque el vestido era precioso, pero verla a ella, con el pelo recogido y tan simple pero a la vez tan increiblemente guapa. Al llegar al altar, Adriana soltó un pequeño grito dando golpes en mi mano porque aquellos eran sus tíos y los había reconocido.
Podía ver cómo le temblaba la mano a VALENTINA cuando le puso el anillo, mientras yo lloraba,

Adriana entre mis manos lo miraba todo, CALLE aplaudía y yo no podía más.
POCHE: VALENTINA Garzón -Abracé a mi hermana apretando los ojos, sintiendo cómo temblaba, y cómo las dos llorábamos. -¡Te has casado!
VALENTINA: ¡Me he casado! -Respondió ella mirándome, y las dos dábamos pequeños saltitos de emoción.
POCHE: ¿Cómo te sientes? -Le pregunté poniendo las manos en sus brazos, y ella se encogié de hombros.
VALENTINA: Creo que es el día más feliz de mi vida. -Solté una suave risa quitándole las lágrimas que caían bajo sus ojos.
POCHE: Eso es porque aún no has tenido tu primer hijo.
Cuando me senté en la mesa en la que estábamos CALLE, Natalia, JUANA, PAULA, Maria y yo, aquello parecía más una guardería que otra cosa.
CALLE: Hola, ¿cómo está Vale? -Preguntó CALLE poniéndome la mano en el muslo, sobre el vestido.
POCHE: Es la más feliz. -Adriana estaba sentada en su regazo, apoyada en su brazo, y le di un besito en la cabeza. -¿Tú también eres la más feliz?
CALLE: Yo también soy la más feliz. No te quites nunca ese vestido rojo. -Acaricié su mejilla y le di un suave beso en los labios. -O puedo quitártelo yo, como prefieras.
POCHE: No me digas esas cosas delante de tu hija. -Dije cogiendo a la pequeña en brazos, colocándole bien el vestido. -Eres la niña más guapa del mundo, ¿verdad que sí? -Adriana hacia pompas con la saliva que salía de sus labios, y cogí sus manitas en mi mano para besarlas.
CALLE: Cuanto más crece se parece más a ti. -Dijo CALLE mientras comía de su plato, y yo cogía la papilla calentada que me traía el camarero para Adriana.
POCHE: ¿Tú crees? -Me mordí un poco el labio dejando que CALLE cogiese a la pequeña. Con las manitas apretaba los dedos mirándome, haciendo ruíditos adorables.
CALLE: Claro, mirala, es una pequeña bolita, como tú de pequeña. -Solté una risa mientras removía la papilla, y CALLE le ponía el móvil delante. -Mira, dibujos. ¿Te gustan los dibujos? -Adriana daba golpes con los dedos en la pantalla al ver aquellos dibujos de Peppa Pig.
Acerqué la cuchara a su boca y gracias a que estaba entretenida comió sin dar ningún manotazo ni mancharnos , ni el suyo tampoco.

CASUALIDAD DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora