CASUALIDAD DE AMOR

CAPITULO 114

· NARRA CALLE

POCHE: CALLE, cariño, prepara a Adriana para el baño. -Escuché la voz de POCHE desde la habitación, y miré a Adriana que movía las piernas y las manitas haciendo ruidos con la boca encima del cambiador.
CALLE: Vale, no te muevas mucho. -Dije quitándole los botones del body, y comencé a quitarlo con cuidado de que no se moviese mucho. -Sé que mamá te lo quita mejor, pero... -Hice una mueca, quitándole el pañal. La cogí en brazos poniendo una mano en su espalda, y caminé hasta el baño, donde POCHE estaba desnudándose. Mecí a Adriana un poco, mientras observaba a POCHE quitarse el sujetador. -Wow. -Susurré haciendo que ella levantase la cabeza.
POCHE: ¿Qué pasa? -Preguntó, y negué. Viéndola poner el sujetador en el lavabo.
CALLE: Nada, nada. -Dije sacudiendo la cabeza. Una de las cosas que no iba a cambiar con los años es quedarme mirándola como una idiota.
De repente, sentí algo caliente caer por la camisa y cerré los ojos negando.
CALLE: No, no, no... -Susurré negando, separándola de mí mientras la niña reía, y movía las piernas. - POCHE, tu hija se me ha hecho pis encima por millonésima vez.
POCHE: ¿Otra vez? - POCHE empezó a reírse, y cogió a Adriana en brazos dándole besos por las mejillas y la pequeña reía al sentir a su madre.
CALLE: A mí no me hace gracia. Siempre se me lo haga a mí. -Dije quitándome la camisa rápido, junto con el sujetador. POCHE miraba a Adriana con una sonrisa, dándole besos por la cara. - Sé que la quieres más cuando me vomita o me mea encima. Lo veo, lo sé. -Dije quitándome el pantalón y la ropa interior, metiéndome en la bañera dando mi espalda con la pared de esta. POCHE me dio a la pequeña y la cogí en brazos, pero cuando Adriana notó el agua en los pies hizo un puchero, y negué sumergiéndola en el agua. -No, no llores.
POCHE se sentó delante de mí y le pasé a la pequeña, que dejó de llorar en cuanto notó a su madre. Ella se pegó contra mi pecho, y apoyé la cabeza en el hombro de POCHE.
CALLE: Te amo. -Le susurré al oído, y ella se giró a mirarme.
POCHE: ¿Qué has dicho? -Dijo con los ojos entrecerrados y una sonrisa, y le di un beso en la mejilla.

CALLE: Pues eso, que te amo. ¿Por qué te extraña? -Acaricié el labio de Adriana, que intentó atrapar mi dedo con la mano pero acabó intentando morderme, y dejé que lo hiciese aunque hacia poco con sus encias.
POCHE: Porque nunca me lo dices. -Volvi a mirarla, y la bese con suavidad, bajando los besos hasta sus hombros.
CALLE: Pues lo hago, y mucho. -Respondi en voz baja, y ella llevó la mano hacia atrás para acariciar mi mejilla, y moví la cara para frotarme contra ella.
POCHE volvió a bajar la mano para sujetar a Adriana, a la que puso de pie en la bañera que cubría hasta por encima de sus hombros. Empezó a reír, mirándonos, porque estaba de
pie aunque con ayuda de su madre y mía, que tenía la mano encima de la de ella. Me gustaban esos momentos, y ver cómo relucían los anillos de boda en nuestras manos cada día, y saber que ella no se iba a separar de mi, y que teniamos aquella preciosa niña delante.
Al salir de la ducha, la secamos entre toallas, y ella no paraba de hacer ruidos con la boca y reirse, moviendo las piernas.
CALLE: Mira, es igual que tú. -Dije cogiéndola en brazos, dándole un beso en la cabeza.
POCHE: ¿Y eso por qué? -Dijo POCHE sujetándose la toalla mientras salíamos para la habitación.
CALLE: Porque está todo el día riéndose.