CASUALIDAD DE AMOR

CAPITULO 130

· No tuve que suplicar ni obligarla, porque cerró los ojos y a los cinco minutos, POCHE y GERMAN dormian juntos en la cama. Sus brazos protegian al pequeño que estaba tumbado justo al lado de su pecho, y entonces respiré, después de todo.
Salí de la habitación y allí estaban Julián , MARTHA, mi madre y Fernando. No queria que pensase que iba a ser el abuelo de mi hijo por estar ahi, ni muchísimo menos.
JUAN CARLOS: CALLE, ¿está bien? ¿Está todo bien? -Preguntó Julián acercándose a mí algo preocupado.
MARTHA: ¿Sigue con las contracciones? -Preguntó MARTHA, y negué con una sonrisa.
CALLE: Ya ha nacido. -Mi madre se abalanzó sobre mí para abrazarme, dándome un beso sonoro en la mejilla.
MARTHA: ¿Podemos entrar a verlos? -Preguntó MARTHA algo preocupada, pero yo sólo podía sonreír pasándome las manos por la cara.
CALLE: POCHE está agotada y se ha quedado dormida. Ha sido sin epidural y... -Incluso para mi habia sido duro sólo por verla a ella en aquella situación. -Mañana podréis verla, pero ahora está destrozada.
MAFE: ¿Y GERMAN está bien? -Preguntó mi madre, pasando un brazo por mi cintura para abrazarme.
CALLE: Sí, mamá, GERMAN está bien

NARRA POCHE

Incluso durmiendo, no dejaba de dolerme todo. Ni las costillas, la espalda, y por supuesto de cintura para abajo era un sufrimiento total. Me incomodaba incluso estar tumbada, pero al menos pude descansar. Había caído totalmente fulminada en cuanto tuve a GERMAN en brazos, tampoco necesitaba mucho más.
CALLE: You used to call me on my cellphone, late night whenyou neeeeed my love... ~Apreté los ojos un poco y los froté con los puños un poco confusa. La imagen borrosa de CALLE con el bebé en brazos delante de mí meciéndolo con dulzura. -Ever since I left the cilyyou, got a reputation for yourself now... POCHE: ¿Estás cantándole canciones de Drake? -Pregunté con la voz ronca y apagada, humedeciéndome un poco los labios.
CALLE: Sí, le gustan. Es un pequeño badass. -Ver a CALLE con GERMAN en brazos, dándole
un besito en uno de sus puños apretados
era una de las cosas más adorables que podía ver. -¿Te duele algo más?

POCHE: Los pechos. -CALLE me miró con los ojos entrecerrados, y asentí a lo que estaba pensando. En su cabeza eso se había traducido en que habian vuelto a crecer aún más. Y además estaban duros. -CALLE... CALLE: No he dicho nada. -Negó y si pudiese reírme como lo hacia normalmente, lo habria hecho. -¿Estás mareada?
POCHE: Un poco. -Respondí, incorporándome
un poco en la cama con los brazos algo temblorosos, hasta apoyar la espalda en la cama reclinada.
CALLE: La enfermera me dijo que deberías comer si eso pasaba. -Asenti a lo que la enfermera le había dicho. Llevaba demasiado sin tomar bocado, y probablemente desfalleceria en cualquier momento entre el cansancio, la pérdida de sangre y la falta de comida. -Te han traído algo antes.
POCHE: Ponlo en la mesita esa. -CALLE dejó a GERMAN en aquella pequeña cuna, y me puso la bandeja en la tabla delante de mí. -¿Cómo estás tú?
CALLE: ¿Acabas de dar a luz y me preguntas como estoy yo? -CALLE reia, mientras yo destapaba el plástico que cubría el plato de crema de verduras.
POCHE: Tú también importas, ¿sabes? -CALLE sonrió y agachó la cabeza, pero negó, jugando con sus dedos.
CALLE: No, no importo. Yo sólo estaba aquí viéndote sufrir, POCHE. Los padres sí, porque ya sabes, son sus padres y hacen a su hijo como aquél que dice, pero yo no hice nada. Sólo me senté aquí, te cogí de la mano y tú lo soportaste todo durante nueve meses. No importo. -Me partía el corazón el hecho de que CALLE pensase que no importaba en todo este proceso, porque sí que lo hacía. Acaricié su cuello y aparté el pelo que caia, viendo las marcas de mis uñas clavadas en su piel. CALLE no dijo nada, simplemente miraba al suelo, yo tampoco lo dije. Aquellas marcas eran el reflejo de los últimos nueve meses, en los que yo sufría y CALLE aguantaba las consecuencias.
POCHE: ¿Cómo estás? -Volví a preguntar, y CALLE sonrió mirando al suelo, encogiéndose de hombros.

CALLE: Bien. Tú estás bien, él está bien, yo estoy bien. -Concluyó. -¿Necesitas algo? -Negué con una sonrisa, aunque la atraje hacia mí para darle un beso tierno, seguido de otros dos. -Necesitaba saber que estabas bien. -CALLE tomó mi mano para darme un beso en esta, pero la tranquilidad duró poco. GERMAN empezó a llorar, y CALLE me lo puso en los brazos sin que tuviese que decir nada. Retiré la camisa con cuidado y no hizo falta mucho más para que GERMAN conectase su pequeña y diminuta boca con mi pecho. Con un brazo lo sostenia, y con la mano le acariciaba la mejilla, haciendo que el pequeño sonriese. Apenas abría los ojos, y si lo hacía era muy poco, pero aun así, a mi me parecia perfecto.
POCHE: ¿Has comido algo? -Miré a CALLE de nuevo que estaba sentada a mi lado en el sillón mirando el móvil.
CALLE: No. -Me miró guardándoselo en el bolsillo.
POCHE: Pues ve a comer, vamos. -Ella suspiró levantándose del sillón, dándome un beso en la frente. -Te quiero.
CALLE: Y yo a ti. -Respondió CALLE, inclinándose para coger el puñito cerrado de GERMAN y darle otro a él. -Y a ti también, colega. --------------------------------------------------------------------
NARRA CALLE
Al salir de la habitacién, Julián , MARTHA y VALENTINA se acercaron a mi al verme. Habian ido a su casa toda la noche, y estaban allí a primera hora de la mañana, pero POCHE aún no se había despertado, y lo veia normal, la pobre lo había pasado peor que nunca con aquél parto.
MARTHA: CALLE, ¿cómo está? -Preguntó MARTHA poniéndome las manos a los lados de los brazos.
CALLE: Está bien, está genial.-Asenti con una sonrisa afable.
JUAN CARLOS: ¿Y GERMAN? -Preguntó Julián , asentí de nuevo, porque nada había cambiado en aquella noche.
CALLE: Sigue bien.
VALENTINA: ¿Podemos entrar a verla? -La pregunta de VALENTINA hizo que sonríese.
CALLE: Claro, llamad antes a la puerta.
Entré en el ascensor mirando cómo el número de plantas bajaba hasta llegar al número cero, entonces, las puertas se abrieron. Caminé directa a la cafetería, que estaba casi vacía. Aproveché para acercarme a la barra y que el chico me atendiese.